martes, 6 de febrero de 2024

VARADO EN LA MILLA 103 DEL RÍO ORINOCO.



 

VARADO EN LA MILLA 103 DEL RÍO ORINOCO.


Buque cementero "Capitán San Luís", escenario de esta historia.


 

…Si cuando llegues el martes no alcanza la plata para la cremación, yo pongo una tarjeta de crédito y Dios proveerá…

 

Pedro Raúl Valdés

 

 

Si ante una sorpresiva emergencia tienes un amigo que reacciona con ese grado de desprendimiento, trata por todos los medios de conservarlo. Corren tiempos donde esa palabra, “amigo”, ha sido una de las mas traicionadas, prostituidas, degeneradas, deformadas, travestidas y envenenadas de nuestro idioma. Al menos eso ha sucedido en Cuba y está actualmente en proceso de extinción. Tampoco me refiero a un individuo cualquiera, me detengo en una persona mayor de edad con un largo curriculum de horas nalgas en consultorios médicos e ingresos hospitalarios. Sumo a esa persona que, violando todas las leyes de la gravedad, desafiaba a la muerte y se encontraba activo laboralmente hasta unas semanas después que perdimos a un hermano. Si se concluyen estas notas agregando que desarrollaba un trabajo “humilde” donde devengaba un salario bajo y como compensación se mantenía activo en otras labores, es posible que lleguen a comprender la importancia y valor de ese gesto de desprendimiento al que me refiero.

 

Nosotros los marinos pertenecemos a una rama del ser humano con una clara tendencia a dejar y perder amigos por el camino. No lo hacemos voluntariamente, la dinámica de nuestras vidas nos obliga. El tiempo de nuestra permanencia en tierra era mucho mas reducido que el empleado en el mar y cuando recalábamos a cualquier costa, aunque no fuera la nuestra, tratábamos de rescatar el tiempo dejado de vivir. En eso se traduce una gran parte de nuestras vidas, la detención de todos nuestros cronómetros desde que te haces a la mar, tu existencia se tiñe de azul y a tu alrededor nada cuenta. Vengan mujeres, barras, aventuras, contrabandos, peligros, etc., mientras andas por tierras extrañas. Vengan los hijos, mujer, familia, amigos, cerveza, cenas, fiestas, dolores pausados durante las navegaciones, etc., ese era el panorama encontrado en nuestras playas. Por supuesto, aquel amigo de la infancia, juventud, escuela, cuadra, bailes, etc., perdía la prioridad. Nunca alcanzaba el tiempo disponible para compartirlo con él y finalmente se iba devaluando el interés. Hasta que lo olvidábamos y solo rescatábamos su recuerdo durante las soledades de nuestras navegaciones.

 

Solo una vez lo escuché reclamando algo, lo hizo como si se tratara del mas triste lamento, el olvido al que fuera condenado por parte de sus amigos cuando cayó en desgracia. Lo escuché muy apenado y no quise tocar aquella herida cubierta con una cicatriz muy frágil. Tenía y no tenía razón, varios de los amigos dejados por su estela no pertenecían a la misma empresa. En nuestro caso, por solo citar un ejemplo, podíamos pasarnos años sin volver a reencontrar a ese amigo o pariente. El motivo era conocido, cuando tú arribabas a la isla, él había partido de viaje o viceversa, eso sucedía en mi propia casa. La situación empeoraba cuando ambos amigos pertenecían a diferentes empresas navieras. Yo mismo me enteré del fallecimiento de varios conocidos en Navegacion Caribe muchos años después de sus partidas. Si este noble y gran amigo no me cuenta esta historia, yo nunca me hubiera enterado de su varadura en el río Orinoco a bordo del buque cementero “Capitán San Luís” y su posterior condena a prisión.

 

Asumo mi responsabilidad, yo fui quien lo convirtió una mañana en un litro de leche, más criollo se escuchaba “Pomo de Leche” debido a esa blancura anacrónica en nuestra geografía y así se quedó marcado para toda su vida, hasta hoy. Corrían tiempos donde sobrevivían aquellas sonrisas y alegría espontanea de una juventud muy confiada, disciplinada, ingenua, laboriosa, inocente, soñadora, creyente del discurso vendido y falso, no puedo excluir a los fanáticos, extremistas y delatores. La juventud más traicionada de todas las que compartían el mismo escenario y las que esperaban asistir a la siguiente ópera. Una juventud gastada y marchitada a cambio de nada, una vida dedicada a la destrucción de un hermoso legado. Una juventud envejecida entre himnos, consignas, planes, promesas, asambleas, delaciones, traiciones y cuanta porquería embarra hasta los fantasmas de quienes creyeron y murieron confiados en la falsedad. Juventud vieja y terca que se niega a reconocer su fracaso, no quieren decir que una vez se equivocaron. Peor aún, prestan lo que les resta de sus menguadas energías para delatar y reprimir el reclamo de otros jóvenes, quienes se desmarcan de sus padres y abuelos, porque solo identifican en sus rostros a la representación de la amarga derrota.

