sábado, 23 de junio de 2018

PUERTO DE SZCZECIN, LA CONSPIRACIÓN.


PUERTO DE SZCZECIN, LA CONSPIRACIÓN.



Motonave "Bahía de Cienfuegos", escenario de esta historia.


-¿Quién es ese que está cantando? Me preguntó una mañana el representante de los camiones “Tatra” por embarcar. Repetía su visita con relativa frecuencia, estaba obligado a esperar que finalizaran las operaciones de carga en las bodegas, sus equipos irían sobre las tapas y en la cubierta principal. Siempre le observé cierto grado de desesperación ante la lentitud de las operaciones en aquel puerto.


-Es José, José, un excelente cantante mexicano. Le contesté mientras lo invitaba a sentar y le ofrecía una taza de café. Solo aceptó beberlo la primera vez y lo comprendí, no sé cual es el sabor del cianuro, debe ser parecido al del ch
ícharo tostado y ofrecido como una infusión.


-Tiene una voz maravillosa, no entiendo su idioma, pero me gustaría tener una copia de ese casete.


-Yo te lo grabaría con gusto, solo que debes traerme un casete virgen porque no tengo ninguno disponible.


-En un rato salgo a la calle para comprar uno y te lo traigo. Estuvo unos minutos mas conversando sobre temas sin importancia y se despidió de mí. Lo acompañé hasta el portalón y realicé otro de mis habituales recorridos por las bodegas.


Estábamos a punto de cumplir los nueve meses de un viaje agotador y conflictivo alrededor del mundo. El ambiente había sido envenenado desde poco antes de nuestra salida de La Habana, lo que fuera una tripulación tranquila y alegre el viaje anterior, se transformó en un infierno dominado por los chismes, envidias y traiciones. Solo fue necesaria la presencia de un nuevo individuo en la lista de enrolos, el Comisario Político. No voy a insistir en su personalidad, ya le he dedicado varios trabajos.


Junto a nosotros se encontraba otro barco cubano atracado en el puerto de Szczecin, era un modelo SD-14. No me interesó visitarlos, conocía a varios de sus tripulantes que abordaron el nuestro en diferentes oportunidades. Su Capitán era Juan Carlos Martínez Llamos y como Comisario Político cargaba a Euripides. Los conocía perfectamente, coincidí con Juan Carlos en el buque “Camilo Cienfuegos” cuando yo era Segundo Oficial. Luego volvimos a cruzarnos en el buque “Moncada” siendo yo Primer Oficial y en esa oportunidad fabriqué una crisis familiar estando en Santiago de Cuba para no salir a viaje con él, ya he escrito sobre esa situación. Euripides navegó conmigo como cocinero a bordo del buque “Jiguaní” cuando yo era Tercer Oficial por el año 73. Gracias a las bondades del comunismo, ahora devengaba el mismo salario que yo con la única responsabilidad de poner una película semanal, atender la biblioteca del barco y evaluar a la gente, incluyendo a sus militantes.



Motonave Bahía de Cienfuegos.

Uno de esos días de hastío y casi desesperación por ver el final de aquella patética aventura, me visitó uno de aquellos conocidos enrolados en el otro barco y me sorprendió con una información de alto calibre, preocupante. 


-Mi hermano, se está cocinando una conspiración contra ti en mi barco. Me dijo en unos instantes donde mi esposa se encerró a leer en el dormitorio.



-¿De qué me hablas? Yo no tengo nada que ver con tu barco.


-Entre el Político de aquí y el secretario del Partido, han estado manejando con el Capitán y sus homólogos de allá la posibilidad de cambiarte para mi barco y regresarte a Cuba en él. Cuando lo escuchaba la sangre comenzó a hervirme y estuve a punto de estallar como una olla de presión. Contuve mis impulsos y me vi obligado contar hasta cien varias veces antes de subir al camarote del miserable que comandaba nuestro buque. Debía mantener el anonimato de la fuente para protegerlo y eso es casi imposible de lograrlo en un ataque de ira. Una hora más tarde y cuando aquel tripulante abandonó nuestra nave, toqué en la puerta del Capitán. Ya en el interior de su oficina, tiré la puerta con violencia y le puse el seguro, el notó mi enojo y se puso muy nervioso, las manos le temblaban.


-¿Te acuerdas de mis palabras cuando observé que te estaban quitando el mando del buque? Se tomó infinitos segundos en responder, como si no comprendiera o deseara haber olvidado.


-No sé a qué te refieres. La voz le temblaba como las manos y trataba de esquivar mi mirada.


