lunes, 16 de abril de 2018

CAPITÁN RAMÓN LAPIDO


CAPITÁN RAMÓN LAPIDO





Motonave "Playa Larga"



-¡Coño, Lapido! ¿Qué haces? Casi le gritó “El Paye”, nuestro telegrafista a bordo del buque “N'Gola”, solo él estaría autorizado para hablarle en aquel tono, ambos eran cuñados.

-Estoy leyendo los carteles para no perdernos. Respondió el viejo con mucho nerviosismo, yo viajaba en silencio desde la misma salida de Ámsterdam. Siempre me asustaron los choferes que conducían con las dos manos aferradas al timón, como tratando de que no se lo robaran. Su caso era mucho más dramático y verlo aumentaba mi desconfianza. Además de permanecer como una estatua tallada junto al volante, su cuerpo iba separado del asiento y su rostro trataba de atravesar el parabrisas. Lapido no veía bien, poco le servían aquellos lentes con cristales tan gruesos como el fondo de una botella.

-¡Acelera, cojones! Nos van a descojonar, estamos en medio de una autopista. Le ordenó El Paye y el viejo le impuso presión al acelerador, chirriaron las ruedas del auto y rompimos nuevamente la inercia. Decenas de autos pasaban a nuestro lado a cien kilómetros por hora y sonaban sus cláxones, algunos nos hacían señales con los dedos y nos sacaban la lengua, no era muy divertido.

Lo conocí mientras capitaneaba uno de aquellos barcos suecos, creo que se trataba del “Playa Larga”. Estaban atracados en uno de los muelles de Ámsterdam cargando para Cuba y llevaban varios meses de viaje. Recuerdo que algunos tripulantes habían explotado por robo a la carga, creo que fue durante un viaje chárter a la antigua Yugoslavia, me parece que en esa batalla por hacer mas pacotilla reventaron a su Primer Oficial, quizás la memoria me traicione, han pasado cuarenta y un años. Si me acuerdo de que en aquella nave viajaba de Segundo Oficial un prieto de apellido Durruti, estudió conmigo en el curso básico de oficiales F1, apenas cruzamos algún saludo obligado mientras nos cruzamos por los pasillos del buque. No estoy seguro si fue otro de los mártires de aquella cruenta lucha contra el cargamento, años mas tarde lo vi trabajando en la construcción. Fue una verdadera pena, era un muchacho muy inteligente y solo lo superé por escasos puntos en la batalla que mantuvimos por el primer expediente. Nuestro Tercer Oficial decidió no regresar mas al buque y se quedó en Portugal, se llama Amílcar y ya le he dedicado unas líneas. Del “Playa Larga” nos enviaron a un agregado de cubierta apodado “Conchito”, ya lo mencioné en uno de mis trabajos titulado “Perdidos en el mar”, todo un desastre.

El aburrimiento superó al pánico durante aquel corto viaje a La Haya, le encontré pocos encantos a la capital de Holanda, un sentimiento parecido lo experimenté en Canadá cuando visité Ottawa. Después de recorrer tantas veces las calles de Rotterdam y Ámsterdam, ciudades monstruos de aquel pequeño país, partes de La Haya con la impresión de haber visitado a un enano. Ottawa viene siendo lo mismo cuando la comparas con Toronto y Montreal. No menos peligroso fue nuestro regreso, a la corta vista de Lapido había que sumarle el estar oscureciendo y los efectos de las luces de los carros que viajan en sentido contrario, me prometí no repetir aquella angustiosa aventura. 

Influenciado tal vez por los privilegios gozados por el Capitán Calero en nuestro barco, tuvo que haber sido el motivo que lo empujara a alquilar un auto en aquel puerto. No conocía de antecedentes similares en ninguno de mis viajes anteriores, es que realmente no lo necesitaban. Para esas fechas, las agencias que representaban a nuestra empresa en el exterior, les entregaban a los capitanes unas boletas que servían para viajar en algunas compañías de taxis. Luego ellos les pagaban las facturas, yo hice uso de ellas en Bélgica. De todas maneras, estos placeres aun tolerados, demostraban que la situación en la marina no era tan grave como en años posteriores, hablo de esas fechas donde los gastos de “representación” eran todavía ilimitados.


