viernes, 7 de enero de 2022

NAVEGANDO A VELA CON YAREL DOMENECH.




NAVEGANDO A VELA CON YAREL DOMENECH.

 

Ayer fue uno de esos grandes días de la vida, donde la alegría y la satisfacción se dan cita para converger a unas cinco millas de la costa de Miami.


Navegar a vela fue una grata experiencia que no había vivido, andar devorando ambas orillas del rio de Miami desde el puente de la 27 avenida hasta la salida, eso no se paga con MasterCard. Sin embargo, creo que esa emoción no guarda el significado tan inmenso de haber compartido todo un día con ese gran marino llamado Yarel Domenech y su venerable maestro masón Willy. Fue un honor y placer haberlo conocido, además de disfrutar su compañía por más de medio día.

 

Cuando piensas que ya todo había pasado entre tantas narraciones, empujadas lentamente por una leve brisa, y tal vez, con un poquito de la alegre contracorriente del Golfo, Willy llama a un amigo masón que vive en La Habana y le pregunta si conocía a Esteban Casañas. ¡Claro que lo conozco! Navegamos juntos en el buque escuela “Viet Nam Heroico” cuando yo era profesor. ¡Dile que yo era el amigo inseparable de Vivanco! No fue necesario agregar otras palabras y Willy me pasó su celular para que hablara con Fabian.


Llevo 30 años en el exilio y otro poquito más sin haber hablado con ese buen amigo de la juventud. Me dijo que su casi hermano Vivanco había fallecido de un infarto y le respondí que ya lo sabía, la noticia me había llegado a través de Guillermo Ferrer, otro buen hombre que formó parte de ese trio maravilloso, con quien conversara muchas veces mientras vivía en Argentina y que luego perdiera su contacto. ¡Esteban, Ferrer falleció hace unos años! Me partió el alma escuchar aquella noticia y hoy me he propuesto recuperar aquellos bellos trabajos escritos con su aguda pluma. ¡Coño, Fabian, que tristeza, ya Ferrer estaba hecho un viejo peleón! -¿Te acuerdas del negro Ceballos? -¡Claro, el que daba clases de Meteorologia! -Falleció hace unos años también. Los minutos se diluían entre la estela del velero y luego de darle vida a varios muertos, tuvimos que despedirnos con la promesa de otro encuentro. -¿Te  acuerdas de cuando llenaron el barco de putas en Paramaribo? -¡Claro, por eso le cortaron los huevos a Medina, el militar que viajaba de Capitán! ¿Te acuerdas como jodíamos en El Floridita, El Patio, Las Cañitas del Habana Libre, EL Conejito, etc., etc.? Aquella pregunta aun rebota en todas las paredes de mi oído derecho, el izquierdo no me sirve de mucho.


Cuando regresamos ya había oscurecido y debimos mantenernos al pairo muy cerca de cada puente demorado en izarse. Nosotros regresábamos, mientras otros yates, llenos de muchachas en bikini y la música al volumen que le gusta a los cubanos, iniciaban su derrota hacia una gran parranda u orgia, vaya a saber.

 

Willy fue quien me trajo de regreso a Miami Lake y consumimos todo el recorrido hablando como esos grandes amigos que solo habían dejado de verse por un tiempo como Fabian. Creo que sí, ya nosotros éramos amigos, solo que no nos conocíamos. Gracias a Yarel y Willy por haberme regalado este día tan maravilloso y cargado de emociones.

 

Un abrazo para ambos.

 

Esteban Casañas Lostal

Miami..Florida.

2022-01-07

 

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