VARADO
EN LA MILLA 103 DEL RÍO ORINOCO.
Buque cementero "Capitán San Luís", escenario de esta historia.
…Si cuando llegues el martes no alcanza la plata para
la cremación, yo pongo una tarjeta de crédito y Dios proveerá…
Pedro Raúl Valdés
Si ante una sorpresiva emergencia tienes un amigo que
reacciona con ese grado de desprendimiento, trata por todos los medios de
conservarlo. Corren tiempos donde esa palabra, “amigo”, ha sido una de las mas
traicionadas, prostituidas, degeneradas, deformadas, travestidas y envenenadas
de nuestro idioma. Al menos eso ha sucedido en Cuba y está actualmente en
proceso de extinción. Tampoco me refiero a un individuo cualquiera, me detengo
en una persona mayor de edad con un largo curriculum de horas nalgas en
consultorios médicos e ingresos hospitalarios. Sumo a esa persona que, violando
todas las leyes de la gravedad, desafiaba a la muerte y se encontraba activo
laboralmente hasta unas semanas después que perdimos a un hermano. Si se
concluyen estas notas agregando que desarrollaba un trabajo “humilde” donde
devengaba un salario bajo y como compensación se mantenía activo en otras labores,
es posible que lleguen a comprender la importancia y valor de ese gesto de
desprendimiento al que me refiero.
Nosotros los marinos pertenecemos a una rama del ser
humano con una clara tendencia a dejar y perder amigos por el camino. No lo
hacemos voluntariamente, la dinámica de nuestras vidas nos obliga. El tiempo de
nuestra permanencia en tierra era mucho mas reducido que el empleado en el mar
y cuando recalábamos a cualquier costa, aunque no fuera la nuestra, tratábamos
de rescatar el tiempo dejado de vivir. En eso se traduce una gran parte de
nuestras vidas, la detención de todos nuestros cronómetros desde que te haces a
la mar, tu existencia se tiñe de azul y a tu alrededor nada cuenta. Vengan
mujeres, barras, aventuras, contrabandos, peligros, etc., mientras andas por
tierras extrañas. Vengan los hijos, mujer, familia, amigos, cerveza, cenas,
fiestas, dolores pausados durante las navegaciones, etc., ese era el panorama
encontrado en nuestras playas. Por supuesto, aquel amigo de la infancia,
juventud, escuela, cuadra, bailes, etc., perdía la prioridad. Nunca alcanzaba el
tiempo disponible para compartirlo con él y finalmente se iba devaluando el
interés. Hasta que lo olvidábamos y solo rescatábamos
su recuerdo durante las soledades de nuestras navegaciones.
Solo una vez lo escuché reclamando algo, lo hizo como
si se tratara del mas triste lamento, el olvido al que fuera condenado por
parte de sus amigos cuando cayó en desgracia. Lo escuché muy apenado y no quise
tocar aquella herida cubierta con una cicatriz muy frágil. Tenía y no tenía razón,
varios de los amigos dejados por su estela no pertenecían a la misma empresa.
En nuestro caso, por solo citar un ejemplo, podíamos pasarnos años sin volver a
reencontrar a ese amigo o pariente. El motivo era conocido, cuando tú arribabas
a la isla, él había partido de viaje o viceversa, eso sucedía en mi propia casa.
La situación empeoraba cuando ambos amigos pertenecían a diferentes empresas
navieras. Yo mismo me enteré del fallecimiento de varios conocidos en
Navegacion Caribe muchos años después de sus partidas. Si este noble y gran
amigo no me cuenta esta historia, yo nunca me hubiera enterado de su varadura
en el río Orinoco a bordo del buque cementero “Capitán San Luís” y su
posterior condena a prisión.
