viernes, 13 de abril de 2018

EL CAPITÁN


EL CAPITÁN



Motonave "Sierra Maestra", buque insignia de la marina mercante cubana.


“El Capitán es la suma de la tripulación”, esas sabias palabras me las expresó el viejo Capitán Julio Justiz Calderón en el año 1968 y las repito constantemente. Era yo un simple aspirante a lobato y contaba solamente con 18 años. Viajaba como agregado de timonel, una plaza inventada para mí, no recuerdo a otros de mi generación que viajara en esas condiciones y ganara solamente $2.50 dólares a la semana y $50.00 pesos cubanos al mes, porque ese era mi salario aunque trabajara como el que más. Lo cierto es que siempre fui un amante del mar y aceptaría cualquier condición para lograr mis sueños. Aquellas palabras de aquel viejo me marcaron para siempre y las cargué como divisa durante mi vida de marino, las he mencionado en algunos de mis trabajos.


-¡Marino, baje mis maletas! Fue su última orden impartida junto a la escala en el puerto de Cienfuegos. Pude haberme negado, eso no formaba parte de mi contenido de trabajo, pero las bajé con mucho respeto y cariño, acompañada también con esa mezcla de pena al verlo abandonar nuestra nave.


Es cierto, un Capitán debe ser la suma de todos sus marinos, solo así se logra un verdadero éxito en cualquier aventura marítima. Debo aclarar que en este trabajo excluyo el rol que desempeñan capitanes y marinos internacionales, solo me refiero a la parte que me corresponde, la cubana.


Para que esa teoría sea efectiva o real, un Capitán debe comenzar por sumarse a si mismo, imagino que esa operación sea algebraica, todos tenemos virtudes y defectos, no existe un ser humano perfecto, al menos no lo he conocido aún. 


Para lograr un máximo de valores en esa operación matemática, el Capitán debe elegir dos vías para imponer su mandato en el barco. Ser admirado y respetado por sus valores humanos o ser respetado y temido por métodos represivos para imponerse. Muchos conocidos eligieron la segunda opción y a ellos les he dedicado sus merecidas palabras, merecen no ser olvidados nunca.


Un verdadero Capitán debe ser una persona imparcial, el punto de equilibrio en la balanza usada para impartir justicia cuando el momento lo exija. No puede favorecer a nadie o perjudicarlo por su afiliación o indiferencia política, creo que fueron muy pocos los que evadieron este obstáculo y se dejaron manipular por Comisarios Políticos o secretarios del partido. Mirándolos desde lejos en el tiempo, puede arribarse a la conclusión de que ellos también fueron victimas y victimarios del mecanismo diabólico impuesto. Cualquier medida disciplinaria, aunque fuera justa, tomada en contra de un militante, podía originarle situaciones catastróficas en su carrera. No olvidemos que una vez reunidos en el núcleo del partido, el Capitán dejaba de serlo y tal vez un simple engrasador tenía mucha más autoridad que él. Tengamos en cuenta que en la mayoría de las naves cubanas, se contaba con una militancia aproximada al 80-90 % de su tripulación. Era muy fácil sabotear el trabajo de un Capitán y eso ocurría frecuentemente donde no se daba muestra de llevar pantalones para imponer su mando. No fueron pocos los casos donde observé esa subordinación estúpida de un Capitán al núcleo de su partido. Cuando esto sucede los viajes terminan mal y su Capitán no fue capaz de sumar a su tripulación. Todo eso ocurría mientras el Reglamento de la Marina Mercante Cubana, solo reconocía al Capitán como la persona jurídica con mando único en nuestras naves. ¿Qué sucedió, porque cedieron entonces? Las respuestas las tendrán guardadas en sus conciencias.


Motonave "Sandino.

Un Capitán debe compartir con su tripulación los éxitos, fracasos, miserias, riesgos, hambres y dolores de sus subordinados. ¿Lo hicieron todos? Me atrevo a afirmar que muchos no procedieron de esa manera y no fueron queridos por sus tripulantes. No creo sea un buen Capitán, aquel que apertrecha su refrigerador de comida mientras su tripulación se encuentra pasando hambre. ¿Cuántos no lo hicieron? La respuesta debe encontrarse escondida en el baúl de sus conciencias. Los mas inmorales, no conformes con esos privilegios oportunistas apoyados por sobrecargos y cocineros, robaban alimentos que correspondían a su tripulación. Ellos mismos sometían a sus subordinados a un régimen de austeridad insoportable para luego llegar a la empresa con un informe sobre “divisas ahorradas” durante el viaje. ¿Podrán realizar la suma mencionada por el Capitán Calderón? Lo dudo, fueron muy impopulares y solo lograron imponer su mando por medio de medidas represivas. 


El punto de equilibrio mencionado en la balanza para impartir justicia pocas veces existió, no olvidemos los beneficios disfrutados por elementos que formaron clanes, piñas, pandillas, equipos, etc. Mientras actuaban de esa manera, hubo una parte de las tripulaciones marginadas y perjudicadas por los privilegios concedidos a esos amigotes. Lo peor de esto que menciono, radica en la participación de esa militancia que supuestamente debía ser ejemplo. ¿Usted no procedió así? Yo sé que la respuesta se encontrará en lo profundo de ese baúl llamado conciencia.


El Capitán suma hombres con su ejemplo, conocimientos, experiencia, serenidad, determinación, valor ante situaciones peligrosas que ponen en riesgo a la nave y su tripulación. Una orden certera y oportuna infunde respeto en los subordinados, pero la experiencia demostró que no siempre fue así. No fueron pocos los beneficiados por su incondicionalidad al régimen y grande fue el daño producido por estos “disparates” con charreteras de cuatro rayas. Es de suponer que estos elementos tampoco pudieron sumar y la forma de imponer su mando ha sido la más común y mencionada. ¿Te encontrabas en este grupo? La respuesta debe permanecer oculta y estas líneas te resultarán incomodas, muy molestas.


“El Capitán es la suma de la tripulación”, me dijo aquella vez un gran Capitán, solo que el tiempo cambió y aquella operación matemática era algebraica, donde los valores negativos fueron superando a los positivos y convirtieron aquella romántica vida en insoportable.


Yo sé que existieron capitanes muy buenos y a ellos les he dedicado mis trabajos.





Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2018-04-13


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