viernes, 10 de noviembre de 2017

LA CASILLA DE PASAJEROS


LA CASILLA DE PASAJEROS





Solo los marinos más viejos recordarán que nuestras familias nos esperaban cómodamente sentados en lo que fuera la “Casilla de Pasajeros” de la Aduana habanera. El proceso de sondeo a cualquier nave podía sobrepasar muy bien las tres horas, tiempo durante el cual permanecíamos tranquilos sabiendo que nuestras familias se encontraban resguardadas del sol, lluvia y cualquier peligro siempre latente en la zona. No olvidemos que el área del puerto comprendida desde la Lonja del Comercio hasta el Muelle de Luz y la propia Alameda, era muy frecuentada por borrachos y “Cufleteras” (nombre que recibían las prostitutas de entonces).

La Casilla de Pasajeros era apenas utilizada por marinos, para esos tiempos hacía rato que no arribaban barcos de pasaje alguno. Era el punto de partida de los tripulantes de barcos fondeados en la bahía y luego la cantidad se vio aumentada con la presencia de marinos extranjeros que, utilizaban el servicio de lanchas para ir o bajar de sus naves. Por esa época Cuba disponía de una gran cantidad de buques fletados o arrendados por la empresa CUFLET, lo que hace suponer la coincidencia de esos marinos con los cubanos y familiares cuando se producía una arribada o partida. Como siempre ha ocurrido en la isla, la solución al problema que se presentaba con la mezcla de nacionales y extranjeros fue muy simple, mandaron a todos los cubanos al carajo con familias, niños, perritos y gaticos. No existió una sola mente por la que pasara la idea de cambiar el horario de las lanchas para los extranjeros diferente a las de los marinos cubanos. Es mucho pedir que alguien piense y cuando lo hace prefiere guardar silencio.


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Vista lejana del espigón Nr.3 Sur de los muelles "Sierra Maestra"


De esa manera, nuestras familias y nosotros mismos, fuimos desplazados hacia el espigón Sierra Maestra Nr.3 Sur. Justo al lado de la entrada para abordar las lanchas se encontraba la pequeña caseta perteneciente al “Control Sanitario Internacional” y unos pasos a su derecha, el espigoncito del Muelle de Luz donde se tomaba las lanchas para dirigirse al poblado de Regla. Con ese acto de discriminación hacia los nacionales, porque no puede ser mencionado de otra manera, nuestras mujeres y niños se encontraban a merced de los peligros naturales de esa área del puerto. Hablemos del movimiento de transporte en dirección al espigón o saliendo de él, acoso de borrachos debido a la existencia de tres bares de mala muerte en la acera del frente, roce obligado con lo peor, rateros y prostitutas, etc. En esa zona nuestros parientes no poseían un lugar donde sentarse y menos para resguardarse del sol o la lluvia. Terrible una espera de más de tres horas cuando eras afortunado y no coincidía la llegada de tu barco con la de otro. Es de suponer que en esos casos las penas se multiplicaban y podían extenderse más allá de las seis horas.

Los viejos recordaran que la “Casilla de Pasajeros” tuvo otro uso y no quisiera ser traicionado por la memoria. Para esa época, toda la pacotilla de la tripulación era desembarcada en lanchas de la Aduana y en una fecha determinada por ellos, los tripulantes debían pasar a retirarla mediante los pagos por derecho de importación. La parte más penosa de esa horrible maniobra realizada cuando aún los límites de corrupción eran tolerantes, correspondía a los discos que comprábamos en el extranjero. Aquellas placas de acetato podían permanecer retenidas en la Aduana por periodos que superaban la semana, muchas veces esos discos eran entregados a sus propietarios “rayados”. ¿Cuál era la razón para que eso sucediera? Pues en la Aduana existía un funcionario encargado de descubrir “posibles mensajes” del enemigo y para descubrirlos, pasaban el mencionado disco a diferentes velocidades. Cuando se hable de paranoia, no olviden el caso cubano, el enemigo podía viajar en el aire que se respiraba. Poco importaba que uno de esos discos tuviera un precio en el mercado que correspondiera cómodamente a tres semanas de trabajo, digamos que unos $15.00 dólares y luego no te atrevas a reclamar tu derecho, podía pesar sobre ti cualquier tipo de sospechas. Ante los abusos mencionados en cuanto a la expulsión de nuestras familias de aquella maldita “Casilla de Pasajeros” y los desmanes que se cometían contra nuestra pacotilla, no hubo una sola reclamación. Tanto los militantes del partido como los secretarios del supuesto sindicato guardaron a buen recaudo sus lenguas.

Poco tiempo después comenzaron a realizar el aforo de nuestras pacotillas a bordo y esa acción ayudó al desarrollo de una corrupción despiadada y sin límites en nuestro giro. El viejo espigón Sierra Maestra Nr.3 Sur no es de interés turístico y ya no funciona para cargar o descargar barcos. Las imágenes que se muestran de su estado actual son desgarradoras y hablan por sí sola del abandono al que han sido sometidas junto a miles de construcciones en la ciudad de La Habana.

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2017-11-10








Estado actual del espigón Sierra Maestra Nr.3 Sur. Fotos tomadas de la pagina del marino Arabí Evelio Arabí Gelabert


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