Asumo mi responsabilidad, yo fui quien lo convirtió
una mañana en un litro de leche, más criollo se escuchaba “Pomo de Leche”
debido a esa blancura anacrónica en nuestra geografía y así se quedó marcado para
toda su vida, hasta hoy. Corrían tiempos donde sobrevivían aquellas sonrisas y
alegría espontanea de una juventud muy confiada, disciplinada, ingenua,
laboriosa, inocente, soñadora, creyente del discurso vendido y falso, no puedo
excluir a los fanáticos, extremistas y delatores. La juventud más traicionada
de todas las que compartían el mismo escenario y las que esperaban asistir a la
siguiente ópera. Una juventud gastada y marchitada a cambio de nada, una vida
dedicada a la destrucción de un hermoso legado. Una juventud envejecida entre
himnos, consignas, planes, promesas, asambleas, delaciones, traiciones y cuanta
porquería embarra hasta los fantasmas de quienes creyeron y murieron confiados
en la falsedad. Juventud vieja y terca que se niega a reconocer su fracaso, no
quieren decir que una vez se equivocaron. Peor aún, prestan lo que les resta de
sus menguadas energías para delatar y reprimir el reclamo de otros jóvenes, quienes
se desmarcan de sus padres y abuelos, porque solo identifican en sus rostros a
la representación de la amarga derrota.
Cada mañana nos hacíamos sentir en el patio de lo que
fuera nuestra escuela en Jaimanitas, es que resulta imposible privar de un
golpe ese encanto de una edad, tiempo donde no se exige autorización para brindar
una sonrisa o carcajada. Hoy me llegan rostros de fantasmas muy divertidos,
Cebolla y su padre Toribio saliendo de su pequeño auto Renault y toda aquella
juventud gritando al mismo tiempo ¡Cebollón, Cebollón!, al padre. Y el viejo,
un elefante que superaba los seis pies o próximo a esa estatura, agarrándose
los güevos, mientras era premiado por rechiflas y estruendosas carcajadas. Todo
el alumnado ladrando cuando llegaba un alumno con el apodo de “El Perro”, nunca
me detuve a preguntar el motivo de ese nombrete, lo imagino. Todos aplaudiendo
y cantando alrededor de una mesa donde “La China”, una loquita muy famosa de La
Víbora, bailaba como si se encontrara en el mejor tablao flamenco andaluz y
aquella flor de Mar Pacífico en una de sus orejas bien aferrada para no caerse
nunca. Una que otra rechifla a nuestro verdugo Roberto Arche Flores, todos sin
comprender como una persona con tan bajo nivel educacional y cultural podía ser
director de nada, lo era gracias a la revolución.
Muchos de aquellos jóvenes han partido en su última
singladura, algunos escoltados por el cariño que sembraron entre nosotros.
Otros salieron por la puerta de atrás, porque los hubo despreciables, como en
todo conjunto, orquesta, equipo deportivo, cuadra, escuela. Por ellos nadie
siente su partida y nunca se les ha ofrecido una pitada larga, por ellos no se
arriaron nuestros pabellones.
Se fueron con esa gloria que brinda la amistad y su
cariño un grupo muy querido entre nosotros, Jorge Marcos Joan (Cebolla),
Bismarck Corella (El Bibi), Manuel Balsa Larrinaga, Luis Rocha Hurtado (El
Baby), Amancio, Grau, Amaya, Gilberto Martínez (Quien asumo haya fallecido, no
creo que su frágil estructura haya sobrevivido dos “periodos espaciales”) Así,
sin acento en la “i”, como si se tratara de una menstruación revolucionaria. Faltan
otros que no acuden a esta mente algo agotada y espero me disculpen.
Después nos separamos y allí quedó en pausa esa
hermosa amistad que nos unió como estudiantes, aunque realmente fuéramos
hombres hechos y derechos, algunos bien maduros. No volveríamos a vernos por años,
aunque nos unieran esos lazos de amistad indestructibles. Por el camino iban
cayendo unos y otros sin que pudiéramos enterarnos. No existía el Internet y no
todos poseían teléfonos en sus casas, era un aislamiento obligatorio, razón
poderosa para comprender el doloroso reclamo de mi amigo “Pomo de Leche”.
Habrían transcurrido unas tres décadas cuando nos reencontramos,
él supo que yo estaría en aquel parque de la Bird Road y la 72 ave. llamado Barnes
Park. Tuvo que habérselo dicho alguno de los “F1” que asistieron sin yo tener
conocimiento de sus existencias. La sorpresa fue grande porque estuve hablando
con ellos individualmente y unos minutos mas tarde, cuando se percataban que yo
no los había reconocido, se identificaban con sus nombres y apellidos. Resulta
casi imposible reconocer a una persona luego de tanto tiempo transcurrido, solo
se conserva el timbre de la voz en la mayoria de los seres humanos. Viejos,
calvos, barrigones, medio jorobados y uno que otro con el cabello ridículamente
teñido, como si el color del techo pudiera encubrir la edad de la casa. Pomo de
Leche fue el último que se identificó y se tomó su tiempo, quiso jugar con mi
memoria y lo logró. Era imposible extraer de aquel trozo de elefante a la vara
de pescar que era cuando estudiamos en Jaimanitas. La alegría compartida entre
los presentes fue sincera y profunda, allí se encontraban una pequeña
representación de la Promoción “F1” compuesta por Eduardo Ríos, Losada, Domingo
Echeverria, Amaya, Sebastián Rosales y yo. Fue una velada maravillosa donde
logramos revivir muchos recuerdos y traer de vuelta a los buenos amigos que
fallecieron en ese largo recorrido.
