Y DECIDÍ MARCHARME
El Hokkay era un RoRo ( Roll On Roll Off)-primero en
su tipo-adquirido para la flota cubana. Sueño de pobre con plata que alimento
un ego muy particular. El Capitán Hugo Vivar. –Viceministro de Transporte-
patrocino la aventura y llevo a buen término las negociaciones de compra. El
buque tenía un estado técnico deplorable pero ese detalle era un tema menor
El totalitarismo es interesante y digno de estudiar.
Cuando se hace gobierno e implanta su estilo, en algún momento (más bien en todo
momento) el gran líder, otro líder o cualquier inútil pare una idea genial.
Generalmente tiene un trasfondo netamente político que puede promocionarlo,
demostrar su sabiduría o alimentar su apetito de poder. Eso si, los problemas
de fondo continúan a la espera de ser atendidos convenientemente.
Cuando todos se dieron cuenta que la iniciativa era
un fiasco de marca mayor al Capitán H.V. lo enviaron a ventilarse en las
extensas rutas marítimas que surcaban los buques de Navegación Mambisa.
El Hokkay fondeo en la Bahía de la Habana y
agónicamente realizo unos cuantos viajecitos para tranquilidad de todos los que
autorizaron la compra. La honrilla pudo ser salvada.
La plata era del pueblo y este actor social tan
homogéneo y difícil de particularizar nunca protesta por la confianza que
deposita en sus líderes. Estos pueden equivocarse y matarlo de hambre, pero
esta aceptado implícitamente que sus intenciones son buenas.
Para alegría de la tripulación, recibieron algunas
mejoras que otros no percibían pese a soltar la piel trabajando: varias
gaseosas semanales, mejor comida y alguna botellita de ron de cuando en vez,
alimento su entusiasmo y dedicación al trabajo.
Estos beneficios (¿?) otorgados de manera
voluntarista y subjetiva, sin contrapartida productiva o por conquistas
sociales, lejos de beneficiar, favorecen el surgimiento de cofradías
interesadas en copar los supuestos privilegios. Establecen códigos y relaciones
que nada tienen que ver con un buen ambiente laboral. ¿Recuerdan la cita? : “En
el socialismo de cada cual según su capacidad a cada cual según su trabajo”. ¿O
acaso se utilizan los fundamentos ideológicos de la doctrina solo cuando son
útiles para maniobrar?
Mis vacaciones habían terminado y me enviaron al
buque en el mes de agosto de 1993 como Primer Oficial. Conocía de antaño al
Capitán Santana. Tenia la mano pesada y bajo su comando no se podía estar
jodiendo. Este llevaba mucho tiempo a bordo y solicito su relevo.
La estadía en el puerto seria prolongada lo que
convirtió la plaza en un lugar muy deseado. La lotería la gano el Capitán
Sardiñas (el gordo) que para la época trabajaba como inspector de Seguridad
Para la Navegación. Buen tipo, simpático y cuentista pero sin la potencia de su
antecesor. No gustaba de conflictos, flojito y muy comilón. No tenia la madera
necesaria para enfrentar una tripulación que al menor atisbo de debilidad
actuaría en consecuencia.
Quisimos mantener el nivel técnico alcanzado por la
anterior administración y de ser posible mejorarlo. Un detalle empaño nuestro
deseo, había que trabajar, cumplir un horario, no estar zafando el cuerpo con
reuniones, o que el secre de turno tuviese la ultima palabra a bordo. El que no
cumplía con su deber era desenrolado. El represente del partido se sintió
atacado al ver menguar sus atribuciones. Sus muchachos cerraron filas. Afilaron
las armas para el combate y el ruido de tambores lejanos solo traía el llamado
a la guerra.
Con Santana otra hubiese sido la historia. “Sardi”
siempre flojito y timorato se abrió de patas. La contradicción rompió por el
oficial a cargo de mandar a trabajar e imponer disciplina.
Mi buena estrella hizo un regalo inesperado. De
tantas visitas a bordo explicando como trabajaba ese tipo de buque, conocí a
una hija de la lejana provincia de Guantánamo. La chica portaba las cualidades
más dulces de su hospitalaria tierra y en adelante mis noches de guardia fueron
bendecidas con su hermosa compañía. Error fatal.