-Te voy a refrescar la mente, pedazo de pendejo. Cuando ese hijoputa del Político se te montó encima, te dije claramente que podías contar con mi apoyo y que yo solo reconocía a una persona a la que debía total subordinación y ese, eras tú. ¿Te lo dije o no te lo dije, maricón? Te advertí que el viaje ser
ía un desastre sin un mando que impusiera orden como establece el Reglamento y no me escuchaste.


-¡Mira, Primero! Tú no comprendes mucho al Partido.


-¿Así que yo no comprendo al Partido? Puedes que tengas razón, nunca comprenderé a una organización que agrupa a tantos maricones, traidores, oportunistas, hipócritas, contrabandistas y chivatos, porque eso es sencillamente ese Partido de mierda donde militas.


-¡Pero, mira! El Partido…


-¡El Partido, pinga! Pedazo de maricón, ¿así que estaban planificando enviarme para el otro barco? Que poco me conoces, puta de mierda. Se hubieran enterado hasta las Naciones Unidas, tú no me conoces bien.


-¡Déjame explicarte!...


-Conmigo no hay explicación que valga, han transcurrido nueve meses aguantando hijaputadas y hasta aquí llegué. ¿Sabes una cosa? Si tu Partido y tú intentan algo contra mí, te prometo que vas a cagar pelos por pendejo. Si eso ocurriera, vas a salir por el techo junto al maricón con quien dormiste en tu camarote en Santander. Te prometo que va a ser así y nunca serás Capitán de ningún barco, para mandar hay que tener cojones y tú estás castrado. Tiré la puerta con la misma violencia que hice a la entrada y lo dejé todo cagado. Preferí salir a la cubierta de botes para refrescar un poco la carga de ira que llevaba dentro, después de fumarme un cigarro hice un recorrido por las bodegas.



-Aquí tienes el casete que me pediste. Me dijo el checo cuando me entregaba uno de marca ORWO fabricado en la Alemania del Este y único comercializado entonces en el campo socialista. De exagerada pésima calidad como sus rollos fotográficos, sabía que por los cabezales de mi grabadora pasaría algo similar a papel de lija. 


-¿Quieres que te lo grabe ahora o vas a recogerlo en otro momento?


-Ahora ando apurado, regresaré en estos días. Por cierto, ¿te interesaría pasar el fin de semana con tu esposa en Praga?


-Me encantaría, pero no tengo un centavo para cubrir ese viaje, solo nos pagan dos dólares diarios y ya los he gastado.


-Es una invitación mía, no necesitas dinero.


-¿Cómo sería posible hacerlo?


-Solo necesitas que el consulado cubano te extienda una carta de autorización y yo me encargaré del resto de los trámites. El viaje es corto y lo haremos en mi auto.


-Dudo lograrlo, de todas formas, haré lo posible, me interesa conocer tu país. Gracias por el ofrecimiento, es muy gentil de tu parte.


-Ya me dirás, regreso pasado mañana. Después del estrechón de manos lo vi descender por la escala real y fui hasta el camarote para poner al corriente a mi esposa.


Yo sabía con anticipación que la respuesta del desdichado cónsul seria negativa, aquel cargo era ocupado por un negro que visitaba el barco con una periodicidad casi diaria. Siempre bajaba con algún paquete que suponía fueran alimentos sustraídos de la gambuza por el Político. Desde hacia varios años era una práctica muy común recibir a estos funcionarios, quienes sin ningún tipo de vergüenza nos pedían víveres. Alegaban que los envíos realizados por el MINREX a sus embajadas y consulados llegaban tardíos y con pobres ofertas. Muchos de ellos se movían en autos deplorables de peores condiciones que los “transporteichon” usados en Hialeah por los recién llegados a La Florida. Acá en Montreal era muy común los encuentros con ellos en las tiendas que vendían artículos de segunda mano. Absolutamente todos, eran cuando menos, colaboradores de la inteligencia cubana. Solo que por sus bajas categorías, sus familiares y ellos mismos sufrían los desmanes y austeridad de la mayor parte de la población. No porque fuera negro como el Político me caía mal aquel individuo, es que fueron una yunta perfecta desde que el barco arribó a ese puerto y me miraba con desprecio, es de suponer que fuera pagado con la misma moneda. Yo no me rebajaría a pedirle ningún papel a ese individuo por mucho que me gustara conocer Praga.



Motonave "Bahía de Cienfuegos"

-Atiendan acá por si no se han enterado, cuando el Capitán se encuentre ausente del barco y como establece el Reglamento de la Marina Mercante de Cuba, el Primer Oficial asume su cargo por sustitución reglamentaria, no existe otra persona autorizada para ello. Con esto quiero decirles que si se espera por el Capitán para sentarse en el comedor como establece el propio Reglamento, mañana tienen que esperar por mí, yo soy el Capitán del buque mientras dure su ausencia. Hubo un rotundo silencio y el Político se metió la lengua en el culo, luego me enteré de que había sido él quien diera la orden de sentarse.


