martes, 19 de abril de 2022

AGUA QUE NO HAS DE BEBER, DÉJALA CORRER.



 

AGUA QUE NO HAS DE BEBER, DÉJALA CORRER.


                          Motonave "Jiguaní", escenario de esta historia.


-¡Miren, muchachos! Yo les recomiendo que se pierdan de aquí con esa botella y no se les ocurra entregársela a nadie. El Bienve y yo fuimos paralizados por aquella expresión que encerraba una velada amenaza. Bienvenido Diaz Mesa era engrasador en aquella época y yo ocupaba la plaza de timonel, ambos estábamos enrolados en la motonave “Jiguaní”, donde nos destacamos por una rebeldía propia de cualquier joven, justificada para unos, inaceptable para otros, casi siempre los más carneros. La última vez que me encontré con el Bienve fue en la esquina de las calles San Ignacio y Obispo, estaba conversando con Wendel Lafita, antiguo colega del mismo barco donde navegara como Sobrecargo, muy buena persona. El Bienve vestía de uniforme y sobre sus hombros descansaban las charreteras de Sobrecargo. Luego no nos volveríamos a encontrar y me enteré por la prensa popular que se había escachado.


El tipo de bata blanca nos dio la espalda y decidimos largarnos espantados de aquel lugar hasta donde no habíamos llegado accidentalmente. Unos cuantos metros nos separaban de la calle Infanta y mientras nos alejábamos de aquella construcción de estilo colonial no pronunciamos palabra alguna. Se trataba del “Instituto Finlay”, lo conocía porque anduve muchas veces por esa área donde años atrás vivieran mi abuela y madrina. Como llevaba el nombre de aquel científico cubano, suponíamos que era el sitio adecuado para analizar el agua contenida en aquella botella y no fue así por la respuesta del tipo con bata blanca, mas inclinado por su actitud a ser un agente represivo encubierto.

 

No puedo ocultar que el deseo de joder al Capitán del barco fue la razón que impulsaran nuestros pasos hacia esa institución, pero fracasamos, corrían tiempos de una rancia efervescencia revolucionaria y cualquier desliz en el hablar o actuar podía condenarte al ostracismo o la oscuridad de cualquier celda. Queríamos joderlo por cada una de las medidas extremistas que nos aplicara durante aquel fatal largo viaje por Asia. Carlos García ocupaba las plazas de Capitán y la del Secretario del PCC. Aquella dualidad permitida en esos tiempos le brindaban la posibilidad de actuar a su antojo, cuando acudías a reclamarle algo de carácter laboral, te la convertía en una causa política o viceversa. No había forma humana de convencerlo y cuando salías de su oficina lo hacías con una guillotina flotando sobre tu cabeza. Nunca se me ha olvidado aquellos días en los que nos pusieran a lavar la superestructura con agua y jabón con una temperatura de dos grados bajo cero en Shanghai. El dolor en las manos era horrible y cada minuto debían bajarnos un cubo con agua caliente para descongelárnoslas, pocos imaginan el dolor que se siente en ese proceso de descongelamiento y el riesgo a caer sobre cubierta por no poder sujetarte adecuadamente con las manos. Ni partido, ni ujotacé, ni cetecé, ni un carajo. Estábamos totalmente desamparados ante los caprichos de aquel cabrón y el chantaje de ser despedidos de la marina tenía una vigencia terrible en esos tiempos.

 

