Singladura Nr.38
Los hombres viven y muchos matan, se escriben
historias, se mueve la tierra, se crean fantasías. Todo el camino que andamos
está poblado de hombres buscando mujeres... y eso los lleva a pensar y creer
que aman. Y se inventan las más bellas fantasías y se cantan loas a la vida y
se elevan columnas de humo de los millares de fuegos que se prenden dentro y
encima de las almas. Aman a las rocas, las aves, los peces, y las corrientes. Y
aman hasta los remaches que unen las planchas del fondo de las naves. Se
apretujan, se abrazan, se unen y de esos amores procrean las hembras. De ahí también
se va por un tortuoso camino a la procreación para que nunca mueran las razas.
No porque nadie quiera, que si doliera "hacer el amor", como duele el
parto o la artritis nadie tendría vástagos ni retoños, la vida se detendría.
Eso que llamamos amor hace de nosotros unos reclamantes de la carne, pese al
costo algunas veces.
Por su propia naturaleza el macho de las especies
procura la hembra, no siempre se enamora, es una bestia con instintos de
posesión y deseos pasajeros. Puede pasar por al fango, se lava los tobillos y
sigue el camino, muchas hembras son así también. El hombre oye, ve o se inspira
y las desea. Métodos mil inventa para conquistar su posesión y muchos hay que
nunca lograron acostar una en su lecho. A otros tocan más, muchos van por el
camino derrochando oro y piedras preciosas, pinturas y luces colorinezcas para
deslumbrarlas y llevarlas a su cama, y eso es natural. También es natural que
una vez saciado el deseo momentáneo, un día, un mes, un siglo, los caballos se
marchan a los campos. Y a pastar otra vez.
De todo hay, dicen, "en la viña del Señor."
El hombre inventa para dominar, la mujer inventa para poseer; ella necesita
raíces y llega a pensar que necesita protección porque el hombre le dijo que
ella era débil y eso lo creyó para no contrariarlo. Ellas nos hacen dioses, y
por ser dioses las esclavizamos, abusamos y usamos sin piedad, ni compasión,
que de eso también hay mucho. Yo no sé nada de amor.
Yo solo sé que alguna vez pasé por estos senderos del
valle de la vida. Unas calmaron mi sed, otras me dijeron una palabra o secaron
mi frente al verme en silencio pasar por el callejón de sus existencias con al
alma herida y el corazón sangrando. A la que me ofreció sus caricias le devolví
lo poco que pude de mí, y como siempre, quedé en deuda porque siempre me dieron
más de lo yo supe dar. Cargo en las alforjas de mis recuerdos, los más puros
sentimientos para cada una. Nunca me he peleado con una mujer. Donde amor me
dieron, amor conservo.
Sigo amando a las que me dieron el fruto de sus
vientres, a la que sacrificó su familia entera y fortuna por amarme, a la que
me dio unos minutos de su cuerpo y a la que me enseñó los primeros besos en una
cama. Las amo, sí, y sé que es amor lo que siento, porque ya dejaron de
existir, o de estar presentes en algún horizonte de mis distancias, o ser algo
que yo pueda tocar. Así las amo. Y algún encuentro después de muchos años me ha
dicho, aún te quiero. Pobre de mí, pobres de ellas.
¿Qué soy? Nada, menos que nada. En esas palabras hubo
dolor. Yo lo causé, soy culpable por eso.
Muchas espinas hay en los cactos de mi camino, quien
a mí se acerca sufre. Yo soy eso, un globo de esos que los niños elevan llenito
de aire por placer y que acaban en el suelo pisoteados por esos mismos niños,
porque las espinas les lastimaron sus carnes. Y me enamoro a menudo, no sabría
vivir sin un nuevo amor a cada vuelta de la esquina... pero también viví
enamorado de las auroras boreales... pura ilusión. Mañana has niebla. Y cuando
las naves atraviesan las nieblas tiene que ir sonando campanas y cornetas para
aturdir al que enfrentan porque al no verse con pura luz, pueden daños causar.
Yo he navegado en muchos mares. Pero en el mar también hay erizos que tienen
muchas y muy crueles espinas. ¿Acaso lastimo a una mujer al advertirle que los
arrecifes de la entrada del puerto, y del puerto mismo, hacia donde dirige su
nave, son peligrosos? No lo sé. En el amor, cuando se da puro, hay muchas cosas
que hieren más que en la realidad fantaseada. Yo he navegado por muchos
océanos.
¿Me gustan las mujeres? ¡Mucho!
¿Las he amado y amo? ¡Si!
Pero no estoy escribiendo estas notas absurdas para
dármelas de don Juan. ¡Dios me salve!, no, escribo para decir una sola cosa.
"No te enamores de mí"
Solo mirar hacia el frente nos muestra como los
hombres buscan, persiguen, prometen, piden, ruegan, y usan de todos los
artilugios y subterfugios a que puedan para ganar acceso, para
"conquistar" la hembra, para llevarla al colchón, para pasar un
momento. Yo no soy santo. No soy diferente, pero me duele lastimar. Y yo soy un
ave en eterno vuelo. Mis intereses, mis ideales, mis experiencias, mi búsqueda,
mi oriente me llevan en pos de un destino. Muchos aun sin darse cuentan desean
lo mismo que yo. Lo mío es sublime obsesión. Todo lo demás es pasajero.
Pregunté a una mujer, -¿Por qué ahora conmigo?
-Porque hoy por hoy eres el más perseguido, por eso.
-Estar en este instante junto a mi puede costarte la
vida.
-Mi vida es tuya.
¿Qué derechos tenía yo?
Yo soy más de una persona. En mí reside el guerrero.
Frío, fuerte, duro, avanza y mata. Y junto a este guerrero viaja un pequeño
diablito que piensa en verso, canta en los valles y analiza la vida para
hacerla mejor con su propia filosofía, aunque acepta todas de los demás. ¿Qué
soy? Aún no lo sé.
Solo sé que todas las que le han amado han sufrido.
Pero siempre vinieron a mí, yo nunca llamé, yo nunca
llamo. Yo nunca llamo porque el destino me ha enseñado que todo lo que toco con
mis dedos se rompe, todas las que me han amado han sufrido por ello... y me
duele causar dolor a quien amo.
Tal vez en algún rincón de mis otras encarnaciones yo
fui un ángel de fuegos, de infiernos, de crueldades y me enviaron a la tierra a
purgar mis pecados. No sé, solo sé que estoy pagando y me duele que otros
paguen por mí.
Gilberto Rodríguez
Miami-Fla..USA
2010-04-29
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Yo que lo conocí muy bien, se lo que su gran Alma sentía, fue un gran hombre y dejo su legado literario y también esa parte del alma que muchos no pueden ver, era un gran visionario, donde quiera que este, brillara pues su ser siempre alumbraba, tenia su luz propia. Gracias Esteban yo trato de seguir tus escritos, mi querido marinero.
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