viernes, 25 de mayo de 2018

¿Se justificaba la existencia de nuestras descomunales flotas de travesía y cabotaje?


¿Se justificaba la existencia de nuestras descomunales flotas de travesía y cabotaje?


Motonave "Sierra Maestra", buque insignia de la marina mercante cubana.



Algún día aparecerá un sesudo con conocimientos sobre economía y transporte marítimo que analice fríamente la pregunta título a este tema. Yo no tengo lo uno u otro, solo criterios basados en observaciones y tal vez puedan servir de algo. Quizás esta opinión desinfle un poco el orgullo de los que fuimos sus miembros, sentimiento nacido por el amor que profesa cualquier marino a su nave, romanticismo donde poco valen pérdidas económicas o propietario del buque. Lo cierto es que nuestro país, una pequeña isla del Caribe, poseyó durante unos años las flotas mas grandes, por no decir descabelladas, marinas que no soñaron tener países mas ricos que el nuestro en el hemisferio.

¿Existió un verdadero propósito económico en la creación de esas flotas? ¿No se limitarían exclusivamente a la persecución de objetivos políticos para usarlas como herramientas de influencia sobre nuestros vecinos? La realidad ha sido que cualquiera que fueran las razones de sus existencias, todas tuvieron un solo destino, el fracaso, ruina y naufragio.

Detengámonos a mirar superficialmente algunos aspectos de la economía nacional antes de la llegada de esa fatal “robolución”. Busquemos entonces una justificación “necesaria” para que se realizara esa monstruosa inversión en la adquisición de las naves que formaron parte de nuestras flotas. Como saben muchos viejos y algunos interesados en esos temas, Cuba fue el mayor productor de azúcar de caña en el mundo. Su producción llegó a sobrepasar los 6 millones de toneladas métricas en diferentes años, esos datos existen en los anuarios de su época de las Naciones Unidas. Entonces surge la primera pregunta; ¿Cómo se transportaba ese volumen, cuáles medios de transporte se usaban? A ello debe sumarse la producción de otros productos que requerían de medios de transportes similares para su exportación, mencionemos níquel, cobre, tabaco, café, etc. La respuesta es sencilla, se rentaban naves extranjeras para esas funciones. Al parecer, resultaba mucho más económico ese procedimiento que adquirir buques, pienso sea una de las razones por las cuales no se desarrollara esta actividad económica en la isla. Es de suponer también que esos productos eran embarcados en puertos cercanos a las fabricas en cuestión, lo cual anulaba de paso la existencia de una flota de cabotaje para su transportación entre puertos nacionales.

La actividad de cabotaje entre pequeños pueblos o puertos, fue realizado por pequeñas goletas o embarcaciones de pequeño porte y las razones eran muy variadas, digamos que se destacan las limitaciones de calados, falta de medios portuarios y en ultimo caso que eran sitios sin interés económico, o sea, que no producían suficientes cantidades de productos para justificar la presencia de un barco de solo mediano porte. Esas goletas se encargaban generalmente de abastecer a esos pueblos y cargaban de paso lo poco que producían hacia otros puertos cabecera. Pongamos solamente un ejemplo, Baracoa, productor de café y cacao, solo que no representaba una cifra elevada en la producción nacional. ¡Ojo! Es una simple observación, no poseo datos o cifras que avalen esta opinión que se aplica a decenas de pequeños puertos cubanos.

En muchos casos, el volumen de mercancías producidas en diferentes regiones del país, eran movidas por un excelente servicio ferroviario y de carretera hasta los puertos cabecera de cada provincia. Pudieron ser las causas por las que los pocos armadores de buques cubanos no se animaran a invertir en este campo.



                                                  Motonave "Playa Larga"


En 1970 ya poseíamos una flota que superaba con creces a la heredada del sistema anterior y solo hubo una explosión en la producción de azúcar, recordemos la locura del comandante de todo en producir 10,000,000 Tm. de azúcar, cifra no lograda, pero que superó la producción de años anteriores. Los marinos viejos debemos recordar que parte de esa producción se transportó en nuestras naves hacia Japón, pero tampoco debemos olvidar el interminable convoy que atravesaba el océano Pacifico con carga en una sola dirección. Todas las naves cargadas con azúcar hacia ese país distante a más de treinta días de navegación regresaban totalmente vacíos a Cuba, como se conoce en nuestro lenguaje marítimo, en “lastre”. Surge otra pregunta necesaria; ¿No hubiera sido más económico arrendar o fletar naves extranjeras? Es cierto que para esas fechas prestaban sus servicios una flota de buques alquilados por la empresa “CUFLET”, pero pudieron alquilarse muchas mas en lugar de comprometerse económicamente en la adquisición de nuevas y costosas naves. Debe haber un sesudo que pretenda justificar esa descabellada acción y me explique claramente si, los pagos millonarios a realizar por esas compras, pagos de seguros, costo armador que incluyen, combustibles, aguas, salarios de tripulantes, operaciones portuarias, etc., eran superiores al arrendamiento de cualquier buque, yo lo dudo.

En el transcurso de los años la producción en la isla fue disminuyendo en todos los campos y la adquisición de barcos aumentó y se mantuvo hasta el desastroso “Periodo Especial”, época utilizada por el régimen para justificar lo que se avecinaba, el naufragio de tres flotas al mismo tiempo, Empresa de Navegación Mambisa, Navegación Caribe y Flota Cubana de Pesca, motivos de orgullo para miles de marinos. No fue solamente la caída del muro de Berlín la causa de ese funesto acontecimiento que condujo al país al barranco económico del que nunca pudo escapar. En el caso de nuestras marinas, lo conocemos perfectamente quienes fuimos una plancha de nuestros barcos.

Siempre insistieron en hacernos creer que nuestras flotas no eran “rentables” y en parte tenían razón; ¿Cómo podían serlo? Esas naves siempre fueron mal explotadas, lo cual no era culpa de sus tripulaciones y me atrevo a excluir de responsabilidad absoluta a sus “Armadores” No olvidemos que la economía era centralizada y ellos no podían tomar decisiones oportunas sin contar con sus superiores. La infraestructura creada para la explotación de esas flotas fue totalmente muy particular, ningún armador internacional asumiría gastos, labores y servicios que prestan terceras partes. Eso aumentó descontroladamente la nómina de cada empresa, sustentada con un aparato burocrático gigantesco, talleres, almacenes, escuelas, órgano represivo, etc., no conocido en ninguna parte del mundo. Nuestras naves nunca se pusieron en el mercado de fletes y viajaron en lastre por todos los océanos del mundo. Vale recordar un viaje vacío realizado por el mayor buque de nuestra flota, el “Salvador Allende” desde el Mar Negro hasta Argentina. ¿No hubiera sido más económico enviar dos buques de menor porte o rentar uno que estuviera en el área? Debe añadirse a todas esas razones expuestas que, la mayor parte de los representantes en el extranjero, los que debían agilizar las operaciones de nuestras naves, carecían de preparación para realizar esas funciones y fueron puestos ocupados por incondicionales o hijitos de papás.


Motonave "Bahía de Nuevitas"


Navegación Caribe llegó a sumar una flota de buques que superó con creces a la flota mercante existente antes de 1959, un verdadero lujo para una isla pequeña si se compara con los países vecinos. Solo unos pocos eran verdaderamente necesarios, los demás resultaban una ostentación casi imposible de mantener. La Empresa de Navegación Mambisa contó con naves muy modernas cuyo tonelaje total las situaba entre las mayores de este continente. ¿De que sirvieron? Creo que solo para mantener ese orgullo del que no podemos desprendernos los marinos cubanos.


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2018-05-25


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