En varias ocasiones he leído opiniones sobre este Capitán donde han expresado su admiración algunos de sus seguidores, yo no pude olvidarlo nunca. La última vez que lo vi fue en el aeropuerto de Mirabel en Montreal, andaba acompañado de unos segurosos del consulado cubano, hacía solo unos meses de mi deserción. Ambos cruzamos unas miradas infestadas de odio, él sabía que yo era un desertor. Aun recuerdo cuando me mandaron a matar en la isla y me enrolaron con Remigio Aras Jinalte en el buque “Otto Parellada” para que cumpliera esa misión del partido, la que no pudo llevar a cabo por socotroco. Resulta que estando en Puerto Padre tuve que viajar a La Habana por un problema familiar y una vez citado en el Departamento de Cuadros, Fidelito me informó que, si no podía salir a viaje con el Otto Parellada, estaba asignado para hacerlo en el “Sierra Maestra” donde el Capitán era Carlos García. O sea, mi suerte estaba decidida, me arrancarían la cabeza de cualquier forma y opté por hacérselos un poco más difícil, elegí al negro bruto y extremista. Fueron variadas las formas de desquitarnos con Carlos García, bautizado entonces como el “Capitán Tareco”, apodo ganado por la cantidad de complejos que vivía. Entre otras, se destacó la cantidad de carteles que le pintábamos en el barco durante las horas nocturnas. Letreros que aparecían casi a diario en los cristales de las portillas del comedor de oficiales, nada pudo contenernos. Es probable que en años posteriores moderara en algo sus relaciones con el personal subalterno, que se destacara técnicamente como buen Capitán e incluso, fuera buen padre de familia. Nada de eso me importa un comino, me estoy refiriendo a su época como Capitán del buque Jiguaní.


Algunos nombres que recuerdo de la tripulación correspondiente al año 1970

Parados y de izquierda a derecha..

1.-Miguel Haidar (en viaje de instrucción)
2.- Felipe Montano (Primer Oficial)
3.- Wendel Lafita. El sobrecargo (el negro)
4.- Obregón, un engrasador (El negro grueso)
5.-Hermes Cruz (en viaje de instrucción)
6.-Otro engrasador (el negro bajito)
7.-Eusebio (era engrasador y luego trabajó en el Dept. de Personal en Navegación Mambisa)
8.-Carlos García (el capitán y único con abrigo claro)
9.-Luís R. del Valle (agregado de cubierta) Ya falleció.
10.-Villabrille. (en viaje de instrucción)
11.-Otro engrasador (mulato a su lado)
12.-Besú (Tercer Oficial).
13.-Rafael Marziota (Timonel, luego se dedicó al partido y dejó de navegar)
14.-Mendez (Segundo Oficial, llegó a Capitán y supervisor de la flota)
15.-Un camarero (el negro que está al lado de Mendez0
16.-Esmildo Rodríguez (marinero de cubierta y con residencia en Miami)

Agachados y de izquierda a derecha...

1.-Sánchez (cuarto maquinista)
2.-Tejeda (cuarto maquinista).
3.-Morejón (Engrasador)
4.-El Ayudante de máquinas.
5.- El tornero.
6.-Gonzalo Marcos Pérez (iba en viaje de instrucción, años más tarde llegó a capitán).
7.-Esteban Casañas (Timonel)


Tuvo que deberse a un error humano el que nos condujera a beber aquella agua contenida en la botella, esos barcos no poseían destiladora y en los viajes largos debía racionarse el agua de consumo. Por suerte, los servicios sanitarios se descargaban con agua de mar y ayudaba a ahorrar ese líquido. En las travesías hasta Japón o China, los mas frecuentes en esa época, ese racionamiento era un poco mas severo que cuando navegabas para Europa e innecesario si ibas a Canada. No recuerdo exactamente quien era el Primer Oficial del buque, viendo una foto donde estábamos parte de la tripulación a la entrada de una exposición en Shanghai, imagino que ese viaje lo fuera Méndez, muy buena persona. Creo que el Segundo Oficial era Felipito Montano y el Tercer Oficial Besú, todos muy buenos en sus relaciones humanas. El asunto es que arribamos a Panamá casi sin agua potable y se decidió abastecer al barco tomando agua del lago Gatún una vez navegando dentro de él.

 

En esos tiempos Cuba no poseía agencias para atender a las naves cubanas y menos aun embajada. Recuerdo que, para pasar el Canal de Panamá, el Capitán debía bajar en una lancha con el dinero cash en un portafolio para pagar el cruce del barco. Imagino que una solución para esas emergencias debió existir y no se acudió a ella. Muy simple, todos los capitanes deseaban llegar a Cuba con un informe de viaje donde se reflejaran todos los ahorros realizados, imagino los ahorros de Carlos García cuando nos compró aquellos abriguitos de mierda vendidos por el bandolero de Nakkada en Tokio. Nos convirtió en un pueblo uniformado y si observan bien la fotografía, el suyo es el único diferente. ¡Dios es grande! No solo eso, también era marino y cubano, estamos vivos de milagro. Con la cantidad de enfermedades tropicales existentes en gran parte del mundo y en especial en nuestro continente, aquella disparatada decisión aprobada por el Capitán del barco no tenía mucha diferencia a un intento de homicidio.

