martes, 28 de julio de 2020

LAS MEMORIAS DE UN SARGAZO. PRÓLOGO



LAS MEMORIAS DE UN SARGAZO. PRÓLOGO






LAS MEMORIAS DE UN SARGAZO.


No pude negarme y caigo nuevamente en su trampa, el cariño mutuo supera al del simple amigo, somos hermanos desde hace varios años. ¿Qué podré escribir para decirle el placer sentido en cada incursión suya en la vida del marino? Porque, aunque él no lo crea, toda su vida en el mar es un punto de referencia para cientos de hombres.


La superficie de la Tierra está cubierta en un 72 % de agua. Los océanos y grandes mares constituyen 95 de ese porciento.
Desde la antiquísima de las antigüedades, los mares y océanos constituyeron las fronteras desconocidas a las que se enfrentaban, maravillados y asustados los seres que recién comenzaban su andadura sobre tierra firme.


Moisés ¿tuvo qué separar sus aguas?  Odiseo luchó contra monstruos, deidades hermosas y tentadoras, en un alarde de valor, fantasía y desesperado amor por su patria y su hogar…
Los Vikingos se atrevieron, a golpe de remos y mirando a las estrellas, a desafiar a sus poderos Dioses, a descubrir el desconocido mundo al otro lado de ese mar inmenso y aterrador. Otros, soñando y desafiando dogmas e ignorancias, probaron que la tierra no era cuadrada ni tenía confines.


La epopeya del hombre, a lo largo de la historia, se ha escrito sobre el mar y a través de él. Se ha escrito con la sangre, arrojo y esa extraña condición humana de ser MARINOS.
Estos, excepcionales y muchas veces incomprendidos hombres, vivieron cada uno en su época, sus particulares y desgarradores dramas.
Este libro va de eso. De historias hermosas, de rastreras cobardías, de VALOR, ENTEREZA. Y sobre todo de las vivencias que solo conocen aquellos que han mirado el Océano cara a cara, venciéndolo unas veces, siendo vencidos otras.


Esta vez, su aventura o punto de partida en este libro que hoy nos ofrece, comienza desde su ingreso en la Marina Mercante Cubana en el lejano 1967 cuando aún contaba con solo 17 años. Muchos sueños e ilusiones fueron el equipaje del primer viaje con aquella cuarteada maleta a punto de naufragar. Le resultó imposible renunciar en medio de un bravo océano, se lo prometió cada día navegado hasta la próxima orilla. Aquel viejo mundo que apareció ante sus ojos sirvió para que aquellos sueños se multiplicaran.


En este libro con un título muy especial que, dice muy poco, al menos para el que no lo conozca, es sumamente importante para esos miles de hombres de varias generaciones salpicados por la curiosidad o simplemente por sentirse identificados con sus historias, para ellos, dice y significa mucho. Creo sea uno de los más serios, donde aborda ese mundo donde se desarrolló como hombre, ser humano o como un pez. 


Esteban apura sus notas, sabe haber vencido hace un tiempo el cenit de su vida y no desea desaparecer como un simple Sargazo, como muchos de su época, mudos, ciegos, sordos y carentes de memoria.
Aborda con orden cronológico cada una de las naves donde curtiera su piel con salitre y muchas aventuras. Trata de no olvidar nombres conocidos y otros no tanto, buenos y malos, regulares también. Se refiere a ellos con ese amor del que consideró a una tripulación como la extensión de su familia y con cierto desprecio, por qué, ¿no?, hacia aquellos que ayudaron a destruir una noble y ruda profesión asfixiando a sus hombres.


Esteban Casañas Lostal nunca se ha considerado escritor, poeta, historiador o Capitán, como lo llaman de cariño. Sin embargo, nadie podrá negar su mérito. Tienen que sumar miles las horas dedicadas al rescate de tres flotas borradas de nuestra historia, labor reconocida por muchos marinos como él y atacada por elementos desde la isla, cuyo empeño no ha sido otro que ocultarla a las nuevas generaciones. Trabajo que comenzara a finales de la década del noventa y que hoy rinde sus frutos. 
No es historiador, pero nos deja un legado que, será punto de referencia para esos historiadores que se empeñen en escribirla de verdad.


