martes, 11 de enero de 2022

DIPLOMATICAMENTE



DIPLOMATICAMENTE




 

La diplomacia es una carrera donde se aplican todas las reglas de hipocresía que afectan a la humanidad, no conformes, esa humanidad se ha visto contagiada por esas prácticas hasta los niveles mas bajos de su existencia. Vemos con mucha frecuencia esos apretones de manos o abrazos cruzados entre enemigos antagónicos e irreconciliables con toda la naturalidad del universo y luego ir a degustar como buenos sibaritas caros manjares, mientras los tontos de abajo los aplauden y justifican.

 

Que Raúl Roa se cagara en la madre del representante de Pinochet en la ONU fue una gracia, un acto heroico a imitar posteriormente -hasta convertir- a esa sede diplomática mundial en lo que es hoy, la letrina de este planeta. Cualquier acto vulgar, soez, agresivo, ofensivo, denigrante, etc., expresado por un individuo de inclinación zurda, es aplaudido, celebrado, venerado y recogido por la historia. ¿Se acuerdan del “mariconzón” expresado por el tipo del meteorito que cayó en Santa Ifigenia? ¡Pues, nada! Se le encontró tanta gracia como a cualquiera de los cuentos de Álvarez Guedes. ¿Saben una cosa? Yo escribo y hablo como me salga de los cojones y tampoco soy diplomático. Al que no le guste que pase la hoja, hembra o varón, yo soy así desde que nací y nadie pretenderá cambiarme ahora de viejo.

 

Resulta que anoche recibí una muestra impecable de esa diplomacia mencionada como introducción, recibo una llamada insistente por el Messenger mientras me lavaba la boca después de comer y para no perderla, me seco un dedo y la acepto, solo que en esos instantes no podía hablar. Una vez concluida mi higiénica labor veo que la llamada continúa conectada y me coloco los audífonos.

 

-¡Aló, aló, aló, es Casañas! No recibo respuesta y escucho en la misma línea una conversación ya establecida con anterioridad, pudo ser una conferencia en grupo, etc., solo que el diálogo era entre dos personas, una mujer y un hombre.

 

-William, ¿Tu no tienes el número de teléfono de Esteban Casañas Lostal? Preguntó ella y continuó -Es que el Capitán Juarrero desea conversar con él y no ha podido contactarlo.

 

-Tengo entendido que él vive en Canada y yo no tengo su número. ¿Tú no lo conoces?

 

-No tengo ideas de quien pueda ser, pero me parece que ahora está viviendo en Miami.

 

-El es un viejo que ha escrito una pila de mierda de todos nosotros, al parecer, él considera que es el único bueno que existió en la marina mercante.

 

-Si, ya tengo mas o menos idea de quien es ese viejo de mierda. Voy a mandarle un mensaje de texto por esta vía para ver si logro que me responda… No se hizo esperar mucho.

 

Capitán, un honor saludarle y desearle mejor año 2022 con mucha salud, soy Miriam antigua secretaria de ATM en Mambisas, y quiero decirle k el Cap. Juarrero está interesado en comunicarse con ud. Favor el prefiere sea viva teléfono, o puede con mucho placer a través mío, un abrazo fuerte…

 

¿Podrán encontrar ustedes una manifestación de diplomacia más exacta y refinada que esta? Realmente no tiene desperdicio y no se puede pagar con MasterCard. Solo habían transcurrido unos segundos de esa conversación de la que les expuse una síntesis y vean el hígado de esta señora al escribirme. ¡Nada, hay gente muy especial!

 

Muy curioso, acabo de escuchar toda su conversación con William y no se corresponde con lo que usted acaba de escribir. Ya me comunicaré con Juarrero. Buenas noches…

 

¡Coño! ¿Y esto qué es? Fue la voz del marido cuando leyó mi respuesta, todavía deben estar preguntándose cómo fue que sucedió. Sacarla de mi lista y bloquearla no tuvo contratiempo alguno.

 

Con relacion a lo expresado por el tal William del que no se menciona su apellido, es cierto, he escrito bastante sobre una pandilla de pendejos e hijos de putas que hoy viven en Miami y otras ciudades del mundo. He escrito muy mal de ellos y no de todo el mundo, solo de esos que hicieron bastante daño en nuestras flotas. ¿Sabes? Ni me arrepiento, ni me arrepentiré, solo lamento no tenerlos a todos en esa macabra colección. Degenerados que mas tarde eligieron la tierra de su enemigo para vivir un retiro, pagado muchas veces por el contribuyente norteamericano. ¡Claro que he escrito esas páginas negras en la historia de la marina mercante cubana y no editaré ninguna de las palabras escritas! ¿Creen de verdad que me afecta esas campañitas de maricones que hacen a mi espalda?

 

 

Esteban Casañas Lostal.

Miami..Florida

2022-01-11

 

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