 

Si creen que fue la única ocasión en la que se contaminaran los tanques de agua potable y nos obligaran a consumir ese tipo de aguas no aptas para consumo humano, simplemente se equivocan. En el mismo buque “Jiguaní” y esta vez debido a un incuestionable error humano, se tomó agua del lago Ontario y la tripulación completa sufrió de diarreas. El Capitán de ese viaje era Raúl Hernández Zayas y su Primer Oficial Luis Céspedes Somoza. No existe ninguna duda en cuanto a considerarla un error humano y en este caso cometido por Céspedes Somoza en su calidad de Primer Oficial por una sola razón. Nos mantuvieron atracados a un muelle de espera a la entrada del Sea Way en Montreal durante mas de una hora, tiempo durante el cual la nave debía corregir sus calados para poder navegar hacia Toronto. Todo parece indicar que Céspedes no tuvo en cuenta la variación que sufren los calados cuando se pasa a navegar de agua de mar a un río, debido al cambio de densidad entre una y otra agua, el calado puede variar un 0,2% en ambos sentidos, aumenta cuando entras a un río y disminuye cuando sales al mar. Para lograr ese objetivo fue necesario deslastrar toda el agua de consumo y unas horas después se abasteció al barco con un poco de agua del lago, la suficiente para contaminar al tanque y provocarnos diarreas. Esta vez no se me ocurrió guardar agua en una botella para llevarla a laboratorio alguno. El Capitán y la oficialidad eran bellas personas, tampoco deseaba que me acusaran de contrarrevolucionario en la isla por reclamar mis derechos. En fin, aquel viejo refrán cambiaría su sentido para nosotros a partir de aquellas terribles fechas. “AGUA QUE HAS DE BEBER, NO LA DEJES CORRER”. Todo lo demás es bobería.

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canada.

2022-04-19

 

 

 

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lunes, 11 de abril de 2022

LA MALDICIÓN DEL ST. LOUIS.


 LA MALDICIÓN DEL BUQUE DE PASAJE "ST. LOUIS".


Existe en las páginas de la historia de Cuba una muy negra, creo que se encuentra entre las mas bochornosas y pertenecieron a la época de nuestros bisabuelos y abuelos. Esta vergüenza, compartida con los Estados Unidos y Canada, condenó a muerte doscientos cincuenta y cuatro judíos una vez desatada la II Guerra Mundial. Canada se disculpó hace pocos años por la infamia cometida, no sé si ya lo hizo Estados Unidos y de Cuba no he encontrado nada referente.

 

…El 13 de mayo de 1939, el transatlántico alemán St. Louis zarpó de Hamburgo (Alemania) con destino a La Habana (Cuba). A bordo viajaban 937 pasajeros; casi todos eran refugiados judíos. El gobierno cubano se rehusó a permitir que el barco atracara, y los Estados Unidos y Canadá se negaron a admitir a los pasajeros. Al final de la odisea, se autorizó a los pasajeros del St. Louis para que desembarcaran en países de Europa occidental en lugar de regresar a la Alemania nazi. De los pasajeros del St. Louis, 254 fueron asesinados en el Holocausto… (Enciclopedia del Holocausto)

 

Si se recorre varias páginas de Internet buscando información sobre esa despreciable decisión de nuestros antecesores, se encontrará diferentes tratamientos al tema en cuestión. Varias de esas páginas están infestadas con la ideología de izquierda, pero prefiero sean ustedes los que lean e interpreten lo expuesto en cada una de ellas.