Siento una gran satisfacción al escribir estas líneas por invitación suya, vendrán dos libros más, según me cuenta. No desea abandonar a ningún amigo vivo o muerto, enemigos también. Se ha tomado muy en serio este rol que le regaló el destino y me alegro mucho. Mi hermano ha sido todo un aventurero y lo refleja en muchos de sus trabajos, solo que esta vez asume la responsabilidad rechazada por muchos hombres, quienes prefirieron vivir y morir como simples Sargazos, almas dispersar por el mundo a la deriva.


Busquen silenciosamente los monstruos y tentaciones de Ulises, la descomunal y primitiva fuerza de los Vikingos, la obstinación y el ansia de conocimientos de los marinos de esos siglos de descubrimientos. Y por qué, ¿no? Miren de nuevo esa extraña y surrealista película “Piratas del Caribe“. Allí podrán reconocer cada uno de los personajes e historias narradas y vividas en primera persona por el Autor de este libro.


No podían, no debían desaparecer.
Quizás la voz de alguno de aquellos marinos, los de ayer y muchos de los de hoy, le hayan gritado al oído: “NO NOS DEJES MORIR. TUS HISTORIAS, TUS AMORÍOS, TUS PENURIAS, TUS AMIGOS, ENEMIGOS Y HASTA TUS LÁGRIMAS SON TAMBIÉN LAS NUESTRAS. “
Gracias, Esteban Casañas Lostal.





Pilar Alberti Mederos
Las Palmas de Gran Canaria,
24 de Junio del 2020



xxxxxxxxxxx

LOS ESTIBADORES Y NOSOTROS



LOS ESTIBADORES Y NOSOTROS




Hablar del mundo marítimo cubano e ignorar esa relación de franca complicidad con nuestros trabajadores portuarios, creo sea un acto de ingratitud muy grande. Cada uno de nosotros debe guardar en sus memorias una que otra historia agradable de ellos, cada gesto de colaboración de aquellos humildes hombres con los que compartíamos diariamente durante nuestras arribadas a puertos nacionales, porque quiero incluirlos a todos.


Braceros, aguadores, tajadores, aparateros, capataces y cuanto hombre participaba en la carga o descarga de nuestras naves, tuvo que dejar gratos recuerdos entre nosotros. Colaboradores como pocos en el mundo, los estibadores cubanos se comportaron siempre como viejos amigos que celebraban con alegría cada reencuentro.


Ellos realizaban uno de los trabajos mas duros comprendido en profesión alguna y en el caso de los nuestros, bajo condiciones extremas. El clima era su peor enemigo, dificultad que, acompañada de una pésima alimentación y escasez de medios de protección, convertía esas labores bien remuneradas en gran parte del mundo en un verdadero castigo.


Fueron muchas las etapas difíciles en las que laboraron nuestros estibadores, creo que todas ellas sin exclusión. ¿Quién no recuerda aquellas miserables meriendas ofrecidas a quienes su trabajo constituía un gasto constante de energías? No era sencillo salir de sus casas sin desayunar y que solo les ofrecieran un pan con mantequilla y un vaso de “benadrilina”, aquel refresco confeccionado con sirope de fresa y azúcar. ¡Oh! Pero un día visitó el puerto el hombre que con su varita mágica lo resolvía todo y apareció el pan con butifarra y yogurt. ¡Claro! Había que estimularlos cuando aquella gran campaña conocida como la “Cadena puerto-transporte-economía interna”. Cadena que se perdía en la misma Avenida del puerto desde el muelle “Sierra Maestra Nr.1” hasta el muelle “La Coubre”, abarrotada durante muchos años de mercancía que luego no sabían a quién pertenecía.


Los estibadores fueron nuestros grandes amigos, gente que desinteresadamente colaboraba con nosotros en tareas ajenas a sus obligaciones. Todos recordamos aquellos momentos complicados que se vivían a bordo con una brigada de guardia incapaz de satisfacer nuestras necesidades, allí estaban ellos para darnos la mano. Nos ayudaban con los víveres, izaje o arriado de puntales, aperturas de escotillas, etc.


No podíamos alimentarlos a todos, pero yo les prohibía a los cocineros botar lo que quedara de nuestras comidas. Hablaba con los capataces y dejaba en sus manos a los amigos con los que deseaba compartir aquel poco de alimentos de gran significación para ellos.