 

Cada mañana nos hacíamos sentir en el patio de lo que fuera nuestra escuela en Jaimanitas, es que resulta imposible privar de un golpe ese encanto de una edad, tiempo donde no se exige autorización para brindar una sonrisa o carcajada. Hoy me llegan rostros de fantasmas muy divertidos, Cebolla y su padre Toribio saliendo de su pequeño auto Renault y toda aquella juventud gritando al mismo tiempo ¡Cebollón, Cebollón!, al padre. Y el viejo, un elefante que superaba los seis pies o próximo a esa estatura, agarrándose los güevos, mientras era premiado por rechiflas y estruendosas carcajadas. Todo el alumnado ladrando cuando llegaba un alumno con el apodo de “El Perro”, nunca me detuve a preguntar el motivo de ese nombrete, lo imagino. Todos aplaudiendo y cantando alrededor de una mesa donde “La China”, una loquita muy famosa de La Víbora, bailaba como si se encontrara en el mejor tablao flamenco andaluz y aquella flor de Mar Pacífico en una de sus orejas bien aferrada para no caerse nunca. Una que otra rechifla a nuestro verdugo Roberto Arche Flores, todos sin comprender como una persona con tan bajo nivel educacional y cultural podía ser director de nada, lo era gracias a la revolución.

 

Muchos de aquellos jóvenes han partido en su última singladura, algunos escoltados por el cariño que sembraron entre nosotros. Otros salieron por la puerta de atrás, porque los hubo despreciables, como en todo conjunto, orquesta, equipo deportivo, cuadra, escuela. Por ellos nadie siente su partida y nunca se les ha ofrecido una pitada larga, por ellos no se arriaron nuestros pabellones.

 

Se fueron con esa gloria que brinda la amistad y su cariño un grupo muy querido entre nosotros, Jorge Marcos Joan (Cebolla), Bismarck Corella (El Bibi), Manuel Balsa Larrinaga, Luis Rocha Hurtado (El Baby), Amancio, Grau, Amaya, Gilberto Martínez (Quien asumo haya fallecido, no creo que su frágil estructura haya sobrevivido dos “periodos espaciales”) Así, sin acento en la “i”, como si se tratara de una menstruación revolucionaria. Faltan otros que no acuden a esta mente algo agotada y espero me disculpen.

 

Después nos separamos y allí quedó en pausa esa hermosa amistad que nos unió como estudiantes, aunque realmente fuéramos hombres hechos y derechos, algunos bien maduros. No volveríamos a vernos por años, aunque nos unieran esos lazos de amistad indestructibles. Por el camino iban cayendo unos y otros sin que pudiéramos enterarnos. No existía el Internet y no todos poseían teléfonos en sus casas, era un aislamiento obligatorio, razón poderosa para comprender el doloroso reclamo de mi amigo “Pomo de Leche”.

 

Habrían transcurrido unas tres décadas cuando nos reencontramos, él supo que yo estaría en aquel parque de la Bird Road y la 72 ave. llamado Barnes Park. Tuvo que habérselo dicho alguno de los “F1” que asistieron sin yo tener conocimiento de sus existencias. La sorpresa fue grande porque estuve hablando con ellos individualmente y unos minutos mas tarde, cuando se percataban que yo no los había reconocido, se identificaban con sus nombres y apellidos. Resulta casi imposible reconocer a una persona luego de tanto tiempo transcurrido, solo se conserva el timbre de la voz en la mayoria de los seres humanos. Viejos, calvos, barrigones, medio jorobados y uno que otro con el cabello ridículamente teñido, como si el color del techo pudiera encubrir la edad de la casa. Pomo de Leche fue el último que se identificó y se tomó su tiempo, quiso jugar con mi memoria y lo logró. Era imposible extraer de aquel trozo de elefante a la vara de pescar que era cuando estudiamos en Jaimanitas. La alegría compartida entre los presentes fue sincera y profunda, allí se encontraban una pequeña representación de la Promoción “F1” compuesta por Eduardo Ríos, Losada, Domingo Echeverria, Amaya, Sebastián Rosales y yo. Fue una velada maravillosa donde logramos revivir muchos recuerdos y traer de vuelta a los buenos amigos que fallecieron en ese largo recorrido.


