lunes, 25 de marzo de 2024

AMANECE Y LLUEVE. Singladura Nr.16



 

AMANECE Y LLUEVE.

 

Singladura Nr.16




 

Mis rosas estaban asustadas, no tenían abrigos de lana. Unas largas espigas de color violeta crecieron sin el mayor esfuerzo durante estos días de preocupación para los calenturientos. En la casa un frío húmedo y en la pantalla España, Canada, mis nietas en Kentucky tienen altas colecciones de nieves. Skipper y yo hablamos de los Polos diversos... De Bilbao, una maravillosa criollita que nació pocas semanas antes de la debacle en Sagua. Me envía asombrada un video con varios de los témpanos de hielo con rayas y colores del sur y un hermano me provoca dolor al enviarles cartas a sus amadas hijas.

 

¿Qué importan los dolores de mis huesos?, el mundo vibra. Mi esposa no puede sacar su perrita a caminar, está obscuro y llueve haraganamente un poquito. El sol duerme por algún punto del Atlántico, la luz del poste de la esquina remolonea, espera al borracho que se le recueste... no sabe la infeliz que por estos contornos no hay ni un solo bar de marineros tristes.

 

Dentro de unos minutos la casa es un tumultuoso correcorre de nietos e hijos preparándose para ir a sus respectivas escuelas. Desayunos que se preparan, carteras, libros, maletas, coches, miro al reloj con su gigantesco péndulo achinado. ¡Gong, gong, gong!... Interminable, melódico, amigo.

 

¡Cuántos amaneceres!

 

Las esperanzas de unos, memorias de otros y la tensión de todos. Este es un país de tensiones. ¡Mentira es que hay libertad aquí! Somos todos unos simples prisioneros de cristal, tal vez de silicón... Prisa, preocupaciones, ansiedades, relojes por millares que no nos ríen, sino que nos impelen como catapultas. Páginas que pasan ante nuestros adoloridos y semi cerrados ojos en caravana sin audiencia; "To Do Today", Agenda, Garage, training, chequera...

 

-¡Péinate, muchacho, tienes ese pelo que pareces un...!

 

-Mamá, pero se me perdió el peine, no sé, tal vez lo dejé en...

 

-Descuidado, y yo no sé dónde está el mío tampoco... ¡Bueno, dale así mismo! Vamos, vamos, que nos coge tarde...

 

-No se dice, coge, mamá… Dice Juanita que en su país eso es una mala palabra...

 

-Bueno, yo no estoy en el país de Juanita... Anda, vamos. Y el sol sigue contoneándose con alguna sirena por allá por el medio del mar. Se le olvidó su itinerario.

 

-¡Uff! Yo detesto a las gentes que no son puntuales. Hay que producir y la electricidad está muy cara... Yo no sé qué hacen los políticos estos que no le paran la mano a...

 

-¡Vamos, muchachos! ¡Bye, honey! ¡Bye, Mom! ¡Kiss! ¡Muahh!

 

El teclado me duele, el hombro también me duele... ¡Bah! Es un nuevo día… Amanece un nuevo día. Y allí a la distancia, estás tú. ¿Cómo eres? No importa, ahorita apareces por encima de los árboles del barrio. Luz… Luz. Se apartan las sombras...

 

Quiero tenerte en mis brazos, pero te me escapas riendo. No conozco tu misterio. Eres luz, calor, amistad, vida. Y te pasas por mi calle sonriente y zalamera la mirada. Tentadora boca que besa sin tocar, luz de la aurora. Poema aún por escribir… Amanecer… Y la lluvia continúa indolente. ¿Por qué mi prisa? ¿Quién me espera?

 

Sentado a la orilla del camino contemplo la caravana de los sueños que pasan, pasan, pasan y no cesan de pasar... van, parece, al encuentro de la señora realidad que serena espera sin mirar.

 

¡Ábreme tus brazos, mira en mis cansados ojos! ¡Oh, no, mejor no me miras! Sal y alumbra a los cisnes que nadan allí en la quebrada y deja que yo los mire desde mi balcón chirriante de maderos desgastados. Está emblanquecido por los avatares del tiempo, por las quemaduras de tus rayos, amigo, pero me sostiene, es mi amigo, es el puente aéreo de mis contemplaciones frívolas e ideas infantiles de tiempos idos ya, que se niegan al entrar en el templo de los olvidados y nadan junto a los cisnes en la superficie de esas aguas apresadas... que nada en mi entorno es libre... o tal vez solo tú. Sol que no acabas de aparecer.

 

Sigue la lluvia y más luces aparecen por el camino sin que sean de luciérnagas ni del centellear de las aguas del mar. Son las almas esclavas de su propia creación que arrancan sus motores alejándose de sus almas para servir al metal tronchante de vidas a granel… Cierro los ojos un momento… No, no es que vuelvo a dormir, solo cierro la puerta de mi vida a la realidad que vibra y exalta los cuerpos, pero no alivia las penas ni inspira el cerebro… Solo vibra…Vibra como los motores de los coches que arrancan camino de las maquinarias que ahora retronarán sin rumbo, pero enlatados...

 

Amanece y la perrita quiere salir. ¿Qué le importa a una perrita la lluvia? Los perros no estudian medicina, no saben de neumonías... ellos tienen sus horas marcadas. Nosotros los humanos, no… Nosotros flotamos, el reloj es la ola que se encarga de empujarnos hacia las espinas del cactus en la playa.

 

Amanece y no sale el sol. No, no es mi día final, es la lluvia copiosa que viene alegrando mi rosal. La mata de jazmín rompe a florecer hoy. Lo sé, ayer le di un beso, estaba fría.





Gilberto Rodríguez.

Miami-Fla..USA

2010-02-16

 

 

 

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