 

En varias de esas páginas visitadas se señala a la corrupción existente durante el gobierno del presidente Fernando Laredo Bru y los negocios de su director general de la oficina de migración de Cuba, Manuel Benítez González, involucrado en la venta de certificados de desembarco. Se le calculo a ese individuo unas ganancias que fluctúan entre los seiscientos mil y el millón de dólares. De acuerdo a esta página con el nombre de “Enciclopedia del Holocausto” -la cual supongo- haya dado un trato serio a esta abominable acción, además del dinero y corrupción, otro factor muy importante influyó o determinó en la negativa de Cuba, Estados Unidos y Canada, haciendo referencia a la gran depresión económica que se vivía en ese tiempo. (Les dejo el link de esas páginas consultadas y fragmentos de lo publicado en ellas)

 

Vale la pena detenerse en lo que fuera publicado en el periódico “Trabajadores”, donde, como era de esperar, ya aparece en escena la figura del “imperialismo yanqui” presionando a las autoridades de turno para que rechazaran a los judíos a bordo de esa nave. Mucha mas grave ha sido la publicación aparecida en la pagina identificada como “CUBAPERIODISTAS”, donde una persona, inscrita en algún registro civil de la isla con el nombre de Jesús G. Bayolo y los rimbombantes títulos de periodista e historiador del ajedrez, toda una autoridad del tema en Cuba. Bueno, este titulado individuo del ajedrez, se arriesga a lanzar una comparación absurda entre lo ocurrido con los pasajeros del St. Luis y aquel crucero ingles recibido en el Mariel en plena pandemia del Covid 19.

 

No menciona en ninguna de sus líneas, el monto en dólares recibido por el gobierno cubano como pago a ese gesto de “Solidaridad Económica”. ¡Vamos! Pueden ser engañados habitantes de la isla, donde el acceso a diferentes páginas de Internet es censurada, selectiva y de imposible consulta desde la isla. Es de suponer que cuando se incursiona en la información sobre el tratamiento recibido el crucero británico, existe una avalancha de páginas afines al régimen que se hicieron eco y resaltaron las bondades “solidarias” de ese régimen. Lo mismo que han hecho con esas caravanas de médicos exportados como esclavos al exterior y de cuyo sudor han lucrado sin misericordia. Hace solo unos días se le retiró la inmunidad a la OPS (Organización Panamericana de la Salud) para que pueda ser juzgada por la complicidad y explotación de los médicos y trabajadores de la salud alquilados como esclavos y vendidos a la opinión internacional como ayuda solidaria, tal como hicieran con el crucero británico.

 

Sencillamente, no se puede ser solidario con el extraño, cuando se deja morir a una parte de su pueblo por falta de medicamentos, oxigeno, ambulancias, alimentos, etc. No se puede ser solidario con un extraño, cuando se hunde a un remolcador cargado de mujeres y niños, cuando la ministra de turismo invita irresponsablemente a los turistas a visitar la isla, sabiendo que el mundo entero estaba cerrando sus fronteras por la pandemia en desarrollo.

 

Algo muy cierto se extrae de esas páginas visitadas en busca de información sobre esa canallada ejecutada en nuestra isla, no existe justificación alguna por la que pueda lavarse o perdonarse esa mancha de nuestra historia. Todos los involucrados en ese despreciable evento merecen arder en el infierno y repudiados en nuestras memorias. Veo con dolor todo lo que está sufriendo ese pueblo cubano y se me parte el alma.

 

Veo a mucha prensa y ONG representantes de los Derechos Humanos defendiendo a criminales salvadoreños que integran las “Maras Salvatruchas”. Se desgastan en ataques al presidente Bukele por las medidas tomadas contra esos asesinos con largo aval criminal en varios países. Mucho se escribe y se habla sobre esos supuestos excesos del presidente salvadoreño por parte de esas ONG. Nada se habla o publica en contra de las excesivas condenas impuestas contra muchachos menores de edad, madres y jóvenes que solo salieron a protestar el 11 de julio pasado. Para el mundo y esos supuestos organismos de Derechos Humanos el pueblo de Cuba no existe. Es como si la isla estuviera pagando una maldición por lo que aquellos bisabuelos y abuelos les hicieran a los judíos que llegaron en el buque de pasaje St. Louis.