Lee, Cancio Jr, Sariol, Galo, Casañas, Losada, Dr. Labrada, E Ríos padre, Domingo Echevarría, Amaya, Pomo de Leche y E Ríos hijo.

Hace unos días estuve conversando con él y le confesé mi propósito de dedicarle unas líneas. Le dije que debía ayudarme a llenar ese vacío producido después de nuestra graduación y que desconozco. No fue muy sencillo convencerlo, es más bien amante de la privacidad. Le expliqué que, si yo había dedicado tanto tiempo a escribir sobre algunos hijos de putas, deseaba dejar constancia de los hombres buenos y en especial de mis amigos. Por el camino logré que unos pocos leyeran las líneas que yo les había dedicado y me lo agradecieron en vida. Le dije que no me gustan los homenajes póstumos, los muertos quizás nunca sepan lo que escribiste, tal vez sí. -¡Acuérdate lo que me sucedió con El Baby! Comencé a escribir sobre su vida estando vivo y no me dio tiempo, se nos fue. De todas formas, logré convencerlo y heme aquí, moviendo el teclado por una causa bien justificada. Fue necesario llamarnos en varias oportunidades para armar este muñeco, se repetía en parte una historia similar a la de Luis Rocha Hurtado. Pomo de Leche era jovencito cuando nos conocimos en el Curso Básico para Oficiales (F1) de Jaimanitas.

 

-¿Cómo fueron a dar tus pasos en esta profesión de marino? Sería la primera de tantas preguntas.

 

-Te cuento que en Julio del 1971 me gradué en la Escuela Camilo Cienfuegos (los Camilitos) de Baracoa en La Habana y el hijo de un vecino mío que navegaba como camarero en Navegacion Mambisa, me llevó a entrevistarme con Vélez Carrión en el Departamento de Personal y me envió para la Academia Naval del Mariel en la que ingresé el 2 de Septiembre del 1971 en la Promoción XII de Cubierta. En Diciembre de este mismo año me operan de urgencia en el Hospital Naval y causo baja en la Academia Naval, soy regresado a Mambisa. Del departamento de Capacitación me envían para el CEPEN a un curso de marineros, esa escuela se encuentra al lado de la Playa “El Salado”, un poco despues de Baracoa en dirección al Mariel, allí conocí a Domingo Echevarría, quien luego pasara el Curso “F1” con nosotros. Finalizado aquel curso y sin contar con mi voluntad, enviaron mi expediente y demás documentación para la Empresa Nacional de Cabotaje. Fui inmediatamente enrolado en un remolcador que tiraba patanas con miel desde Isla de Pinos a Cienfuegos, yo iba enrolado como marinero de cubierta, transcurría el año 1972. Pocos meses más tarde me mandaron para la motonave “Bahía de Matanzas” (el viejo), capitaneado por Aguado Morejón. De ese buque partí para el Curso Básico de Oficiales en Jaimanitas donde nos conocimos.

 

-Bueno, no es mal comienzo para quien carece de palancas, eras solo un joven que llegó a Navegación Mambisa de la mano del hijo de un vecino y después de pocas vueltas caíste de cabeza en embarcaciones. Otros corrimos peor suerte y tuvimos que pasar un año en la agricultura antes de tocar la plancha. ¿Qué sucedió cuando terminamos el curso?

 

-En el año 1973 terminamos los estudios y regresé a la Empresa Nacional de Cabotaje. Allí me enrolaron de agregado en un buque de tanque de ácido sulfúrico llamado “Hermanas Giralt” (el viejo) Me negué ir hasta el puerto de Santa Lucía a coger el buque tanque y a la semana siguiente me hicieron un juicio disciplinario. Fui condenado a 1 año sin ascenso y di vueltas como un trompo.

 

-Yo creo que se les fue las manos a los verdugos de la Comisión Disciplinaria de esos tiempos en Cabotaje. Resulta abusivo aplicar una condena de esa magnitud a un simple agregado, se supone que el buque no se detendría por tu ausencia. Existieron errores mayores con los que fueron muy condescendientes, sobre todo cuando se trataba de “militantes” los enjuiciados.

 

-Así mismo, me sonaron un año por el lomo. Mi hermano, mañana continuamos, debo salir en estos momentos.

 

-¡No hay líos! Ten cuidado por el camino. Un abrazo.

