lunes, 9 de abril de 2018

NAVEGAR CON EL AGUA RACIONADA


NAVEGAR CON EL AGUA RACIONADA



Motonave "Habana"


Entre los incontables sacrificios a los que eran sometidos los hombres de mar hace unas décadas, se destacaba el racionamiento del agua de consumo. Quizás la existencia del hombre fuera la segunda razón para imponer esa medida, creo que la principal era garantizar el agua que demandaba el uso de la “caldera”. Los buques modernos la poseen, algunos llevan dos de ellas y sus funciones son muy variadas, casi siempre estaban localizadas en la chimenea del buque. No voy a extenderme en detalles sobre este equipo, no es el propósito del presente trabajo y tampoco correspondía a mi especialidad.

Lo cierto es que la rigidez en las normas de distribución del agua potable estaba en dependencia de varios factores, longitud del viaje, cantidad de tripulantes a bordo, consumo diario por parte del personal y caldera. En viajes cortos hacia Europa a bordo de motonaves, esa regulación tenia un comportamiento casi uniforme, treinta minutos a la hora de despertarse, treinta a la hora de almuerzo para lavarse y una hora en la tarde para bañarse, no recuerdo si otros treinta o quince minutos después de las comidas. Cuando se navegaba en viejos buques de vapor era de suponer que su uso fuera mucho mas controlado y el tiempo para su consumo más reducido.

Aquellos barcos carecían de lavadoras, ¿cómo resolvíamos entonces el drama de lavar la ropa de faenas? Generalmente se hacía una vez a la semana y con métodos poco usuales o desconocidos por las nuevas generaciones. Por ejemplo, navegando como timonel a bordo de la motonave “Habana”, varios de nosotros teníamos la costumbre de amarrar la ropa sucia con “jibilays” (cuerdas de poco grosor) y lo lanzábamos por la popa del barco durante un tiempo. Los golpes del mar durante la marcha de la nave, lo lavaba (en apariencias) del churre acumulado durante el tiempo transcurrido. Luego lo metíamos un rato en un cubo con agua dulce sin uso de jabones y la poníamos a secar. El gran problema radicaba cuando se olvidaba aquella ropa amarrada por la popa del barco, si pasaba mucho tiempo, ella se deshilachaba y solo recogías unos pedazos de trapos. No fue una sola oportunidad en la que obtuve esos resultados.



Motonave "Jiguani"

Generalmente cada nave posee tanques para almacenar agua potable y su capacidad está en dependencia de la cantidad de tripulantes y longitud de los viajes para la que fueran diseñadas. Es de suponer que cuando esas travesías se extendían mas allá del tiempo razonable, el control sobre el consumo del agua era mucho mas riguroso. La carencia de ese liquido fue la causa de muchas arribadas forzosas para reabastecer al buque, no me equivoco si afirmara que esa situación solo era provocada por la existencia de las “calderas”. El hombre podía ser sometido a sacrificios extremos, muchos las vivimos, no así la caldera. De ella dependendían varios equipos auxiliares para garantizar el funcionamiento de la nave.

Muchas locuras “revolucionarias” se cometieron por parte de capitanes irresponsables que, expusieron a sus tripulaciones a peligros desconocidos por ahorrar divisas. Una de ellas fue cometida por el difunto Capitán Carlos García a bordo del buque “Jiguaní”. Después de atravesar el océano Pacifico desde Japón a Panamá y agotadas las ultimas toneladas de agua, ordenó llenar el tanque en el lago Gatún de Panamá, casi la totalidad de la tripulación sufrimos diarreas. Inocentemente saqué una botella del barco conteniendo esa agua y me dirigí al Instituto Carlos J. Finlay en la calle Infanta. Expuse las razones por las cuales solicitaba fuera analizada ese líquido y por poco salgo de aquella institución acusado de “contrarrevolucionario”. 

El caso más dramático en cuanto a racionamiento de agua se refiere, lo viví a bordo del buque “Renato Guitart” transportando tropas para Angola cuando la guerra. Recuerdo que aquella nave poseía un tanque de agua potable con una capacidad aproximada de 300 Tm. y aun así, contando con una tripulación aproximada de 35 hombres, el servicio de agua potable era racionada en travesías normales hacia Europa. Imaginen por un solo segundo cual seria el consumo a bordo con las de 1200 soldados a bordo, solamente con la destinada para beber y cocinar, se gastaban diariamente mas de 25 TM. Estuvo prohibido terminantemente bañarse y el que fuera sorprendido violando aquella disposición seria sometido a una celda hasta la arribada. Gracias a Dios, se infectó con ladillas una bodega donde viajaban 500 hombres. Fueron fumigados con DDT en la cubierta principal y ese día fue de fiesta, autorizaron a bañarse. Ya habían transcurrido veinte días sin probar un baño y la peste era insoportable en todo el barco.



Motonave "Bahía de Cienfuegos", primer barco en el que navegara y poseyera destiladora.

Por aquellos tiempos los servicios sanitarios se descargaban con el uso del agua de mar, al menos se evitaba el consumo de ese preciado líquido, solo que tenía sus inconvenientes cuando la nave se encontraba en puertos altamente contaminados como La Habana o Buenos Aires.

Por la segunda mitad de la década de los 80 comenzaron a arribar buques con destiladoras y convertían el agua de mar en potable. Aun así, no era recomendable abusar de su uso y debía mezclarse con agua potable en los puertos de arribada. Esas destiladoras eran capaces de producir mas agua de la que se consumía diariamente a bordo. Para esas fechas también, los servicios sanitarios se descargaban con agua potable y la mayor parte de esos buques poseían lavadoras, camarotes individuales con baños incluidos, etc. La vida del marino fue un poco mas humana y se eliminaba de aquella manera uno de los tantos sacrificios a los que fuéramos sometidos los viejos lobos de mar.



Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2018-04-09


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