 



 

 

ENCICLOPEDIA DEL HOLOCAUSTO

EL VIAJE DEL ST. LOUIS

https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/voyage-of-the-st-louis#:~:text=El%2013%20de%20mayo%20de,a%20admitir%20a%20los%20pasajeros.

 

 


 

WIKIPEDIA

https://es.wikipedia.org/wiki/Saint_Louis_(1929)


El viaje de los refugiados

…El Saint Louis zarpó desde Hamburgo con destino a Cuba el 13 de mayo de 1939, con un total de 937 pasajeros, de los cuales 930 eran refugiados judíos (principalmente alemanes) que escapaban de la persecución nazi buscando asilo en Estados Unidos, Canadá y Cuba.

 

A poca distancia de la costa cubana, el transatlántico recibió un telegrama que informaba de los nuevos problemas con las autoridades cubanas. Así, a su llegada a Cuba, el gobierno de Federico Laredo Bru negó la entrada al territorio cubano a los pasajeros del Saint Louis, ya fuera en calidad de turistas o como refugiados políticos. No obstante ello, el gobierno cubano accedió tras intensas negociaciones permitir la entrada a quienes pagaran una cuota de 500 dólares por visado y pasajero, suma de dinero que la mayoría de los refugiados no tenían. Las demandas del Gobierno de Laredo y la evolución de las negociaciones provocaron un motín, dos intentos de suicidio y docenas de amenazas. Finalmente solamente 29 de los 937 refugiados lograron desembarcar en La Habana…

 

 

PERIODICO TRABAJADORES

http://www.trabajadores.cu/20200318/ss-saint-louis-bajo-presion-yanqui-cuba-le-dio-la-espalda-a-909-refugiados-judios-en-1939/

 

…Esta es la desgarradora historia de los 937 pasajeros del trasatlántico SS Saint Louis, que para escapar de la persecución de los nazis decidieron viajar a La Habana, para luego trasladarse a Estados Unidos, pero al arribar a puerto cubano, por presión del gobierno yanqui les fue denegado desembarcar…

Los inmigrantes judíos desconocían que ocho días antes de zarpar el buque de Hamburgo, el entonces presidente de Cuba Federico Laredo Bru, presionado por los yanquis había denegado los permisos de desembarco mediante un decreto. Ahora para entrar a Cuba era requisito contar con una autorización de la Secretaría de Estado y otra de la Secretaría del Trabajo y pagar un bono de $500 dólares a excepción de los turistas…





 

CUBAPERIODISTAS

https://www.cubaperiodistas.cu/index.php/2021/12/cuba-le-declaro-la-guerra-a-los-nazis-hace-80-anos/

 

Acontecimiento similar pero distinto

 

Todo lo contrario ocurrió en marzo de 2020. El octavo día de ese mes el crucero Braemar, propiedad de la empresa británica Fed Olsen, arribó a Cartagena, donde descendió una ciudadana estadounidense a quien se le diagnosticó una infección por coronavirus. Después de zarpar, se supo de cinco casos de contagio a bordo, por lo cual se le negó la entrada al buque en varios puertos.

 

Luego de más de una semana de navegación imprecisa, Cuba acogió al crucero en el puerto del Mariel, de donde fueron trasladados al aeropuerto unos 680 pasajeros para su retorno al Reino Unido en cuatro aviones británicos.

 

La diferencia entre los sucesos del Saint Louis y el Braemar no está en que arribaron a dos puertos distintos, sino a dos países distintos, o al mismo, con dos gobiernos diferentes.

 

 







Jesús G. Bayolo

Es periodista e historiador del ajedrez, toda una autoridad del tema en Cuba.




Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2022-04-11

 

 

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lunes, 4 de abril de 2022


LO QUE SE PERDIÓ

Una nota necesaria



Recientemente he concluido la exposición -casi diaria- de las fotos pertenecientes a cada uno de los buques que pertenecieron a nuestras flotas. Consumí 295 días de los que cuenta el año y en algunas de esas jornadas, los ofrecí en pequeños grupos por carecer de fotografías. Vale la pena señalar también que, en estas relaciones, no aparecen la totalidad de las naves perdidas en este monumental naufragio, casi todas pertenecientes a flotillas de plataforma y pequeñas empresas. No pudo ser posible incluirlas por no existir un banco de información donde poder investigar, mucho menos fotografías que sirvan de testimonios.

