martes, 19 de junio de 2018

MI CAPITÁN

MI CAPITÁN


Motonave "Viñales", escenario de esta historia.


Los otros días conversaba con un amigo que vive en Miami y fue miembro de la marina mercante cubana. Cada encuentro con antiguos marinos da origen a viejos recuerdos, resulta inevitable traerlos, es que los cargamos vivos entre nosotros. Vienen nombres de seres muy queridos y por desgracia, nos detenemos y gastamos parte de nuestro preciado tiempo en algunos hijoputas que desgraciadamente pertenecen a la historia de aquellas flotas. 

- Oye Esteban, tu Capitán está preso en Miami.

- Mi Capitán, ¿de qué estás hablando? Le pregunté con un poco de asombro.

- Si compadre, el Capitán del barco donde desertaste. 

- No jodas viejo!, ¿hablas de Humberto Vázquez alias el chino?

- Sí de ese mismo.

- Te aclaro una cosa, él era el Capitán del barco pero no era mío, yo gastaba mi poquito dinero en cosas útiles a la familia, nunca se me hubiera ocurrido comprar semejante porquería.

- Coño!, no lo dije para ofenderte, solo quería que te enteraras.

- ¿Y qué le pasó a ese hijo de puta?

- Casi nada, lo agarraron preso con el barco, iba de México para África con un cargamento de varias toneladas de cocaína destinadas a Europa.

- ¡Qué bueno chico!, ahora hace falta que se pudra en la cárcel.

La gente que lee esto dirá, coño que falta de ética hablar de un compañero de profesión, por eso es bueno que les hable de este individuo. 
Este tipo, por así decirlo, era Capitán de la Flota Cubana de Pesca y gracias a su incondicionalidad con el régimen, tuvo el privilegio de pasar a engrosar las filas de la flota mercante de nuestro país. Detrás de él quedaba la mala fama creada por sus métodos de dirección que, lo hicieron acreedor de varias golpizas por parte de tripulantes. 

Militante del Partido Comunista, robaba a diestra y siniestra, no robaba como todos los cubanos en un país donde hacerlo es un mérito. Este Capitán encargaba los víveres de más mala calidad para su tripulación, luego en las facturas aparecerían los precios de productos de primera calidad y la diferencia entre ambos paraba en su bolsillo, vendía los tabacos y ron que la Empresa le entregaba para uso de representación en el extranjero, contrabandeaba como el más vulgar de los marineros. A la arribada del buque a La Habana, solicitaba al Ministerio del Interior para que su barco fuera sondeado por sospechas de contrabando. No era bruto, alejaba de esta manera alejaba cualquier sospecha sobre su persona y su contrabando tenía una entrada garantizada, ellos poseian cierta inmunidad. 

El penúltimo viaje realizado en el buque frigorífico "Viñales", delató a varios tripulantes por el peligroso delito de oír a la emisora Radio Martí a bordo. Se desató una cacería de brujas y muchos fueron llamados a interrogatorio, algunos de ellos fueron desenrolados inmediatamente del barco.

En la travesía hasta Canadá, trató de violar a una pasajera que iba para España a cumplir un contrato de trabajo. Ella no lo denunció por tener intensiones de desertar a su llegada, yo tampoco pude hacer nada pues desertaría en Canadá, detalle que ella ignoraba. 


Motonave "Viñales"

Al cabo de un tiempo, me llegaron noticias de que este detestable individuo había sido separado de la marina mercante, más tarde, me entero de que estaba en Panamá navegando. ¿Cómo salió de Cuba?, bastante raro, por cierto, puede la mafia confiar en un individuo a quién no conoce y ponerle varios millones de dólares en sus manos, esto tampoco lo creo. 

Si está en manos del FBI deberían profundizar bien en las investigaciones, tal vez lleguen un poco lejos, no creo en la deserción repentina de este asqueroso tipo. No creo que de la noche a la mañana pueda haberse convertido en un gusano y ojalá se pudra en la cárcel, porque parece que esta mierda nació para hacerle daño a la humanidad. 

Han pasado casi dos décadas de escritas estas notas y encontradas al azar. Tiempo suficiente para que individuos de la misma calaña emigraran a los Estados Unidos y otros países. Hoy viven y morirán cautivos de su pasado, manteniendo un profundo silencio y perfil bajo. Es preferible que continúen así, evitarán muchas nauseas y las condenas que se merecen por todo el daño causado. 




Esteban Casañas Lostal.
Montreal, Canadá.
1999-09-10


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