Lee, Cancio Jr, Sariol, Galo, Casañas, Losada, Dr. Labrada, E Ríos padre, Domingo Echevarría, Amaya, Pomo de Leche y E Ríos hijo.
Hace unos días estuve conversando con él y le confesé
mi propósito de dedicarle unas líneas. Le dije que debía ayudarme a llenar ese vacío
producido después de nuestra graduación y que desconozco. No fue muy sencillo
convencerlo, es más bien amante de la privacidad. Le expliqué que, si yo había
dedicado tanto tiempo a escribir sobre algunos hijos de putas, deseaba dejar
constancia de los hombres buenos y en especial de mis amigos. Por el camino
logré que unos pocos leyeran las líneas que yo les había dedicado y me lo
agradecieron en vida. Le dije que no me gustan los homenajes póstumos, los
muertos quizás nunca sepan lo que escribiste, tal vez sí. -¡Acuérdate lo que me
sucedió con El Baby! Comencé a escribir sobre su vida estando vivo y no me dio
tiempo, se nos fue. De todas formas, logré convencerlo y heme aquí, moviendo el
teclado por una causa bien justificada. Fue necesario llamarnos en varias
oportunidades para armar este muñeco, se repetía en parte una historia similar
a la de Luis Rocha Hurtado. Pomo de Leche era jovencito cuando nos conocimos en
el Curso Básico para Oficiales (F1) de Jaimanitas.
-¿Cómo fueron a dar tus pasos en esta profesión de
marino? Sería la primera de tantas preguntas.
-Te cuento que en Julio del 1971 me gradué en la
Escuela Camilo Cienfuegos (los Camilitos) de Baracoa en La Habana y el hijo de
un vecino mío que navegaba como camarero en Navegacion Mambisa, me llevó a
entrevistarme con Vélez Carrión en el Departamento
de Personal y me envió para la Academia Naval del Mariel en la que ingresé el 2
de Septiembre del 1971 en la Promoción XII de Cubierta. En Diciembre de este
mismo año me operan de urgencia en el Hospital Naval y causo baja en la
Academia Naval, soy regresado a Mambisa. Del departamento de Capacitación me
envían para el CEPEN a un curso de marineros, esa escuela se encuentra al lado
de la Playa “El Salado”, un poco despues de Baracoa en dirección al Mariel,
allí conocí a Domingo Echevarría, quien luego pasara el Curso “F1” con nosotros.
Finalizado aquel curso y sin contar con mi voluntad, enviaron mi expediente y
demás documentación para la Empresa Nacional de Cabotaje. Fui inmediatamente
enrolado en un remolcador que tiraba patanas con miel desde Isla de Pinos a
Cienfuegos, yo iba enrolado como marinero de cubierta, transcurría el año 1972.
Pocos meses más tarde me mandaron para la motonave “Bahía de Matanzas” (el
viejo), capitaneado por Aguado Morejón. De ese buque partí para el Curso Básico
de Oficiales en Jaimanitas donde nos conocimos.
-Bueno, no es mal comienzo para quien carece de
palancas, eras solo un joven que llegó a Navegación Mambisa de la mano del hijo
de un vecino y después de pocas vueltas caíste de cabeza en embarcaciones. Otros
corrimos peor suerte y tuvimos que pasar un año en la agricultura antes de
tocar la plancha. ¿Qué sucedió cuando terminamos el curso?
-En el año 1973 terminamos los estudios y regresé a la Empresa Nacional de Cabotaje. Allí me enrolaron
de agregado en un buque de tanque de ácido sulfúrico llamado “Hermanas Giralt”
(el viejo) Me negué ir hasta el puerto de Santa Lucía a coger el buque tanque y
a la semana siguiente me hicieron un juicio disciplinario. Fui condenado a 1
año sin ascenso y di vueltas como un trompo.