 

Como podrán observar, han sido sacadas a la luz 295 embarcaciones que hasta finales de los años 90 se mantuvieron en total anonimato. Nada de esto se ha realizado con la finalidad de escribir la historia de esas flotas, como se han aventurado a manifestar unos cuantos idiotas. Ese es un trabajo que pertenecerá a los historiadores en un futuro, porque hablando en plata, los actuales son casi en su totalidad marionetas al servicio del régimen. Creo mas bien que esta ardua labor la comencé por enojo, una ira tremenda cuando observé que nos querían omitir en las páginas que pertenecen a la verdadera historia de Cuba. Nosotros fuimos parte de esa historia, porque Cuba es una isla y fuimos los transportistas de todo lo que entraba y salía por sus puertos.

 

Algunos nostálgicos pajaritos que vuelan en el exilio, viejos pitos y matracas del régimen mientras vivieron en la isla, acuden con relativa frecuencia a estúpidos argumentos para desacreditar esta labor. Se destaca entre todas esas felonías, la afirmación de que “ninguna de esas naves existiría hoy día”. Hay que ser soberanamente idiota para no saber que la vida útil de cualquier barco no supera los veinticinco años, aunque han existido excepciones. Indudablemente es imposible considerar esa longevidad, pero no es menos cierto que, todas esas unidades naufragadas por el abandono, mala fe, incompetencia y la pésima explotación dentro de un sistema de economía centralizada, eran capaces de producir riquezas para ir sustituyendo a las viejas naves, algo que no sucedió y las consecuencias son de todos conocidas.

 

Queda entonces este testimonio para las nuevas generaciones de las dimensiones de la destrucción experimentada en Cuba, no solo en sus marinas, orgullo de miles de hombres que pertenecieran a estas flotas, destrucción extendida a todos los campos de la economía cubana. Como siempre he dicho, es una verdadera pena que se pierdan en el camino tantos testimonios útiles con las muertes de sus protagonistas.





 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2022-04-04

 

 

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sábado, 2 de abril de 2022

PESADILLA EN EL BARCO "ALECRÍN"



PESADILLA EN EL BARCO “ALECRÍN”







Escambray



Pesadilla en el barco Alecrín

Miguel Reyes Oliva, integrante de la tripulación cubana que fue secuestrada hace 48 años en las cercanías de Venezuela cuenta la historia. La memoria se traslada en el tiempo, hacia el año 1967, cuando todavía adolescente escuchó hablar a Fidel en un acto en Santa Clara y, tras el llamado


Miguel Reyes Oliva, integrante de la tripulación cubana que fue secuestrada hace 48 años en las cercanías de Venezuela cuenta la historia.


Miguel Reyes Oliva, narra sus vivencias sobre el secuestro. (Foto: Vicente Brito)

La memoria se traslada en el tiempo, hacia el año 1967, cuando todavía adolescente escuchó hablar a Fidel en un acto en Santa Clara y, tras el llamado de incorporar jóvenes a las actividades marítimas del país, quiso probar suerte. Allí mismo se inscribió en una lista, luego vino a su terruño a despedirse de los familiares y en pocas horas regresó a La Habana, al Instituto Nacional de la Pesca, para cumplir su cometido.

 

“¿Qué sabes hacer?”. Le preguntaron a su llegada y sin rodeos contestó: “Soy albañil y chofer”. Al rato ya conducía una pipa de agua para abastecer al campamento donde otros aspirantes esperaban a ser seleccionados para integrar la Flota Marítima, la Cubana de Pesca o la Del Golfo, según correspondiera.

 

Miguel Reyes Oliva, de 67 años, vecino de Trinidad, fue el único espirituano que integró el primer grupo de jóvenes que enviaron a Cienfuegos para completar la tripulación del barco Alecrín, de la Flota Cubana de Pesca, designación que disfrutó sin imaginar la pesadilla que viviría unos días después.

