miércoles, 24 de enero de 2018

VIAJAR POR ESPAÑA.

VIAJAR POR ESPAÑA.


Motonave "Habana", barco donde viajara por primera vez a España.


Enfrentar una terrible galerna en tu primer viaje, puede hacerte dudar y hasta renunciar a la búsqueda de ese sueño perseguido por cualquier joven. Se siente mucho miedo cuando navegas entre olas monstruosas y compruebas que el barco es solo un juguete que se mueve al antojo de la naturaleza. Fueron días de angustia donde temí lo peor y me prometí renunciar para siempre continuar esa loca aventura, corría el año 1968. Nos demoramos veintiún días de navegación, donde la travesía normal para una nave con su velocidad solo se extendería a unos 14 ó 15 días.

Cuando se abre un nuevo mundo ante tus ojos cambias de opinión y llegas a la pronta conclusión de que valió la pena. Todo tiene un precio en la vida y disfrutar de aquellas maravillas merecía la pena pagarlo. Yo era un joven de solo dieciocho años, una criatura saturada de sueños imposibles de alcanzar en una tierra donde soñar podía ser mal interpretado. El mar te ofrece esa posibilidad, te hace sentir libre, aunque solo en apariencias. Nunca se corta el cordón umbilical con la tierra dueña de tu alma y cuerpo. Son idas y venidas a la triste realidad que te tocó vivir, pero el mar es generoso y te permite fantasear, pensar que te libraste de esa terrible maldición.

Nuestro primer puerto de recalada fue Rotterdam-Holanda, continuamos después hacia Tilbury-Inglaterra, seguimos despachando paqueticos por Hamburgo-Alemania y nuestras bodegas se llenaron en Amberes-Bélgica. Estábamos listos para un regreso indeseado y mi aventura se encontraba inconclusa, no me conformaba, deseaba consumir algo mas para luego contarle a los amigos de mi barrio. Tampoco podía quejarme, conocer cuatro países hasta ese instante es un privilegio que no gozan muchos. ¡Sorpresa! Nos destinaron al puerto de La Coruña para hacer combustible, serian pocas horas de escala, las suficientes para salir un rato a la calle y soñar, hacerlo como se merece un sueño. ¡Vamos por el quinto país! Solo que esta vez se trata de uno muy especial, la tierra de mis antepasados.


Motonave "Jiguaní", con el que viajara a España en diferentes ocasiones.

No se si a ustedes les sucederá lo mismo, pero toda vez que fui a España, me sentí como el protagonista de una película o novela. Andar sus calles y escuchar aquellas voces tan familiares, me transportaron inmediatamente a un escenario que, aunque lejano, me resultaba muy conocido. Fue muy poco el tiempo que estuvimos esa vez en La Coruña, el suficiente para regresar encantado y tener algo maravilloso para contar a mi regreso. Luego, sentados en una acera del barrio Juanelo, fui rodeado por un coro de amigos que me escuchaban en silencio y devoraban cada una de mis palabras. Corrían tiempos muy difíciles para una juventud que se marchitó, sin vivir, los mejores años de su vida. Hacia muy poco que la música extranjera había sido liberada y el único contacto de aquellos muchachos con el mundo exterior, lo tenían con una duración de una hora escuchando el programa “Nocturno”. Una vez que finalizaba con el tema tarareado por ellos, la vida regresaba nuevamente al infierno de donde había escapado para no morir de asfixia.

Regresé muchas veces a España, creo que en mas de veinticinco oportunidades y hoy, puedo manifestar con orgullo o vanidad, conocí muchos más lugares de ese encantador país que millones de españoles. Franco estaba en el poder y económicamente España se encontraba junto a Portugal e Italia entre los más atrasados de Europa, solo que aquella relativa pobreza, no le restaba los encantos que conservara hasta mi 
último viaje hace solo tres años. Regresé a Bilbao en diferentes viajes, unas veces comerciales y otras para realizar reparaciones. Le seguirían en este orden Santander y Cádiz, puertos repetidos con el mismo propósito y donde mis estancias superaban siempre los veinte días. Barcelona, Tarragona, Castellón, Alicante, Ceuta, Baleares, Valencia e Islas Canarias, irían engrosando poco a poco una colección que se hizo mas rica durante mi última aventura como turista.

Cuando eres marino cubano, salvo muy raras excepciones, toda tu preocupación se reduce a visitar tiendas de bajos precios, plazas de gitanos y cuanto mercado ofrezcan rebajas. Viajas cargando una listica con las necesidades apremiantes de tu familia, necesidades que casi nunca puedes satisfacer si recibes un pago de $5.00 dólares semanales. España era una válvula de escape con sus precios ridículos en aquellos tiempos, muy apretados para los nacionales, pero complacientes para nosotros con un poquito de platica acumulada. Hoy pocos creerían que podíamos vestirnos con 500 pesetas, que podías conseguir los servicios de una prostituta por solo 150 pesetas con cama incluida. Hay historias que resultarían infladas y fueron muy ciertas hasta el día que la península se sumó al “destape” europeo. Impensable encontrar a una mujer sola sentada en una barra bebiéndose un cubata, vino o cerveza, digamos que un simple café. 