Increíblemente se habían llevado al Capitán para un hospital, al parecer, había sufrido una taquicardia o preinfarto luego de mi visita a su camarote. Sin embargo, no se me comunicó nada sobre su repentina partida y hospitalización, o sea, aquel Comisario Político se sintió con derechos para asumir un cargo que no le correspondía. Todo esto sucedía con la complicidad de la militancia del partido a bordo, entre los que se encontraban individuos que, supuestamente, mantenían buenas relaciones conmigo. Los cálculos les salieron muy mal a esta manga de pendejos e hipócritas, nunca imaginaron que se enfrentarían a una persona con suficientes cojones y conocimientos. Para empeorarles la situación, yo viajaba siempre con ese Reglamento que me salvó de muchas situaciones complicadas. Es de suponer que todos aquellos cobardes me esperaron parados en las comidas siguientes hasta que regresó el Capitán, yo sabia de la pata que cojeaban todos. 


El cónsul continuó visitando al barco y se llevó a varios de sus perros al hospital para visitar al Capitán en diferentes oportunidades. En ningún momento despachó conmigo para informarme sobre su estado de salud o para preguntarme si necesitaba algún tipo de asesoramiento en las complicadísimas operaciones de carga en ese puerto tan conflictivo. ¡Por supuesto! Yo no tenía interés alguno en compartir una sola palabra con él. Yo desearía haberle visto la cara cuando se enteró posteriormente que su amigo, el Comisario Político, había sido expulsado de la marina mercante por los alegatos escritos en mi defensa.



-Lamentablemente no puedo ir a Praga, el cónsul no quiso extenderme su autorización. Le dije al checo aquella mañana que regresó por su casete.



-¡Cuánto lo lamento! Hubieras conocido una ciudad encantadora, no lo digo porque yo viva allí, es que tiene mucha fama y una arquitectura especial.



-Yo lo sé, siento una gran pasión por visitar países y lugares históricos, pero ya sabes cómo funcionan estos regímenes comunistas. Además, no creo que el pasaporte que nos dan sirva para cruzar frontera alguna. Nosotros no somos ciudadanos, somos simplemente marinos y ese documento sirve exclusivamente para movernos hacia o desde el barco.


-Yo te comprendo perfectamente, no hace falta que profundices en tu explicación. A la semana siguiente comenzamos a embarcar los camiones Tatra y lo pude ver con mas frecuencia. Fue testigo de mi disputa con un “surveyor” cuando le reclamaba por puntos adicionales de trincaje para asegurar aquellos enormes camiones e intentó tratarme como a un indio.



Motonave "Bahía de Cienfuegos".

Uno de aquellos días próximos a la terminación de la carga, observé una mañana como los tripulantes esquivaban mirarme a los ojos. La experiencia adquirida en la universidad de la vida, me decía que algo importante había sucedido en mi contra durante la reunión que sostuvieron la noche anterior. Lo mas triste de aquella situación es que varios imaginarios “amigos”, quienes nunca superaron la fase de ser unos simples “socios”, no me alertaron en nada. Es que la palabra “amigo” se había mudado a otras dimensiones y resultaba dificilísimo encontrarlos en la vida diaria de la isla. El instinto de conservación me sentó frente a la máquina de escribir y comencé a redactar un informe de viaje como alegato a utilizar en una acusación por venir. Fueron muchos días y horas redactando aquel informe donde no quería dejar escapar ninguna de las fechorías cometidas durante ese viaje y alimentadas por el Comisario Político. Razones sobraban para que fuera adorado por todos aquellos traidores carentes de valor y criterios propios.