 

Sin experiencia alguna, pero con unos deseos enormes de zarpar, comenzó su viaje rumbo a Cabo Verde junto a otros 37 marineros de distintas provincias del país. “Salimos el 25 de noviembre a las diez de la noche —dice—, pero ya a la altura del Paso de los Vientos, por las cercanías de Venezuela, el barco presentó problemas en su eje de cola, nos quedamos al pairo, la marea comenzó a subir, nos comunicamos por planta con Cuba para que mandaran las herramientas que necesitábamos. Dos días después el barco Merluza nos entregó el encargo, arreglamos la avería y de nuevo salimos a navegar”.

 

Una embarcación se divisa en el agua; son las tres de la madrugada, pero las luces de situación del mástil revelan su presencia, el radar del Alecrín también la capta. Humberto Vargas García, el capitán cubano, le pide al telegrafista que se comunique con el barco, pero de este solo responden que detengan la marcha.

 

El Alecrín continúa su rumbo más cerca del objetivo; se trata de una fragata de guerra con los cañones encima: El Calamar, de procedencia venezolana. La velocidad de sus máquinas aumenta, pasa de lado por la banda del estribor, entra por la popa, se desplaza hacia la proa en una maniobra de reconocimiento del pesquero cubano, luego se aleja, busca, mira y dispara el primer cañonazo que da en el molinete del ancla; el segundo entra por la escotilla del cuarto de refrigeración dejando los compresores de amoniaco al aire libre; fueron más de 12 tiros que por suerte fallaron en su mayoría.

 

Poco después una nueva embarcación llegó a la zona, se trataba de un destructor americano, el Almirante Brión, que comenzó a merodear al Alecrín, pero este se mantenía sin respuestas ante los cañonazos de El Calamar.

 

“Nosotros no paramos máquinas —rememora el pescador—, preferíamos hundirnos antes de parar sin una orden de Cuba, estábamos desarmados porque nuestra misión era solo la de realizar capturas. Cerca de las cinco de la madrugada llegó la comunicación desde La Habana, Fidel pedía que nos detuviéramos, así lo hicimos y esperamos que amaneciera completamente, sin tirar ancla nos quedamos al pairo, El Calamar lanza sus lanchas al agua y comienzan a descender marineros, todos armados, luego abrimos el portalón y colocamos la escala para que subieran a bordo”.

 

La tripulación cubana permanece a la espera, al frente de los ocupantes un oficial de cubierta distribuye su fuerza para que procedan a la detención: el Alecrín es arrastrado por El Calamar hacia el Puerto Carúpano, en Venezuela; ya en tierra firme los pescadores de la isla son sometidos a interrogatorios, trabajos persuasivos para que deserten y dañen la integridad de su país.

 

“Al principio nos negábamos a comer porque queríamos ver a nuestros oficiales, que permanecían detenidos, pero en otra parte del Estado Mayor de la Marina en Sucre. Luego nos sacaban, uno a uno, para hacernos preguntas, nos mostraban grandes sumas de dinero, las llaves de un apartamento y un carro, para que desertáramos. Dos lo hicieron, pero el resto permaneció firme por espacio de un mes que duró aquella pesadilla. Ya habían desaparecido las suculentas comidas del primer día, en cambio solo pan y agua de café recibíamos y nos mantenían en una reducida habitación, con un baño para más de 30 personas”, cuenta Miguel.

 

Una campaña internacional se desató de inmediato en Cuba, actos públicos, declaraciones del Gobierno, gestiones, muchas gestiones, fueron haciéndose cada vez más fuertes para que devolvieran a los pescadores a la isla. El 26 de diciembre, pasadas las tres de la tarde, el comandante Lucio, del Estado Mayor venezolano, informa a los tripulantes del Alecrín que recojan sus pertenencias, que se irían.

 

“No teníamos nada que empacar —comenta Miguel—, porque durante un mes nos mantuvimos con la misma ropa que llevábamos en el momento de la detención, nuestras prendas de vestir se quedaron en el barco y nunca nos las entregaron. Nos trasladaron a nuestra embarcación, que ya estaba supuestamente reparada, pero se quedaron con más de 250 toneladas de atún que teníamos capturadas. Arrancamos máquinas, subimos cabos y salimos al mar en una travesía que demoró varios días por desperfectos técnicos”.