Motonave "N Gola", buque con el que realizara otros viajes a España.

Hubo situaciones me resultaron siempre incomprensibles, como esa de permitirnos bajar a tierra solamente hasta la media noche. Medida que no se aplicaba en la mayor parte de los países visitados en esos tiempos, nosotros éramos víctimas de una dictadura comunista y fuimos castigados por una dictadura de derechas. Solo que ese castigo inmerecido se aplicaba a las víctimas, mientras el régimen de Franco se comportaba como uno de los principales sostenes económicos de Castro. Esa conducta de complicidad española con el régimen cubano, se mantuvo y mantiene por cada uno de los presidentes de turno en la península. Posiciones que solo pueden justificarse por el odio desmedido practicado desde la perdida de la ultima colonia en América, nosotros. Política aparte, debo confesar que siempre fuimos muy bien tratados en todos los puertos españoles, pudiera afirmar que los cubanos hemos sido mimados por los peninsulares. Trato recibido que se distancia mucho del que ofrecen a otras personas de origen en este continente, muchas veces victimas de discriminaciones. Asunto que tampoco me preocupa mucho, cuando en sus países de origen discriminan a los cubanos que salieron de la isla por no simpatizar con aquel régimen.

Unos pocos, los mas aventureros en nuestros buques, destinábamos un poquito de plata para gastar en bares y burdeles, España fue uno de los países mas baratos en este campo. La bebida tenia precios ridículos, se podía comer en fondas o restaurantes de bajo costo y disfrutar de esa exquisita gastronomía única en el mundo, yo era uno de ellos, nunca me sentí atrapado por la pacotilla. Los bares siempre fueron sitios donde se establecían contactos fortuitos y donde algunas veces nacían amistades. Se aprendía a diferenciar al español en sí, cada uno identificados por su región de origen, no todos eran iguales en su trato, costumbres, gastronomía, etc. Es un país muy rico en este aspecto y para conocerlo no basta con visitarlo una vez ni quince, esas cortas estancias solo te brindan una pequeña posibilidad, limitadas a la hora de establecer diferencias y llegar a conclusiones. No es lo mismo un gallego que un vasco, andaluz, catalán, etc., aunque en el trato con nosotros todos fueron espectaculares y nos sentíamos como si estuviéramos en casa.

Cuando la realización del Referéndum de 1976 yo me encontraba en Las Palmas de Gran Canaria y disfruté como un peninsular mas los cambios que se producirían con el fin de la dictadura franquista. Cambios que no tendrían lugar en nuestra tierra en proceso de destrucción y con la complicidad de una gran parte del mundo. En la península española se produjo un cambio total y fue tal la velocidad impuesta, que no solo se logró esa libertad ansiada por los españoles. Ellos son iguales que nosotros, si no llegan, se pasan, y se pasaron. Libertinaje y corrupción llegaron abrazados, marchan muy felices desde aquellas fechas hasta el sol de hoy. Fueron superando muchos baches económicos hasta lograr insertarse en una Europa que los aventajaba por años, fueron absorbidos económica, política y socialmente por el viejo continente. ¡Claro! Con todas las excentricidades aportadas por nuestra raza, donde los extremos son muy bien aplaudidos. Poco a poco fuimos perdiendo aquel maravilloso punto de recalada, se escapaba de nuestras posibilidades, ganábamos ahora $2.00 dólares diarios, insuficientes para satisfacer las demandas de una España muy europea. ¡Debemos conquistarla nuevamente! Pudo gritar alguien en silencio y para lograrlo, la invadimos con un contrabando de tabacos no conocido en la historia por su volumen. Para el año 1991, fecha en la cual desertara en Canadá, ya había visitado a España en mas de veinticinco oportunidades, perdí la cuenta. Nunca me sentí extranjero en la tierra de mis abuelos y la disfruté muchísimo.


Motonave "Frank Pais", con el que realizara viajes a España.

En el año 2014 regreso en avión como turista y permanecí durante tres meses y tres semanas visitando lugares históricos y turísticos jamás soñado en mi vida de marino. Esta vez me enamoré aun mas de aquella cautivadora tierra y razones me sobran para afirmar que la conozco como pocos españoles. Madrid, Manzanares el Real, La pedriza, Villacastín, Monasterio el Paular, Turégano, Cuellar, Coca, Olmedo, Valle del Jerte, Iscar, Arévalo, Wamba, Ponferrada, Castrillo de los Polvazares, Astorga, El Escorial, Granja de San Ildefonso, Valle de los caídos, El Espinar, Medina del Campo, Tordesillas, Simancas, Valladolid, Pedraza, Sepúlveda, Salamanca, Ávila, Segovia y Las Medulas, son hermosos parajes donde dejé marcadas mis huellas. Lugares que me hicieron soñar y recrear un poco la historia de la tierra de nuestros abuelos. España es única, un país para adorar sin importar sus defectos y el empeño de unos pocos hijoputas que desean destruirla.

Viajar por España, es algo así como viajar a un paraíso solo concebido en los sueños de cualquier joven marino como yo.






Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2018-01-24


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