 

-Como puedes observar, se trató de tremenda odisea, casi recorro la mitad de la flota perteneciente a Cabotaje, que para esos años cambia su nombre a Empresa de Navegacion Caribe. En ese trayecto fui enrolado en el vapor “Bahía de Santiago de Cuba” con Aguado Morejón de Capitán, transportábamos cemento de Santiago de Cuba a isla de Pinos. En 1976 regresé a la motonave “Matanzas” (quemado) con el Capitán Bruno García Dueñas. Allí y una vez cumplido el extenso castigo al que me sometieran, el Capitán Bruno me firmó la evaluación y me hizo Tercer Oficial. Llegó Papucho enrolado como Segundo Oficial y se acabó la paz. Me mantuve durante el resto del 1976 y 1977 navegando de Tercer Oficial en ese buque. Realizábamos viajes a México, Curazao, Costa Rica, Perú y las tres Guayanas. Durante el último viaje en el  buque “Matanzas” (quemao), Papucho me tenía clavado  en todas las guardias de puerto en el extranjero. En Enero de 1978 y regresando de Sudamérica, me desquité y clavé a Papucho, lo mantuve 3 días sin relevo. Cuando regresé, Bruno me desenroló y tuve que salir corriendo para Nuevitas de urgencia porque fui enrolado en el buque cementero “Capitán San Luís” que se encontraba de salida. El viaje era de Nuevitas a Ciudad Bolívar en Venezuela.


Pedro Raúl Valdés, alias "Pomo de Leche". Foto correspondiente a esta época.

-Bueno, al menos mejoraste en cuanto a calidad de vida se refiere, me contaron que el buque “Capitán San Luís” era bien moderno y podías disfrutar de aire acondicionado.

 

-¡Así mismo, mi hermano! Solo que pude disfrutar muy poco de esas bondades, me salió algo caro el corto tiempo que estuve en esa nave.

 

-Imagino lo digas por la varadura en el rio Orinoco y tu posterior prisión. ¡Coño, si no es un récord, al menos es buen averaje!

 

-¡Exacto, no llegué a concluir en paz ese viaje norte!

 

-¡Coño, Pomo! No te lo mando a decir con nadie, eres el representante en la tierra de “La Mala Suerte”, mira que te han pasado cosas malas desde la juventud. Yo te invito a un recorrido por esa última fatalidad, es bueno que la gente la conozca y yo también, porque solo tengo cortas referencias de las escasas oportunidades en que la mencionas. ¿Estarías dispuesto a contarla?

 

-Nunca me han solicitado algo así, indudablemente que si lo pongo en tus manos estoy convencido que estará aislada de cualquier tipo de manipulación.

 

-Te advierto algo, eres mi hermano y creo que debo advertirte una cosa, si incursiono en esta aventura tuya, solo espero que sea creíble por las personas que la lean y por mí mismo. Con esto te digo que si detecto alguna mentira detendré todo lo que esté haciendo. ¿De acuerdo?

 

-Puedes confiar en mí, trataré de ser lo mas exacto posible en la narración de esta historia.

 

-¿Dónde es que se produce esa varadura?

 

-Esto sucede en la milla 103 del Río Orinoco, estábamos navegando con Práctico a bordo y ya había entregado mi guardia de Tercer Oficial que como bien sabes es de 08:00 am hasta las 12:00 m.

 

-¿Qué hiciste despues de terminar la guardia que te pueda vincular a ese “accidente”?

 

-A eso de las 17:00 horas yo bajo por el camarote Nr.23 que era el destinado a las camareras, ahora no recuerdo quien fue el tripulante que me avisó de una fiestecita que estaban celebrando, ni las razones de aquel festejo. El asunto es que fui y estuve compartiendo un rato con ellos, tiempo en el que consumí varios tragos de ron. No debo decirte que nunca he sido bebedor y eso lo conoces perfectamente, menos lo haría estando en navegación, pero me deje arrastrar por las simpatías o recibimiento, hacía muy corto tiempo que me había enrolado en aquel buque. Algo que facilitó llevarme varios vasos de ron a la boca, lo fue saber que dentro de muy poco tiempo arribaríamos a puerto y no tendría que hacer otra guardia de navegación. También estaba libre de guardia de puerto ese día y podía salir a tierra.

 

-Coño, Pomo, ¿cómo fuiste a dar al puente sin estar de guardia?

 

-Todavía no lo sé y aun no lo comprendo, pudo ser por los efectos del alcohol.

 

-¿Entraste directamente al puente?

 

-¡No, negativo! En ningún instante yo entré al puente, se encontraban de maniobras y no deseaba estorbar en nada. Solo me dirigí al alerón, ahora mismo no puedo asegurarte si fue al de babor o estribor.

 

-¿Pudiste observar quiénes se encontraban en el interior del puente en aquel momento?

 

-Si, los recuerdo muy bien, porque esas páginas se repitieron varias veces durante el juicio que me celebraron posteriormente.


