miércoles, 24 de abril de 2024

LA CADENA DEL ANCLA. Singladura Nr.23



 

LA CADENA DEL ANCLA.

Singladura Nr.23





Desde chiquitín me enamoré de un ancla, herrumbrosa, esbelta, su brazo al lado de la cadera, imponente en toda su majestuosidad, lunares de ostras en sus caderas, piernas que atrapan y sujetan desde la más leve de las arenas hasta la más feroz y coralina roca...

 

A su lado yo me cantaba mis propias e improvisadas canciones, la tocaba con el pie, delicadamente para no ofenderla y con la carita le acariciaba la cruz mientras pasaba con cariño mi cabellera. El aire venía del mar con melodías de sirenas atraídas por el verdor la costa y orientadas por aquellos grandes veleros que nos traían el arroz, las sedas y las losas de China, las maderas de tea de Birmania y las románticas cadenas de colgar sus anclas debajo de sus blancas velas. El mundo recalaba en esas horas sobres las playas de mis propios sueños. Tierras lejanas, velos de seda, ojos que tratan de verte a hurtadillas, risitas ingenuas de tiernas doncellitas muy nuevas aún para decir que aman y mis ojos que llevan en su búsqueda de los horizontes mi espíritu que nació ya sabiendo viajar. Tal vez he vivido antes. No sé, sabios dicen esas cosas, yo muy poco sé.

 

Una ola de pronto me arranca de allí, flotando no sé en qué barca navegó hacia el porvenir, hoy tengo sueño. Ellas me cuidan, dicen que me aman. No sé, aún soy muy niño, aún hoy no entiendo, no sé.

 

Pero todo lo que flota navega, todo lo que navega llega a puerto un día y en cada puerto le espera un amor, un nuevo amor. Uno de esos casos que las gentes sin arte en sus venas se atreven a llamar amor. Mañana parte mi nave, mañana levo el ancla. Tal vez al levantar mi ancla desgarre tu corazón, tal vez tengas la buena fortuna de poder alegrarte de mi ausencia, no sé, sé muy poca de esas cosas de amor. Solo sé que te sentí muy cerca, muy cerca de mí... Levo el ancla, recuerdo mi ancla y pienso en mi ancla...

 

¿Pero qué haces tú aquí? Ya estoy lejano en el mar, andamos a toda vela y en el último puerto te dejé, sí, te dejé. Allí, allí al pie de mi ancla, la que de oro y brillantes a tu cuerpo le colgué...

 

Ya, ¿es el determinante adiós porque mi nave ha partido, o es acaso el principio de un romance? ¡Qué poco del amor yo entiendo, soy un ancla!

 

Un ancla es como sus eslabones, todos iguales, cada uno semiovalado, cada otro es igual... más, no todo es igual. Siempre hay un más, la cubierta lo muestra, uno al grillete se agarra para sostener el ancla. Y con ella baja y se besa para asegurar los fondos. Otras solo flotan remolonamente por las mitades, algunas ríen con las olas de la superficie y unas hay que nunca allí bajan. Eslabones somos, encadenados estamos, el ancla con nuestros espíritus sujetamos atada una parte al fondo de nuestros corazones, clavadas sus palas como garfios de acero o como miel que se nos derrite entre los dedos de la pasión. Fuertes unas veces, delicadas avecillas y espuma unidos somos.

 

Únense los eslabones allá escondidos debajo de las olas y a la vista de todos, pero ocultos como al relampaguear de los reflejos de la luz del sol en las hondonadas y los retozos del agua

que apenas nos ocultan. Hay amor.

 

Allá por las praderas corren las ardillas juguetonas, entre los corales se ocultan mientras lucen sus colores una miríada de sirenitas, rubias, ostras y placeres. La brisa seductora nos roba el sufrimiento y deposita nuestras penas ante el altar de las noches. Otras velas más blancas, tal vez tiene ese nuevo velero... ¡Oh, más viejo y duradero aquél es! ¿Es más fuerte la conservación de ese viejo eslabón herrumbroso que el partir a otras rutas de aventuradas conquistas?... Anclas por los rincones de los puertos y debajo de los arrecifes hay muchas más aun, pero mi ancla es perfecta, mis eslabones de acero, mis noches de luna llena y las gardenias perfumadas por ti son.

 

Hoy regresé a mi puerto, a mi niñez y a mis viejas anclas, a mi ancla preferida, al arrullo de tu voz. No sé por qué puerto andaba, no sé hacia que puerto voy. No, no lo sé Yo solo sé que te amo. Que anclado a tu puerto estoy.

 

 

Gilberto Rodriguez.

Miami-Fla..USA

2010-04-16

 

 

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