El secre tuvo su oportunidad. Cometí un acto
imperdonable para la rígida moral marino-partidista. ¡El Primer Oficial tenia
relaciones extramatrimoniales!
Amigos míos, en Cuba hablar de infidelidad nunca ha
sido tema de alta política. Nuestros eximios líderes atesoran una cantidad
interesante de amantes mantenidas con los recursos del pueblo. Sin embargo, cuando
conviene cualquier cosilla puede ser utilizada. El derecho a cagar al prójimo
es tan viejo como nuestra especie ¿De que sorprendernos entonces?
Así las cosas, a mis espaldas se cocino con el Comité
del Partido una reunión donde se discutiría acerca de la dañada moral del
primer oficial. Allí no cumplieron con los procedimientos, ni con los
estatutos, ni con lo que un hombre normal hubiese hecho de tenerle bronca a
otro. La antigua herida de mi época de político quizás les aconsejo tomar
revancha por la afrenta no olvidada.
De improviso me vi en el medio de una reunión sin
saber que se trataría. Completamente desinformado. Mis “compañeros militantes”
me tomaron del cuello y comenzaron a despedazarme. Todos con cara de orto y el
consentimiento seguro del Capitán que no podía ignorar la actividad que
realizarían a bordo de su buque. Los representantes del Comité del partido
comenzaron la letanía acompañada con golpes de pecho y latigazos en sus
espaldas (¿medios maricones?).
La experiencia de tantos años hablando la misma
mierda u otra parecida, me aconsejo escuchar tranquilo ya aburrido de la rutina
estupida de nuestras vidas.
Algunos me criticaron. Otros prefirieron callar y
observar entusiasmados el complicado vuelo de las moscas muy cerca de las luces
que aferradas al techo observaban una reunión comunista.
Si la naturaleza te ha regalado una buena porción de
sentido común, cuando recibas una alerta, lo mejor es ocultar capacidad tan
subversiva. Dejar que una sonrisa entupida adorne tu rostro de militante siempre
fiel al partido será lo más conveniente.
Cuando al fin terminaron y un poco de silencio se
regalo a nuestros oídos. Pedí la palabra. Agradecí la preocupación por mantener
impoluta mi bragueta. Pero, ya que estábamos con aquello de analizar. ¿Por que
no hacerlo con todos los militantes desembarcados por robo o por indisciplinas?
¿Cual era la intención real del secre? ¿Por qué no cumplieron con los
estatutos?
Lentamente coloque todas mis cartas sobre la mesa,
sabiendo que no podrían siquiera igualar la apuesta. Quedaron fríos al advertir
la metedura de pata y mi disposición de llevarme puesto hasta el capitán por
blando de huevos. Todos mudos a mirar por las portillas. Mientras la tenue luz
del atardecer daba paso a la oscuridad más completa. Esperaban quizás a Lenin
aconsejara que hacer conmigo.
Aguarde unos minutos y al ver que no se reponían, me
levante y di un portazo al salir. Finalmente corte el hilo agónico y
deteriorado que muy débil me unía a la organización y al sistema político de mi
país. Decisión madura desde mucho tiempo antes.
El jefe del grupo de buques al enterarse de todo el
rollo no pudo creerlo. Ofreció su apoyo y la promesa de una limpieza a fondo.
Agradecí pero a esas alturas no era necesario. Otro buque esperaba más allá de
las costas cubanas en Puerto Cabello
Al tomar el avión para Venezuela- igual que Celia
Cruz- deje enterrado mi corazón con la convicción de no regresar jamás.
Mientras la aeronave se alejaba de La Habana, contemple hasta el último segundo
los grises edificios que se perdían en la lontananza. En silencio mande al
carajo todo el empalagoso y repugnante merengue político cubano. Muy lejos
estaba de mi mente que Argentina seria mi nueva Patria adoptiva.
Mi futura esposa preparaba un viaje a Cuba para sus
vacaciones. Yo comenzaba a recorrer un largo camino que mucho tiempo después me
llevaría a sus brazos. Un día de septiembre de 1995 en esta siempre hermosa
ciudad de Buenos Aires.
Guillermo Ferrer Sánchez
Buenos Aires..Argentina.
xxxxxxxx
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