-¿Por casualidad observaste que ellos se percataron de tu presencia en el alerón?


-Mi hermano, no puedo afirmarte que eso sucediera, todo transcurrió en cuestión de minutos.

 

-Es muy raro que encontrándose cuatro hombres en el interior del puente ninguno de ellos notara movimientos en cualquiera de los alerones. ¿Quiénes eran, recuerdas sus nombres?

 

-Mi hermano, se encontraban el Práctico venezolano, el Capitán del buque, pero si me matas ahora mismo, no puedo recordar su nombre. Al otro que distinguí fue al Primer Oficial de apellido Timochenko, se encontraba en su guardia de navegación. Tampoco recuerdo el nombre del timonel por razones obvias y que te expliqué, llevaba muy pocas horas enrolado en aquel buque.

 

-Bien, llegaste al alerón del puente. ¿Qué sucedió entonces?

 

-No sé cómo pudiera explicarte, me enredé con el control de máquinas.

 

-O sea, existía un repetidor del telégrafo en el alerón.

 

-No era eso exactamente, a cada banda tenía una pequeña consolita desde donde se gobernaba directamente la máquina principal del buque.

 

-Pomo, esa consola del puente con sus repetidores en los alerones se llama Bridge Control, yo navegué en barcos que lo poseían. De todas maneras, cuenta con un pequeño “telégrafo” el cual te indica todas las órdenes que se le pueden impartir a la máquina principal directamente desde el puente. La pregunta lógica sería ¿Cómo pudiste enredarte con esa palanquita que se encontraba, supongo, en la posición Toda Avante y colocarla en “Para Máquinas? Se tomó varios segundos ordenando sus ideas para darme una respuesta que supongo, pudiera convencerme sin mentir.

 

-No puedo explicarte sin cometer el riesgo de mentirte involuntariamente, es que realmente no recuerdo lo que pasó exactamente. Solo un estado de embriaguez pudiera justificar semejante acontecimiento.

 

-Posterior a tu encontronazo con ese telégrafo se detiene la máquina del buque. ¿Cuál fue tu reacción?

 

-Tuve que haber sido presa de un ataque de pánico y los nervios me traicionaron. Mi reacción fue salir corriendo, no fueron pocas las veces en que esos instantes regresaran a mi mente durante el juicio y luego la prisión. Muy bien pude regresar la palanca a su posición anterior, pero es que tampoco sabía cuál era. Muy bien pude ser honesto y avisarle al Capitán de mi accidente para corregir el error, etc. ¡No, yo hice lo peor que se me ocurrió en aquel instante, huir!

 

-¿Para dónde saliste corriendo, alguien te vio?

 

-Yo escapé a mi camarote y fui delatado con el Capitán por un Cuarto Maquinista que estudió con nosotros en los “F1” de apellido Figueredo.

 

-Bueno, no corresponde ahora enjuiciarlo para saber si era chivato o no. Lo cierto es que al tú escapar de la escena como ya hemos visto, diste razón suficiente para considerar aquella acción como un delito. Imagina por un solo instante que alguien mas haya estado cerca de Figueredo y observado tu huida. Imagina que se hayan realizado investigaciones o declaraciones con relacion al evento y que el hombre lo encubriera. ¿Cómo crees tú que la pasaría por encubrir una acción que a primera vista se puede calificar de sabotaje?

 

-Coño, mi hermano, te juro que por mi mente nunca paso la idea de cometer ningún acto de sabotaje.

 

-Pomo, yo que te conozco muy bien, te creo. Pero todo lo que rodea a ese fatal accidente, se puede contar como agravante en la causa seguida contra ti. Te aseguro, es lo que pensará mucha gente mientras lee estas notas. ¿Cuáles fueron las consecuencias finales?

 

-¡Mira, el buque salió inmediatamente del fango donde había varado! El único susto que se produjo fue por la cercanía de un tanquero de la Shell que venía de vuelta encontrada.

 

-¿Se tomó alguna medida inmediata en tu contra?

 

-¡Lógico, era de esperar una reacción! Timochenko dio o cumplió la orden de encerrarme en calidad de detenido en el camarote. Desde ese momento dejé de existir como persona y me transformé en un “contrarrevolucionario o traidor a la Patria”. Interrogaron a varios tripulantes para acumular todo lo que pudiera usarse en mi contra. Entre esas declaraciones se encontraban las del Jefe de Máquinas, quien era un ruso, él reportó que la parada de la máquina había sido manual y ejecutada desde el puente.

 

-Pomo, es lógico que el ruso hiciera esas declaraciones, no podía inmolarse para tratar de salvar a un desconocido.

 

-¿Qué siguió después de ese encierro en el camarote en calidad de preso?