El caos y la anarquía se impuso ese viaje y todavía no puedo comprender, cómo rayos muchas de esas acciones no condujeron a la destrucción o naufragio del buque. Los Primeros Oficiales que navegaron en los buques modelos “San Mames”, saben perfectamente que para navegar en lastre (vacíos), se requiere lastrar con agua de mar la bodega Nr.4 Esa bodega tenía una capacidad superior o aproximada a las 3 600 Tm. de agua de mar, pero no se podía llenar hasta tanto se encontraran llenos todos los tanques del doble fondo. Luego de llenados esos tanques, se lograba formar una barra solida que permitía soportar todo el peso del agua de aquella bodega. Llenar esa bodega sin cumplir ese requisito, sometería al buque a esfuerzos de flexiones extremos con la posibilidad de partirlo sin necesidad de estar navegando. Es lógico pensar que durante las navegaciones y gracias a fuerzas externas que actúan contra la nave en movimiento, esos esfuerzos se multiplican. El Capitán nunca se sentó a leer nada sobre lo mencionado y un día, navegando por el Estrecho de Malaca rumbo a Singapur, autorizó al Jefe de Máquinas, un blanquito de Regla o Guanabacoa llamado Manolito, para que deslastrara varios tanques importantes. Menciono a este personaje para que no olvide haber formado parte de la ganga del Político. La cojonera que le formé al Capitán luego de recibir la sonda de los tanques no pueden imaginarla, el estúpido me contestó que aceptó la solicitud del Jefe de Máquinas, quien alegaba tener a la maquina trabajando con sobrecarga. O sea, Manolito no preguntó, no se documentó sobre el barco y tampoco pudo rebajar las revoluciones de la maquina principal. Nosotros navegábamos con Dios a bordo y era cubano, yo navegaba con total desconfianza de quienes me rodeaban. Este Manolito deslastró los tanques Nr.2, los de mayor capacidad en el buque. Lo hizo durante la navegación de regreso y eso provocó una variación de calados de popa de aproximadamente un metro mas profundo. El pañolero me estuvo dando sondas falsas durante la navegación y si me salvé de no varar al buque en el puerto de Nuevitas, fue porque me tiré por una escala de gatos con el buque andando a la entrada del puerto. Es oportuno señalar que la única persona autorizada a realizar movimientos de líquidos en un buque es el Primer Oficial.


En aquel informe de unas veinticinco páginas escritas con el mínimo de espacio entre líneas, resumí como dije, todas las fechorías y violaciones ocurridas durante el viaje. Robo a la carga, contrabandos, ausencia de mando por el Capitán, prostitutas embarcadas en el puerto de Abidjan-Costa de Marfil, sin respetar que a bordo viajaban seis esposas de marinos y por último entre tantos hechos denunciados, la Luna de Miel del Capitán con un homosexual español en el puerto de Santander.


Salvo lo concerniente a la seguridad del buque y la carga, los d
emás delitos eran de menor interés para mí, incluyendo la noche de placer del Capitán con un homosexual. Pero no me dejaron alternativa posible, se trataba de algo muy sagrado en una lucha de todos contra mí. Yo no iba a permitir que una pandilla de hijos de putas destruyese toda una vida dedicada a la profesión que he amado como a nadie. 


Nadie tenía conocimiento sobre la existencia de aquel informe que envié el mismo día de nuestra recalada para La Habana con copias a todos los departamentos de la flota, ya he escrito sobre esto. Llegó el día del juicio final, el buque fue visitado por una comisión investigadora enviada por el director de la flota. Esto se encuentra relatado en el tema titulado “Mandado a Matar”.



Motonave "Bahía de Cienfuegos"

Yo gané la pelea que nunca debió suceder, me abrigaba la razón porque había cumplido fielmente mi deber como Primer Oficial. Fue una batalla realizada sin contar con el apoyo de nadie, yo solo contra el mundo y gané. El Comisario Político fue expulsado de la flota, el Capitán sancionado a Segundo Oficial por tiempo indefinido, el núcleo completo del partido fue sancionado también. Escaparon los militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas, porque en La Habana alertaron al secretario general a que se pronunciara, yo lo había hecho durante el viaje sin mencionarle mi informe y no quiso escucharme. Se trataba del Tercer Oficial Miguel Cosme Carrillo, si se salvó, debió agradecérselo a Miguel Haidar, Capitán de ese buque y cuñado de él, quien lo alertó para que redactara un informe, ya Haidar había leído el que yo envié a La Habana con mi esposa. Tuve deseos de que lo sancionaran también por pendejo, él me conocía desde hacia muchos años. Increíblemente y como conté en el trabajo mencionado, sometieron a toda la tripulación a interrogatorios y obtuve opiniones favorables de quienes menos esperaba.


¿Creen verdaderamente que gané la pelea?, solo fue en apariencias. El mismo partido que aceptó estar la razón de mi parte, fue el mismo partido que meses posteriores me mandara a matar. No olviden su slogan; “El partido es inmortal”, dicen ellos, yo digo que “inmoral”.



Irónicamente, me acabo de enterar que quien dirigía ese partido que se dedicó a mi caza (Gary o Garí), se encuentra desde hace varios años en Tampa-Florida manteniendo un perfil muy bajo, tratando de pasar inadvertido, muerto en sus penas y vergonzosos recuerdos. Quizás viviendo de los impuestos pagados por los norteamericanos y muchos de los que ellos “mataron”. 







Esteban Casañas Lostal

Montreal..Canadá
2018-06-23


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