LO
QUE SE PERDIÓ
Una
nota necesaria
Recientemente he concluido la exposición -casi diaria-
de las fotos pertenecientes a cada uno de los buques que pertenecieron a
nuestras flotas. Consumí 295 días de los que cuenta el año y en algunas de esas
jornadas, los ofrecí en pequeños grupos por carecer de fotografías. Vale la
pena señalar también que, en estas relaciones, no aparecen la totalidad de las
naves perdidas en este monumental naufragio, casi todas pertenecientes a
flotillas de plataforma y pequeñas empresas. No pudo ser posible incluirlas por
no existir un banco de información donde poder investigar, mucho menos fotografías
que sirvan de testimonios.
Como podrán observar, han sido sacadas a la luz 295
embarcaciones que hasta finales de los años 90 se mantuvieron en total
anonimato. Nada de esto se ha realizado con la finalidad de escribir la
historia de esas flotas, como se han aventurado a manifestar unos cuantos
idiotas. Ese es un trabajo que pertenecerá a los historiadores en un futuro,
porque hablando en plata, los actuales son casi en su totalidad marionetas al
servicio del régimen. Creo mas bien que esta ardua labor la comencé por enojo,
una ira tremenda cuando observé que nos querían omitir en las páginas que
pertenecen a la verdadera historia de Cuba. Nosotros fuimos parte de esa
historia, porque Cuba es una isla y fuimos los transportistas de todo lo que
entraba y salía por sus puertos.
Algunos nostálgicos pajaritos que vuelan en el
exilio, viejos pitos y matracas del régimen mientras vivieron en la isla, acuden
con relativa frecuencia a estúpidos argumentos para desacreditar esta labor. Se
destaca entre todas esas felonías, la afirmación de que “ninguna de esas naves
existiría hoy día”. Hay que ser soberanamente idiota para no saber que la vida útil
de cualquier barco no supera los veinticinco años, aunque han existido
excepciones. Indudablemente es imposible considerar esa longevidad, pero no es
menos cierto que, todas esas unidades naufragadas por el abandono, mala fe,
incompetencia y la pésima explotación dentro de un sistema de economía centralizada,
eran capaces de producir riquezas para ir sustituyendo a las viejas naves, algo
que no sucedió y las consecuencias son de todos conocidas.
Queda entonces este testimonio para las nuevas
generaciones de las dimensiones de la destrucción experimentada en Cuba, no
solo en sus marinas, orgullo de miles de hombres que pertenecieran a estas
flotas, destrucción extendida a todos los campos de la economía cubana. Como
siempre he dicho, es una verdadera pena que se pierdan en el camino tantos
testimonios útiles con las muertes de sus protagonistas.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2022-04-04
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