Nuestros estibadores no eran santos tampoco, ellos estaban obligados a robar por las necesidades en esa lucha por la supervivencia a la que nos acostumbraron. Debido a sus ridículos salarios, robaban como lo hacían en la isla a todos los niveles. Cualquier mercancía era útil para vender luego en la bolsa negra y a muchos los sorprendí en plena faena, pero nunca los delaté porque los de arriba robaban mucho más que ellos.


Es una verdadera pena que con los años haya olvidado muchos de sus nombres, rescato de lo profundo del olvido a ese viejo mulato al que le faltaban unos dientes y era cojo. Ya Humberto no debe estar vivo, gran hombre y excelente capataz. Sirva estas cortas líneas como homenaje a esos buenos hombres con los que compartimos faenas en todos los puertos cubanos y como un abrazo a mi amiga Mercedes Godines, esa querida amiga del puerto pesquero que anda por acá.




Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2020-07-28


xxxxxxxxx

lunes, 20 de julio de 2020

UN BARCO NO ES UNA DEMOCRACIA.




UN BARCO NO ES UNA DEMOCRACIA.



ARTURO PÉREZ-REVERTE



PATENTE DE CORSO



Estoy leyendo por incontable vez en mi vida Tifón, que estimo la novela más conradiana de cuantas escribió Joseph Conrad, mientras espero con ansiedad ese momento cumbre, la culminación del relato que llega cuando, poco antes del final y refiriéndose al personaje del capitán Mac Whirr, el autor escribe: El huracán que hace enloquecer las olas, que hace naufragar los barcos y arranca los árboles, que derriba murallas y precipita a los pájaros contra el suelo, ese huracán había encontrado en el camino a este hombre taciturno, y su mayor esfuerzo no consiguió arrancarle más que unas pocas palabras. Estoy leyendo eso y no puedo evitar que se vaya mi cabeza al mar y al novelista que me enseñó a amarlo todavía un poco más. Y pienso en los Mac Whirr que conocí en mi vida, que fueron unos cuantos. Y entre ellos, por supuesto, lo recuerdo a él. Lo mencioné de refilón en La carta esférica, pero nunca hablé de él aquí, me parece. Así que voy a hacerlo hoy.


No era taciturno en absoluto, sino todo lo contrario: expansivo, jovial, arrollador. Una especie de vikingo grande, pecoso, con el pelo casi rojizo, fuerte y vital. No diré su nombre, pues era un individuo complejo y extraordinario, lo mismo cuando estaba al mando de un buque que cuando pisaba tierra. Labró la infelicidad de una esposa y una hija y acabó su vida de modo prematuro tras arrastrar un escándalo social que lo persiguió hasta el final. El cáncer le impidió terminar como una vez le oí decir que deseaba hacerlo: «Navegando por un mar gris, bajo un cielo gris, fumando una pipa gris».


Era uno de los mejores amigos de mi padre. Habían navegado juntos en petroleros a Oriente Medio y al Golfo Pérsico. Mi padre era todo lo contrario: serio, silencioso, prudente. Hacían una extraña pareja cuando estaban juntos, el marino arrollador en tierra y el técnico educado, elegante y frío que jugaba al ajedrez. Sé que el carácter expansivo y bronco de ese amigo desagradaba a mi padre; pero aquel hombre había salvado de ahogarse a una de sus hijas, mi hermana Marili, un día que la arrastró el mar, y el agradecimiento y la lealtad que por eso le profesaba no tenían límites. Estaba en casa leyendo y de pronto se abría la puerta con estrépito: «Ah del barco, Cala, acabo de desembarcar, hazme una ensalada con mucho verde, que llevo un mes comiendo congelados». Y a mi padre: «Luego, Pepín, nos vamos a tomar café a Benidorm». Y mi padre cerraba el libro, resignado, y después de que mi madre hiciera la ensalada, cogía el coche y hacía ciento cincuenta kilómetros para tomar café donde hiciera falta. Eran los años 60, y en esa época le oí decir al capitán una frase que retuve toda mi vida, porque es una de las mayores verdades que escuché jamás. Algo que hoy suena mal en tierra, pero que todo marino comprende y comparte: «Un barco no es una democracia».


