sábado, 21 de abril de 2018

EMPÍRICOS IN MEMORIAM


EMPÍRICOS IN MEMORIAM


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Motonave "Jiguaní"


Existió un grupo numeroso de hombres que fueron injustamente sepultados en el olvido, los borraron silenciosamente mucho antes que naufragara la flota. Eran gente ruda y de escasa cultura, aquellos que no conocieron la llave neumática para aflojar las monstruosas tuercas de las culatas y debieron hacerlo a golpes de mandarrias. Fueron seres condenados a la hipoacusia cuando no los protegieron debidamente y por sus oídos transitaron más decibeles que alimentos por sus bocas. 

Aquella gente desconocida por las últimas generaciones de marinos, fueron los que movieron nuestras naves sin necesidad de un titulo académico. Es que no tenían a otros disponibles, solo a esa enorme caravana unas veces defectuosa de bebedores, mujeriegos, pendencieros, contrabandistas y aventureros. ¡Que no todos, coño! Falsa clasificación donde fueron religiosamente enclaustrados para luego justificar las injusticias que contra ellos aplicaron. Y si lo fueron, ¿cuándo se ha visto a un marino tan puro y santo? Solo luego de la castración general. Salitre y petróleo destilaban por la piel, hollín y carbono exhalaban en cada bocado de aire que exhalaban. Muchas veces no sabias si estabas en presencia de un blanco o negro, porque de este último color se vestían los días que limpiaban las cámaras de barrido.

Aquella gente ruda por designio divino, fueron quienes les dieron vida a los viejos barcos de vapor y los llevaron hasta el último rincón de Europa. Los mas afortunados, lograron incursionar en motonaves muy modernas para sus tiempos y vidas, fueron osados, atrevidos, valientes. Navegué en varias naves con esta especie de hombre que muy pronto se extinguiría y guardo gratos recuerdos de ellos. La mas sobresaliente de sus virtudes fue la hombría, no muchos renunciaron a ella y soportaron con estoicismo las presiones que sobre ellos pesaron cuando el mercado de hombres fue ganando equilibrio.

Mientras sus vidas sorteaban todo tipo de sacrificios y eran diezmados por las nuevas corrientes ideológicas, se iban formando nuevos hombres que se encargarían poco tiempo después de apretar el gatillo para darles el ultimo pistoletazo. Las ultimas generaciones de marinos, oficiales y maquinistas no los conocieron, aquellos hombres fueron convertidos en fantasmas y borrados de la memoria sin recibir el reconocimiento que merecían.

Los empíricos lograron imponerse y sobrevivir un tiempo en nuestros departamentos de máquinas. Ninguno de ellos era titular de academia alguna, fueron ascendiendo a golpes de experiencia. Fueron todos excelentes mecánicos y su capacidad para mantener a viejos barcos lo demostró durante muchos años. No solo a los viejos como manifesté con anterioridad, lograron imponer sus presencias en “Los gallegos” y otras naves adquiridas de uso. 

Resultaba imposible notar sus presencias en el campo perteneciente a los “Pilotos”, nadie llega a Capitán empíricamente, se requiere para esa plaza y las de oficiales un título que solo expedía la Academia Naval. Sí, existieron hombres que realizaron sus exámenes sin acudir a los cursos impartidos por aquel centro formador de profesionales del mar, fue meritorio el esfuerzo personal de cada uno de ellos. No se graduaron en la academia como guardiamarinas, pero llegaron a poseer un titulo con igual valor que los acreditaba como Pilotos de Altura. Muchos de esos hombres llegaron a comandar nuestras naves, unos salieron buenos y otros malos, la vida ofrece tanta variedad de seres como una botica medicamentos.


Motonave "Pinar del Rio"
Las navegaciones de cabotaje se realizaron casi siempre a bordo de viejas goletas de madera y sus navegaciones eran muy limitadas. Sus tripulaciones eran reducidas y todas comandadas por un solo hombre al que la población cercana a los bares del puerto identificaba como “Capitanes”. Honor al que nunca renunciaron aquellos buenos “Patrones” titulados por su experiencia. Lobos de mar que conocían cada arrecife traicionero o bajos que velaban por ellos tratando de arañar sus quillas. No los imagino compartiendo sus glorias entre las meretrices de Baracoa, Pilón, Moa, Puerto Padre y cuanto puerto pequeño existe en la isla. Fueron tal vez el suspiro escapado de alguna guajirita que, soñaba escapar algún día de su cautiverio, aburrimiento y rigidez del pequeño pueblo, donde los pensamientos eran conocidos por las vecinas. Estos pintorescos personajes nunca llegaron a nuestra flota y si alguna vez lograron ocupar un puesto en la lista de enrolos, debieron comenzar como simples marineros. Por cubierta solo llegaron a escalar hasta la plaza de contramaestre, excelentes lobos de mar fueron todos. Unos años más tarde se exigió estudios para aspirar a ese escalón sobresaliente en la marinería y créanme, no podían compararse con aquellos viejos lobos de mar, es que no llegaron a convertirse en lobatos.

El buque “Jiguaní”, se destacó de todos los que navegué por la fuerte presencia de empíricos en su departamento de máquinas. No cometería error si afirmara que hubo viajes donde la totalidad de sus maquinistas lo eran, cuento desde su Jefe de Máquinas hasta el último Cuarto Maquinista. Fue un equipo espectacular durante varios años, aquella nave nunca presentó problemas graves, solo los normales en cualquier buque. Eran muy unidos y colaboradores, todos seguían fielmente a su líder, Orlando del Rio. Me parece andar por los pasillos del departamento inspeccionando los extintores, todo se encontraba pulcramente limpio y pintado. Varios integrantes de aquel grupo habían llegado al barco enrolados como simples engrasadores y fueron ascendiendo de acuerdo con sus experiencias como “mecánicos”, tal fue el caso de Raúl Romero, quien subiendo y subiendo logró llegar a Jefe de Máquinas. Ejemplos como ese abundaron en la flota y los encontré en diferentes naves. Yo no los imagino realizando un diagrama a la máquina principal, tuvieron en algunos casos que inventarlo para presentarlo a los inspectores. Esto lo confirmo, porque alguna vez tuve que hacerle los cálculos de la existencia de combustible en los tanques a uno que otro y aquellos cálculos son mas simples que los diagramas mencionados. Aun así, aquellos hombres nunca debieron ser condenados al inmerecido ostracismo que opacó sus méritos ante las generaciones arribadas posteriormente.

Cuando la demanda de hombres fue saturada con aquellas promociones kilométricas realizadas en la academia naval, la mayor parte de esos héroes anónimos que una vez mantuvieron funcionando nuestras naves, fueron separados silenciosamente de la flota. Muchos de ellos envejecidos, enfermos y sufriendo una terrible hipoacusia. Estoy convencido de que esta página de nuestra historia, es desconocida por las últimas promociones sumadas a nuestra flota antes que desapareciera. Puede que uno u otro alzara la voz para condenarlos y lo hicieron sin saber de sus méritos. Poco tiempo después, esas mismas voces, se vieron con los pies en la calle vendiendo pizzas o conduciendo un taxi pirata. 



Motovapor "Rio Caonao"

Los mas sortudos de aquella generación de maquinistas empíricos, continuaron activos en las brigadas técnicas que atendían a nuestros buques o laborando en el dique de La Habana.

Sirvan estas líneas como homenaje a un numeroso grupo de hombres que una vez integraron nuestra flota y fueran condenados al silencio, aun cuando pertenecieran a una parte muy importante de nuestra historia.





Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2018-04-21





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