-Yo creo que se les fue las manos a los verdugos de
la Comisión Disciplinaria de esos tiempos en Cabotaje. Resulta abusivo aplicar
una condena de esa magnitud a un simple agregado, se supone que el buque no se
detendría por tu ausencia. Existieron errores mayores con los que fueron muy condescendientes,
sobre todo cuando se trataba de “militantes” los enjuiciados.
-Así mismo, me sonaron un año por el lomo. Mi
hermano, mañana continuamos, debo salir en estos momentos.
-¡No hay líos! Ten cuidado por el camino. Un abrazo.
-Como puedes observar, se trató de tremenda odisea,
casi recorro la mitad de la flota perteneciente a Cabotaje, que para esos años
cambia su nombre a Empresa de Navegacion Caribe. En ese trayecto fui enrolado
en el vapor “Bahía de Santiago de Cuba” con Aguado Morejón de Capitán, transportábamos
cemento de Santiago de Cuba a isla de Pinos. En 1976 regresé a la motonave “Matanzas”
(quemado) con el Capitán Bruno García Dueñas. Allí y una vez cumplido el extenso
castigo al que me sometieran, el Capitán Bruno me firmó la evaluación y me hizo
Tercer Oficial. Llegó Papucho enrolado como Segundo Oficial y se acabó la paz.
Me mantuve durante el resto del 1976 y 1977 navegando de Tercer Oficial en ese
buque. Realizábamos viajes a México, Curazao, Costa Rica, Perú y las tres Guayanas.
Durante el último viaje en el buque “Matanzas”
(quemao), Papucho me tenía clavado en todas
las guardias de puerto en el extranjero. En Enero de 1978 y regresando de
Sudamérica, me desquité y clavé a Papucho, lo mantuve 3 días sin relevo. Cuando
regresé, Bruno me desenroló y tuve que salir corriendo para Nuevitas de
urgencia porque fui enrolado en el buque cementero “Capitán San Luís” que se
encontraba de salida. El viaje era de Nuevitas a Ciudad Bolívar en Venezuela.
Pedro Raúl Valdés, alias "Pomo de Leche". Foto correspondiente a esta época.
-Bueno, al menos mejoraste en cuanto a calidad de
vida se refiere, me contaron que el buque “Capitán San Luís” era bien moderno y
podías disfrutar de aire acondicionado.
-¡Así mismo, mi hermano! Solo que pude disfrutar muy
poco de esas bondades, me salió algo caro el corto tiempo que estuve en esa
nave.
-Imagino lo digas por la varadura en el rio Orinoco y
tu posterior prisión. ¡Coño, si no es un récord, al menos es buen averaje!
-¡Exacto, no llegué a concluir en paz ese viaje norte!
-¡Coño, Pomo! No te lo mando a decir con nadie, eres
el representante en la tierra de “La Mala Suerte”, mira que te han pasado cosas
malas desde la juventud. Yo te invito a un recorrido por esa última fatalidad,
es bueno que la gente la conozca y yo también,
porque solo tengo cortas referencias de las escasas oportunidades en que la
mencionas. ¿Estarías dispuesto a contarla?
-Nunca me han solicitado algo así, indudablemente que
si lo pongo en tus manos estoy convencido que estará aislada de cualquier tipo
de manipulación.
-Te advierto algo, eres mi hermano y creo que debo
advertirte una cosa, si incursiono en esta aventura tuya, solo espero que sea
creíble por las personas que la lean y por mí mismo. Con esto te digo que si
detecto alguna mentira detendré todo lo que esté haciendo. ¿De acuerdo?
-Puedes confiar en mí, trataré de ser lo mas exacto
posible en la narración de esta historia.
-¿Dónde es que se produce esa varadura?
-Esto sucede en la milla 103 del Río
Orinoco, estábamos navegando con Práctico a bordo y ya había entregado mi
guardia de Tercer Oficial que como bien sabes es de 08:00 am hasta las 12:00 m.
-¿Qué hiciste despues de terminar la guardia que te
pueda vincular a ese “accidente”?