 

De nuevo libres, regresando a Cuba, donde los esperaban familiares, amigos y el pueblo de la capital. Allí los recibieron en el puerto y luego, en un acto público que estremeció al mundo, le dieron la bienvenida.

 

“Ese 31 de diciembre lo pasé con mi gente. Durante 23 años estuve en la Flota Cubana de Pesca, visité infinidad de países, desanduve los mares, pero nunca olvidé que mi bautizo como marinero fue a prueba de fuego, en el barco Alecrín”, reconoce finalmente Miguel.

 

(Agradecemos a Héctor Águila su colaboración para la realización de este trabajo)

 

Xiomara Alsina








Reportera de Escambray por más de dos décadas. Especializada en temas socioeconómicos.


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COMENTARIOS.-

6 comentarios

Lazaro David Najarro Pujol17 septiembre, 2021 at 14:46

Ahora obseve que el testimonio de Miguel Reyes Oliva, fue publciado en noviembre de 2015, por lo que el intrepido marinero del Alecrin tiene ahora 72 anos de edad y yo 67.

 

Responder

Lazaro David Najarro Pujol17 septiembre, 2021 at 14:35

Fui de la primera graduacion de la Escuela de Capacitación Técnica ALECRIN en Santa María del Rosario. como operador de planta frigoríficas. Recuerdo que los marineros del barco Alecrin cuando regresaron a Cuba luegpo del secuestro, fueron recibidos en nuestra escuela.. Todos se sentaron en el comedor. Ese dia se les preparo arroz moro o cristiano y pescado (Sierra frita con una salsa, como plato fuerte. Miguel Reyes Oliva, tiene la misma edad que yo, asi que cuando tripulo el Alecrin no habia cumplido los 17 anos de edad. Yo m grsadue con solo 17 anos de edad en 1971. Que es de la vida de Miguel Reyes?

 

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kuko26 noviembre, 2015 at 13:44

Yo conosco un hombre, ex-pescador del Merluza, el cual les llevo en verdad la carga que habla Miguel, voy a corroborar con el lo que recuerda de estos hechos, lo cierto es que por aquellos dias se corrio la bola dee que Cuba estaba enviando guerrilleros contra Venezuela, segun recuerdo y por eso le calleron al ALECRIN…

 

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Popeye25 noviembre, 2015 at 10:36

Jose Luis, de acuerdo con usted, cierto es posible salir del sur de Cuba, atravesar el estrecho de los vientos en ruta al atlántico norte. Lo que si esta claro es que el estrecho de los vientos no esta ni remotamente cerca de Venezuela.

 

A mi me resulta mas curioso el hecho que habiendo navegado solamente en el mar Caribe y por lo que parece pasando dos días al pairo por roturas mecánicas hubieran podido pescar nada mas y nada menos que 250 toneladas de atún. Eso indica que quizás Miguel Reyes Oliva con el paso del tiempo se ha olvidado de la posición exacta donde ocurrieron los hechos, porque en Noviembre, Diciembre el atún se encuentra al sur del Mar Caribe, justo en el área que cubre las aguas venezolanas y colombianas.

 

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Jose Luis25 noviembre, 2015 at 7:26

El paso de los vientos es un estrecho que separa a la punta de Maisi de Haiti,tiene unos 80 kms de anchura y se licaluza a mas de mil kms de las costas de Venezuela.Solo el Alecrin debio cruzarlo si partio de la costa norte de Cuba,algo que no parece logico si la custa sur esta mucho mas proxima ese pais..Observen el mapa..Disculpen,enseñe Geografia

 

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supernapoleon774 octubre, 2016 at 17:19

El no dice que estaban en el Paso de los Vientos, sino «a la altura del Paso de los Vientos» …es decir, cerca de Venezuela pero en el paralelo que pasa por el Paso de los Vientos…..

 

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Link del artículo publicado en el periódico Escambray

http://www.escambray.cu/2015/pesadilla-en-el-barco-alecrin/