 

-En esas condiciones permanecí hasta que regresamos a Nuevitas, una vez atracados, me condujeron esposado a uno de los dos autos del G2 enviados por mí desde Camagüey. Luego me enteré de que estaba encerrado en una dependencia del G2 en el reparto Garrido de esa ciudad. Allí me mantendrían durante 62 días hasta que se finalizara el juicio.

 

-¿Te asignaron abogado defensor?

 

-Lo ofrecieron de oficio, pero quien fuera mi esposa en aquellos años se encargaría de contratar a uno que me costó un dineral para esa época. Al final este abogado no resolvió mucho y el Recurso de Casación realizado después de dictada la condena no fue aceptado.

 

-Pomo, eso era algo sabido, no puedes esperar otro resultado en un país donde el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial se encuentran secuestrados por el partido comunista. Además de eso, no es la prostitución la profesión más denigrante o repulsiva que se practique en Cuba. Uno de los mayores burdeles de la isla se encuentra precisamente en la sede del poder judicial y la mayoría de los que ejercen esa profesión no dejan de tener el alma prostituida. ¿Has oído hablar de algún abogado famoso que haya logrado la absolución de algún disidente? La respuesta la conoce todo el pueblo y el ejemplo mas real de lo que significa ese despreciable proceder, se pudo observar en el juicio de la Causa Nr. 1 contra Ochoa. ¿Tienes alguna nota interesante de aquel juicio?

 

-Interesante fue todo el proceso donde se me acuso de todo lo habido y por haber, una de ellas fue horrible y no puedes imaginar el miedo que sentí. Decía que yo en un acto premeditado y contrarrevolucionario había detenido la máquina del buque poniendo en peligro a la nave y las vidas de la tripulacion, etc.

 

-¿Llevaron a declarar a algún testigo de la fiscalía?

 

-En el juicio declararon dos o tres que ahora no recuerdo bien sus cargos, eso era de esperar. Sin embargo, como si se tratara de un festín donde participarían varias aves de rapiña, transportaron a toda la tripulación en un ómnibus desde Nuevitas a Camagüey para que vieran el juicio.

 

-Pomo eso era de esperar, tú servirías de ejemplo o advertencia, eras un mensaje de intimidación a toda la población igual que los tres negritos fusilados cuando el secuestro de la lancha de Regla. ¿Cuánto fue la petición del fiscal y la condena final dictada por el juez?

 

-Me pidieron 15 años y me echaron 5. Ya te dije que el abogado me costó un platal que no tenía, fue un gasto innecesario, hubiera resultado mas económico un abogado de oficio para los mismos resultados. Apelé a un Recurso de Casación y me dejaron con los 5 años de cárcel invariable. A los 18 meses cumplidos me indultaron junto a unos 3000 presos políticos más, esto fue una especie de regalo concedido al expresidente Jimmy Carter, salí de la prisión el 26 de julio de 1979.


Pedro Raúl Valdés en el año 1981 en Hialeah-Florida.


 

-¿Saliste directo de la prisión a los Estados Unidos?

 

-No, yo salí en un vuelo de expresos políticos con sus familias en Noviembre del mismo año.

 

-¿Entonces pudiste sacar a tus hijos y esposa también?

 

-¡No, mi hermano! Eso pertenece a otra lamentable historia que es mejor pasarle por alto ahora.

 

-Finalmente, ¿cuánto tiempo cumpliste de prisión?

 

-Estuve preso en kilo 7, allí permanecí 18 meses de maestro, les daba clases a los presos.

 

-Bueno, pudiste escapar en algo a los rigores de la prisión, ¿no?

 

-¿Dónde estabas el 24 de diciembre de 1978, día de Nochebuena? Preguntó inesperadamente cambiando el rumbo programado, se suponía que las preguntas serían hechas por mí.

 

-Lo de Nochebuena suena irónico, solo existía en la fecha y memoria de muchos cubanos. Hacía 10 años que la habían suspendido por aquella famosa “Zafra de los 10 millones”. Pomo, yo estaba comiéndome un cable en las “Microbrigadas de Alamar”, había regresado ese año de Angola y vivía agregado con 21 personas.