-A eso de las 17:00 horas yo bajo por el camarote
Nr.23 que era el destinado a las camareras, ahora no recuerdo quien fue el
tripulante que me avisó de una fiestecita que estaban celebrando, ni las
razones de aquel festejo. El asunto es que fui y estuve compartiendo un rato
con ellos, tiempo en el que consumí varios tragos de ron. No debo decirte que
nunca he sido bebedor y eso lo conoces perfectamente, menos lo haría estando en
navegación, pero me deje arrastrar por las simpatías o recibimiento, hacía muy corto
tiempo que me había enrolado en aquel buque. Algo que facilitó llevarme varios
vasos de ron a la boca, lo fue saber que dentro de muy poco tiempo arribaríamos
a puerto y no tendría que hacer otra guardia de navegación. También estaba
libre de guardia de puerto ese día y podía salir a tierra.
-Coño, Pomo, ¿cómo fuiste a dar al puente sin estar
de guardia?
-Todavía no lo sé y aun
no lo comprendo, pudo ser por los efectos del alcohol.
-¿Entraste directamente al puente?
-¡No, negativo! En ningún instante yo entré al
puente, se encontraban de maniobras y no deseaba estorbar en nada. Solo me dirigí
al alerón, ahora mismo no puedo asegurarte si fue al de babor o estribor.
-¿Pudiste observar quiénes se encontraban en el
interior del puente en aquel momento?
-Si, los recuerdo muy bien, porque esas páginas se repitieron
varias veces durante el juicio que me celebraron posteriormente.
-¿Por casualidad observaste que ellos se percataron de tu presencia en el alerón?
-Mi hermano, no puedo afirmarte que eso sucediera, todo transcurrió en cuestión de minutos.
-Es muy raro que encontrándose cuatro hombres en el interior del puente ninguno de ellos notara movimientos en cualquiera de los alerones. ¿Quiénes eran, recuerdas sus nombres?
-Mi hermano, se encontraban el Práctico venezolano,
el Capitán del buque, pero si me matas ahora mismo, no puedo recordar su
nombre. Al otro que distinguí fue al Primer Oficial de apellido Timochenko, se
encontraba en su guardia de navegación. Tampoco recuerdo el nombre del timonel
por razones obvias y que te expliqué, llevaba muy pocas horas enrolado en aquel
buque.
-Bien, llegaste al alerón del puente. ¿Qué sucedió
entonces?
-No sé cómo pudiera explicarte, me enredé con el
control de máquinas.
-O sea, existía un repetidor del telégrafo en el
alerón.
-No era eso exactamente, a cada banda tenía una
pequeña consolita desde donde se gobernaba directamente la máquina principal
del buque.
-Pomo, esa consola del puente con sus repetidores en
los alerones se llama Bridge Control, yo navegué en barcos que lo poseían. De
todas maneras, cuenta con un pequeño “telégrafo” el cual te indica todas las órdenes
que se le pueden impartir a la máquina principal directamente desde el puente.
La pregunta lógica sería ¿Cómo pudiste enredarte con esa palanquita que se
encontraba, supongo, en la posición Toda Avante y colocarla en “Para Máquinas?
Se tomó varios segundos ordenando sus ideas para darme una respuesta que
supongo, pudiera convencerme sin mentir.
-No puedo explicarte sin cometer el riesgo de
mentirte involuntariamente, es que realmente no recuerdo lo que pasó exactamente.
Solo un estado de embriaguez pudiera justificar semejante acontecimiento.
-Posterior a tu encontronazo con ese telégrafo se
detiene la máquina del buque. ¿Cuál fue tu reacción?
-Tuve que haber sido presa de un ataque de pánico y
los nervios me traicionaron. Mi reacción fue salir corriendo, no fueron pocas
las veces en que esos instantes regresaran a mi mente durante el juicio y luego
la prisión. Muy bien pude regresar la palanca a su posición anterior, pero es
que tampoco sabía cuál era. Muy bien pude ser honesto y avisarle al Capitán de
mi accidente para corregir el error, etc. ¡No, yo hice lo peor que se me
ocurrió en aquel instante, huir!
-¿Para dónde saliste corriendo, alguien te vio?
-Yo escapé a mi camarote y fui delatado con el Capitán
por un Cuarto Maquinista que estudió con nosotros en los “F1” de apellido
Figueredo.
-Bueno, no corresponde ahora enjuiciarlo para saber
si era chivato o no. Lo cierto es que al tú escapar de la escena como ya hemos
visto, diste razón suficiente para considerar aquella acción como un delito.