Esa frase resumía bien muchas cosas y lo resumía a él. Era de la vieja escuela; de los que, como mi tío Antonio y otros capitanes amigos de mi padre, hicieron el aprendizaje náutico trepando a los palos de barcos de vela. Y era, sobre todo, un magnífico marino. En tierra firme podía llegar a ser insoportable, pero en el puente de un barco sabía enfrentarse, como pocos, a los diablos cuando bailan sobre las olas. Ejercía el mando de sus buques con ese concepto hoy arcaico del poder absoluto a bordo, comprensible cuando no existían los teléfonos móviles y un capitán era responsable de las vidas, el barco y la carga. E hizo cosas espléndidas: en una ocasión salvó su petrolero sin ayuda de nadie, ahorrando remolcadores a la empresa, tras un abordaje entre la niebla del canal de La Mancha. En otra, logró entrar en un puerto ruso con una impecable maniobra entre un espantoso temporal de nieve, con el hielo reventando las válvulas y la tripulación de un crucero soviético aplaudiendo en la borda al amarrar junto a ellos.


Siempre imaginé al capitán Bligh de El motín de la Bounty con su voz y su aspecto. Era un marino de los pies a la cabeza, para lo bueno y lo malo: tozudo, autoritario y eficaz. Un capitán de aquella vieja escuela que los nuevos tiempos condenaban sin remedio. «A bordo –afirmaba–, un capitán es el amo después de Dios; y a veces, cuando Dios queda demasiado lejos, simplemente el amo». Pero su frase más famosa no se la dijo a mi padre, sino al tribunal de capitanes de marina que lo juzgó por arrojar del puente a cubierta, por una escala, a un tripulante que le había discutido una orden en pleno temporal, rompiéndole al pobre hombre una pierna: «Pues que no se queje, porque ha tenido suerte. Hace un siglo lo habría colgado del palo mayor». Lo absolvieron. Eran sus iguales y eran otros tiempos, como digo. Otros capitanes y otros mares.




Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canada-
2020-07-20



xxxxxxxxxxx

sábado, 18 de julio de 2020

DISPONIBLE EL LIBRO "LAS MEMORIAS DE UN SARGAZO"


DISPONIBLE EL LIBRO "LAS MEMORIAS DE UN SARGAZO"





Hola amigos.-

Ya se encuentra disponible mi sexto libro titulado “Las Memorias de un Sargazo. Pueden adquirirlo por medio de “Amazon”, la editorial “Palibrio” o a través del sitio de “Barnes&Noble”. Todos ellos los envían a cualquier parte del mundo. Para los que viven en la isla y ante la imposibilidad de adquirirlo, si me contactan en privado por el Messenger se los puedo enviar en forma de file.


SINOPSIS.-

Esteban Casañas Lostal, ciudadano canadiense de origen cubano, nació en La Habana el 6 de septiembre de 1949. Ingresa en la marina mercante cubana en 1967 a la temprana edad de 17 años donde se desempeña como timonel, pañolero y luego como oficial. Durante sus 24 años como marino visitó 49 países, dio cuatro viajes de circunnavegación y se desempeñó como profesor de Navegacion en la Academia Naval del Mariel.

Nos toma de la mano y remolca como una de sus naves para mostrarnos su apasionante mundo. Es quizás uno de los pocos que se han atrevido a narrar en primera persona los secretos y misterios de esa fascinante marina mercante cubana desconocida por muchos. Peligros, galernas, viajes a países en guerra, momentos de miedos ante un inminente naufragio, hambre, frio, calor, contrabando, delación, incompetencia, alcohol y amores fortuitos, son parte de su escenario. 

Desde finales de los 90 se dedica al rescate de una flota sepultada en el olvido intencionalmente, como si nunca hubiera existido. Acude a cada rincón de su memoria para devolverle vida a decenas de fantasmas que tripularon sus naves, es su humilde homenaje. Usted embarcará junto a él en cada una de sus naves y se verá invadido por los sentimientos compartidos del autor, un profundo cariño por aquellos que fueron sus familiares y desprecio por cada uno de los que destruyeron muchos sueños. Esteban logra atrapar una parte de su vida en este libro y renuncia a morir como un simple Sargazo carente de memoria.






Editorial Palibrio.

Title: Las memorias de un sargazo

Project ID: 816468

Author Name: Esteban Casañas Lostal

Pen Name: Esteban Casañas Lostal

Genre: BIO000000

Author: Casañas Lostal

ISBN/SKU       Format   Price       Status

9781506533230    E-Book   $3.99      Ready for Printer

9781506533247    5.5x8.5 Perfect Bound Softcover       $19.99    Title Live

9781506533254    5.5x8.5 Dust Jacket Hardcover  $29.99    Title Live






AMAZON




xxxxxxxxxxx