 

-Pues yo estaba en el Treblinka cubano (no había cámaras de gas), pero el exterminio era lento. ¿Te imaginas a 400 hombres desnudos pasando por un túnel con chorros de agua fría? Había que cambiarse de ropa y zapatos para ir al campo de trabajo. Es cierto, yo era maestro, pero de todas formas me obligaban a ir al campo de trabajos forzados. Allí me metía 12 horas comiendo mierda y dando vueltas. Ese día de Nochebuena resultó inolvidable para los que estábamos en ese campo de concentración, amaneció con escarcha en todo el terreno, eso quedaba frente al aeropuerto de Camagüey. A las 6 de la tarde y regresando por el túnel, alguien habló y los cuatro guardias hijos de putas dieron un plan de machete, que no te imaginas el corre-corre que se formó. Había un guardia al que le decían marrón, era un negro rojizo. Le dio un planazo con uno de aquellos machetes chinos marca Gallito en la espalda a un muchacho que lo jorobó. Después no lo podía enderezar, ¿te imaginas que clase de golpe? Y todavía aquí en el exilio hay gente que defiende esa mierda. Allí en ese campo industrial se comían los perros y los gatos, el hambre era horrible. No tuve valor para detenerlo y pedirle que nos enfocáramos en la varadura, hay heridas que no cierran y esa era una de ellas. Estuve obligado a dejarlo deslastrar en algo ese dolor que carga como lastre desde ese fatal año.

 

-¿Has regresado alguna vez a Cuba después de esa salida?

 

-Te había pedido olvidar una historia desagradable cuando me preguntaste si había salido con mi familia en aquel vuelo de los presos indultados. Creo que bien vale la pena incluirla porque esa misma situación pudo haberla sufrido otro cubano.

 

-¡Pomo, si es penosa no estas obligado a contarla!...

 

-Regresé en Agosto de 1980 cuando el Mariel en un bote, fui a buscar a mis dos hijos mayores Junior de 4.5 años y Janko de 3.5 años. Aquello fue una locura, la madre no vino conmigo en 1979 en el vuelo de los presos políticos ni me los dejó sacar. Se apareció el 18 de mayo 1980 y dejó a los niños con mi mamá. Le dijo; “Cuídame a los niños un rato y más nunca regresó”. Mi mamá me llamó como a las dos semanas y me contó el problema. Tuve que ir al Mariel ya casi estaba cerrado y cuando regresé a La Florida estuve tres días preso en la cárcel federal de Miami. Fui a juicio y me absolvieron, me acusaban de tráfico humano. En un bote de 36 pies, aquellos hijoputas embarcaron a 42 personas que yo no conocía… Pensé que se trataba de una pausa, se detuvo y no quiso continuar.

 

-¡Pomo, aquí no termina esa dolorosa historia! Yo creo que eres uno de los tantos miles o millones de cubanos que merecen una disculpa o perdón ofrecida por la sociedad. Vamos a continuar, yo trataré de hacer un análisis técnico de aquella situación que te llevó a prisión. Considero imprescindible hacerlo, porque aquel juicio fue una farsa donde, por supuesto, tu abogado defensor era un ignorante de muchos aspectos de nuestra profesión y el fiscal era un canalla, cuyas funciones son servirle carne joven al tribunal para molerla e implantar ese miedo que se vive desde aquellos tiempos hasta hoy. ¿Deseas continuar? Solo debes responderme las preguntas que te haga, todo lo que aparezca a partir de este instante, considero que sirve como atenuante en tu caso.

 

-No sé lo que quieres decirme, indudablemente confío en lo que pretendas hacer. ¡Continuemos!

 

-De acuerdo con tu narración, observaste en el interior del puente al Práctico venezolano, al Capitán del que no recuerdas su nombre, al esbirro comunista Timochenko, quien era el Primer Oficial y al timonel de guardia. ¿Cierto o falso? Ya me dijiste que no se percataron de tu presencia en el alerón, pudo ser también que se encontraran en una amena conversación y no le dieran importancia a tu existencia.

 

-Exacto, es como lo acabas de narrar.

 

-Pomo, ¿Tienes una idea aproximada del sitio donde se encontraba colocado el “Tacómetro”? (Instrumento que indica las revoluciones por minuto ejecutadas por la máquina principal dando máquina avante o máquina atrás)

 

-Yo creo que se encontraba situado en la Consola del Bridge Control, no recuerdo exactamente.

 

-Es lógico que no lo recuerdes, llevabas enrolado muy pocas horas en aquella nave. ¿Recuerdas si en algún instante del juicio, ese instrumento fue mencionado por el fiscal o el abogado defensor como resultado de sus investigaciones? Te adelanto, la mayoria de los barcos poseían ese instrumento fijo en el mamparo de proa del puente. No exactamente en la línea de crujía como el “Clinómetro” (Instrumento que mide las inclinaciones del buque durante sus bandazos) Algunas naves poseían de igual manera en ese mamparo otro instrumento conocido como “Axiómetro” (Servía para registrar el ángulo de la pala del timón) Todos ellos informaban al Práctico, Capitán u Oficial de los datos que se necesitaban en un momento determinado.