Imagina por un solo instante que alguien mas haya estado cerca de Figueredo y
observado tu huida. Imagina que se hayan realizado investigaciones o
declaraciones con relacion al evento y que el hombre lo encubriera. ¿Cómo crees
tú que la pasaría por encubrir una acción que a primera vista se puede
calificar de sabotaje?
-Coño, mi hermano, te juro que por mi mente nunca
paso la idea de cometer ningún acto de sabotaje.
-Pomo, yo que te conozco muy bien, te creo. Pero todo
lo que rodea a ese fatal accidente, se puede contar como agravante en la causa
seguida contra ti. Te aseguro, es lo que pensará mucha gente mientras lee estas
notas. ¿Cuáles fueron las consecuencias finales?
-¡Mira, el buque salió inmediatamente del fango donde
había varado! El único susto que se produjo fue por la cercanía de un tanquero
de la Shell que venía de vuelta encontrada.
-¿Se tomó alguna medida inmediata en tu contra?
-¡Lógico, era de esperar una reacción! Timochenko dio
o cumplió la orden de encerrarme en calidad de detenido en el camarote. Desde
ese momento dejé de existir como persona y me transformé
en un “contrarrevolucionario o traidor a la Patria”. Interrogaron a varios
tripulantes para acumular todo lo que pudiera usarse en mi contra. Entre esas
declaraciones se encontraban las del Jefe de Máquinas, quien era un ruso, él reportó que la parada de la máquina había sido manual y ejecutada desde el
puente.
-Pomo, es lógico que el ruso hiciera esas
declaraciones, no podía inmolarse para tratar de salvar a un desconocido.
-¿Qué siguió después de ese encierro en el camarote
en calidad de preso?
-En esas condiciones permanecí hasta que regresamos a
Nuevitas, una vez atracados, me condujeron esposado a uno de los dos autos del
G2 enviados por mí desde Camagüey. Luego me enteré de que estaba encerrado en
una dependencia del G2 en el reparto Garrido de esa ciudad. Allí me mantendrían
durante 62 días hasta que se finalizara el juicio.
-¿Te asignaron abogado defensor?
-Lo ofrecieron de oficio, pero quien fuera mi esposa
en aquellos años se encargaría de contratar a uno que me costó un dineral para
esa época. Al final este abogado no resolvió mucho y el Recurso de Casación
realizado después de dictada la condena no fue aceptado.
-Pomo, eso era algo sabido, no puedes esperar otro
resultado en un país donde el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial se
encuentran secuestrados por el partido comunista. Además de eso, no es la prostitución la profesión más
denigrante o repulsiva que se practique en Cuba. Uno de los mayores burdeles de
la isla se encuentra precisamente en la sede del poder judicial y la mayoría de
los que ejercen esa profesión no dejan de tener el alma prostituida. ¿Has oído
hablar de algún abogado famoso que haya logrado la absolución de algún
disidente? La respuesta la conoce todo el pueblo y el ejemplo mas real de lo
que significa ese despreciable proceder, se pudo observar en el juicio de la
Causa Nr. 1 contra Ochoa. ¿Tienes alguna nota interesante de aquel juicio?
-Interesante fue todo el proceso donde se me acuso de
todo lo habido y por haber, una de ellas fue horrible y no puedes imaginar el
miedo que sentí. Decía que yo en un acto premeditado y contrarrevolucionario
había detenido la máquina del buque poniendo en peligro a la nave y las vidas
de la tripulacion, etc.
-¿Llevaron a declarar a algún testigo de la fiscalía?
-En el juicio declararon dos o tres que ahora no
recuerdo bien sus cargos, eso era de esperar. Sin embargo, como si se tratara
de un festín donde participarían varias aves de rapiña, transportaron a toda la
tripulación en un ómnibus desde Nuevitas a Camagüey para que vieran el juicio.
-Pomo eso era de esperar, tú servirías de ejemplo o
advertencia, eras un mensaje de intimidación a toda la población igual que los
tres negritos fusilados cuando el secuestro de la lancha de Regla. ¿Cuánto fue
la petición del fiscal y la condena final dictada por el juez?
-Me pidieron 15 años y me echaron 5. Ya te dije que el abogado me
costó un platal que no tenía, fue un gasto innecesario, hubiera resultado mas económico un abogado de oficio para los mismos resultados. Apelé a un Recurso de Casación y me dejaron con
los 5 años de cárcel invariable. A los 18 meses cumplidos me indultaron junto a
unos 3000 presos políticos más, esto fue una especie de regalo concedido al
expresidente Jimmy Carter, salí de la prisión el 26 de julio de 1979.