Motonave " "N'Gola"

No fueron pocas las ocasiones en las que acompañara al Paye hasta el buque “Playa Larga”, el tenía a su cuñado y yo conocía a varios tripulantes, recuerdo haber mandado pacotilla con uno de ellos y todo llegó sin faltas a casa. Durante aquellas visitas pude compartir en el camarote de Lapido y como era de suponer, siempre nos perdíamos en relatos de nuestras navegaciones, era muy raro el momento en que se abordaran temas políticos entre nosotros, la confianza en los hombres había desaparecido y todos temíamos una traición.

Lapido era una persona muy medida y educada, nada lo alteraba, era como si por sus venas corriera un torrente de horchata. Su trato era muy respetuoso con la tripulación, al menos esa fue la imagen que me dio las pocas veces que compartí con él. No hubo una palabra de condena hacia su persona entre mis conocidos y deben imaginar que cuando un Capitán es despreciado por su tripulación, la primera palabra que escucharás sobre su persona es la de “hijoputa”. El viejo era querido, respetado y admirado por su gente.

Ya había escuchado algunas anécdotas sobre su participación en el alzamiento ocurrido el 5 de Septiembre en la base naval de Cienfuegos, nunca hizo mención de ella en aquellos encuentros. Creo que a la altura y rumbo que iba tomando la historia, Lapido prefería mantenerla en el anonimato para que se borrara u olvidara. Siempre estuve tentado a preguntarle al Paye, ¿qué carajo le había encontrado su hermana al viejo? Porque si de verdad queremos honrar la verdad, se mandaba un feo de espanto. Me inclino por la belleza de su alma y muchas veces esa virtud tan grande y escasa en muchos seres humanos, supera con creces a la hermosura física.

El buque “N'Gola” Estuvo una vez en Cuba y yo llevé a la casa de mi suegra a dos amigos muy queridos, al caboverdiano Pedro y al angolano Webber. Llamé por teléfono al Paye para invitarlo junto a Lapido y una hora después volvíamos a compartir, ahora con un poco mas de confianza y por supuesto, no pude callar aquellos minutos de pánico sufridos en una autopista de Holanda. Nunca navegué con él, solo una vez estuvo sustituyendo al Capitán del buque “Jiguaní” y para desgracia suya, que no fue su culpa y sí la del Práctico, dejamos mas de tres metros de quilla de balance en el canal de salida del puerto de Cárdenas. Allí lo observé haciendo gala de toda la ecuanimidad del mundo, la necesaria para comandar una nave, la que carecieron muchos ascendidos después de él. 

No tenia remota idea de que Lapido había abandonado la isla por los años ochenta, tuvo que ser muy grande su frustración para dejarlo todo atrás y decidir construirse una nueva vida, ya era demasiado tarde para él. Un día, encontré una nota donde se le mencionaba, la leí muy tarde quizás, el viejo Lapido había marchado al reino de Neptuno sin necesidad de visa. Ese día me prometí dedicarle unas líneas a ese viejo lobo de mar con la vista dañada y la mirada larga. Espero sirva de homenaje a este buen hombre y excelente marino.


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2018-04-16


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Motonave "Jiguaní"

Nota aparecida en la pagina web “Circulo Naval Cubano”

Desaparición del Capt. Ramón Lapido
Recibimos la siguiente información sobre el desaparecido Capitán Ramón Lapido.

El Capt. RAMÓN LAPIDO era hijo del S1Mcg (Mecanógrafo) del mismo nombre...perteneció al DNS (Distrito Naval del Sur Cienfuegos) con el grado de S1Tq (Sargento de Primera Taquígrafo) ...Su participación en el alzamiento del 09/05/1957 en Cienfuegos nunca estuvo determinada...no lo vi en el colegio San Lorenzo...cuando lo instruimos de cargo en la causa 33 de 1957 por rebelión optó por abstenerse de declarar....al regresar de Isla de Pinos el día Primero de Enero de 1959 fue ascendido a AlfFrg.

Estudió en la A. N......en los 80s cruzó el charco... y durante su estancia en Miami siempre mantuvo un low profile... siendo skipper de una motonave que daba viajes a Venezuela, cuando retornaban a casa fue Overboard y se ahogó... creo que la tragedia sucedió en el Lago de Maracaibo...en general fue una persona decente y por todos muy estimado.

Orlando L. Alfonso


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