 

-Mi hermano, realmente no lo recuerdo.

 

-Pomo, imagino que en la proa se encontrara el Contramaestre con algún otro marino y un walky-talky para comunicarse con el puente y el ancla lista para fondear. Es el procedimiento normal cuando se navega por ríos durante unas cuantas horas.

 

-¡Positivo! Se procedió tal y como cuentas.

 

-Pomo, si tú estás en un barco, no necesariamente de guardia; ¿Pudieras sentir si la máquina del barco se detuvo?

 

-¡Claro! Eso lo puede experimentar cualquier marino, es que todos tus sentidos forman parte de los ruidos, vibraciones, etc., que ocurren en una embarcación. Estás tan adaptado a esas vibraciones, ruidos y sonidos de la máquina principal que, cuando desaparece alguno de ellos te alarmas inmediatamente. Ese sentimiento también lo puedes experimentar cuando viajas en un avión y el piloto les disminuye la potencia a los motores durante el tiempo de aproximación.

 

-¡Así mismo es! En uno de mis trabajos menciono esa situación mientras navegaba con mucha niebla y escuché un ruido extraño en el puente, pensé que se trataba del motor que mueve a la antena del radar. Salí con una linterna y subí hasta la cubierta del Magistral para descubrir que, una bandada de pájaros volaba cercano a la luz de enfilación. No sé si cantaban, piaban o se lamentaban por la mala visibilidad, ese era el ruido que yo escuchaba. ¿Cómo fue posible que cuatro hombres no se percataran del problema producido? Se mencionó algo de esto por parte del fiscal o el abogado durante el juicio como fruto de sus investigaciones.

 

-¡No, nunca escuché nada referente a esos detalles que ahora mencionas!

 

-O sea, sin cometer errores, podemos arribar a la conclusión de que en el puente viajaban cuatro idiotas, tres cubanos y uno venezolano. Por casualidad no escuchaste al fiscal o al abogado de la defensa decir que, había interrogado al timonel para saber si se había percatado que el buque había perdido gobierno y no respondía a las órdenes que le daba al timón.

 

-No se dijo nada de eso y como se encontraba mi mente en aquel juicio, no creo que se me hubiera ocurrido hacer esas preguntas o análisis como estos que has expuesto ahora.

 

-Muy bien, cuando el buque perdió gobierno tú te encontrabas en el camarote, ¿sentiste en algún momento cuando fondearon el ancla?

 

-No, tampoco lo sentí y esa es una acción que se siente en todo el buque.

 

-Esta última pregunta la hice por puro formulismo, es de suponer que la máquina principal se encontrara en régimen de “maniobras” y podían disponer de ella en todo momento. Mientras el buque conservara su estrepada, es de imaginar que respondiera a las órdenes del timón. Si entran a la información que se brinda sobre el Rio Orinoco, encontrarán que no siempre es la misma velocidad de su corriente durante toda su trayectoria. Verán también que su corriente es mas lenta que la Corriente del Golfo, creo que nunca llega a sobrepasar los 3 nudos de velocidad en las áreas de mayor potencia. 

Eduardo Ríos, Luís Rocha, Esteban Casañas y Pomo de Leche en La Florida en Febrero del año 2023.


Conclusiones: Pudiste cometer una negligencia imprudente sin daños producidos que exigiera indemnizaciones. Creo que, en cualquier parte del mundo civilizado, una compañía naviera se limitaría a la separación de uno de sus miembros por las razones expresadas.

 

En todo accidente marítimo la responsabilidad no es absoluta y puede ser compartida entre las naves involucradas o sus hombres. De acuerdo con mi modesto criterio, todos los que se encontraban presentes en el puente durante esa maniobra, tienen mucha más culpabilidad que tú. Son responsables o culpables por “impericia” y merecían un castigo de mayor peso.

 

Ni Timochenko, ni el Capitán, tenían derecho a considerarte culpable sin antes someterte a un juicio imparcial y justo. No hubo manifestación de rebeldía o violencia por parte del Oficial involucrado en el accidente que justificara esa medida . En una sociedad civilizada, muy bien pueden ser objeto de una demanda millonaria por la destrucción de una vida. Solo en Cuba eres culpable mientras no pueda demostrarse lo contrario y muchos infelices no tuvieron la oportunidad de demostrarlo.

 

Mi hermano, yo estaba en Cuba y nunca tuve conocimiento de todo esto que me has contado. Creo que esta era una deuda que tenía contigo y seré el primero en pedirte disculpa por todos esos sufrimientos que te produjeron.

 

 




Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá

2024-02-06

 

 

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