Pedro Raúl Valdés en el año 1981 en Hialeah-Florida.
-¿Saliste directo de la prisión a los Estados Unidos?
-No, yo salí en un vuelo de expresos políticos con
sus familias en Noviembre del mismo año.
-¿Entonces pudiste sacar a tus hijos y esposa
también?
-¡No, mi hermano! Eso pertenece a otra lamentable
historia que es mejor pasarle por alto ahora.
-Finalmente, ¿cuánto tiempo cumpliste de prisión?
-Estuve preso en kilo 7, allí permanecí 18 meses de
maestro, les daba clases a los presos.
-Bueno, pudiste escapar en algo a los rigores de la
prisión, ¿no?
-¿Dónde estabas el 24 de diciembre de 1978, día de Nochebuena? Preguntó inesperadamente cambiando el rumbo programado, se suponía que las preguntas serían hechas por mí.
-Lo de Nochebuena suena irónico, solo existía en la
fecha y memoria de muchos cubanos. Hacía 10 años que la habían suspendido por
aquella famosa “Zafra de los 10 millones”. Pomo, yo estaba comiéndome un cable
en las “Microbrigadas de Alamar”, había regresado ese año de Angola y vivía
agregado con 21 personas.
-Pues yo estaba en el Treblinka cubano (no había
cámaras de gas), pero el exterminio era lento. ¿Te imaginas a 400 hombres
desnudos pasando por un túnel con chorros de agua fría? Había que cambiarse de
ropa y zapatos para ir al campo de trabajo. Es cierto, yo era maestro, pero de
todas formas me obligaban a ir al campo de trabajos forzados. Allí me metía 12
horas comiendo mierda y dando vueltas. Ese día de Nochebuena resultó
inolvidable para los que estábamos en ese campo de concentración, amaneció con
escarcha en todo el terreno, eso quedaba frente al aeropuerto de Camagüey. A
las 6 de la tarde y regresando por el túnel, alguien habló y los cuatro guardias
hijos de putas dieron un plan de machete, que no te imaginas el corre-corre que
se formó. Había un guardia al que le decían marrón, era un negro rojizo. Le dio
un planazo con uno de aquellos machetes chinos marca Gallito en la espalda a un
muchacho que lo jorobó. Después no lo podía enderezar, ¿te imaginas que clase
de golpe? Y todavía aquí en el exilio hay gente que defiende esa mierda. Allí
en ese campo industrial se comían los perros y los gatos, el hambre era
horrible. No tuve valor para detenerlo y pedirle que nos enfocáramos en la
varadura, hay heridas que no cierran y esa era una de ellas. Estuve obligado a
dejarlo deslastrar en algo ese dolor que carga como lastre desde ese fatal año.
-¿Has regresado alguna vez a Cuba después de esa salida?
-Te había pedido olvidar una historia desagradable
cuando me preguntaste si había salido con mi familia en aquel vuelo de los
presos indultados. Creo que bien vale la pena incluirla porque esa misma
situación pudo haberla sufrido otro cubano.
-¡Pomo, si es penosa no estas obligado a contarla!...
-Regresé en Agosto de 1980 cuando el Mariel en un
bote, fui a buscar a mis dos hijos mayores Junior de 4.5 años y Janko de 3.5
años. Aquello fue una locura, la madre no vino conmigo en 1979 en el vuelo de los presos políticos ni me los dejó
sacar. Se apareció el 18 de mayo 1980 y dejó a los niños con mi mamá. Le dijo; “Cuídame
a los niños un rato y más nunca regresó”. Mi mamá me llamó como a las dos
semanas y me contó el problema. Tuve que ir al Mariel ya casi estaba
cerrado y cuando regresé a La Florida estuve tres días preso en la cárcel federal de Miami.
Fui a juicio y me absolvieron, me acusaban de tráfico humano. En un bote de 36
pies, aquellos hijoputas embarcaron a 42 personas que yo no conocía… Pensé que
se trataba de una pausa, se detuvo y no quiso continuar.
-¡Pomo, aquí no termina esa dolorosa historia! Yo
creo que eres uno de los tantos miles o millones de cubanos que merecen una
disculpa o perdón ofrecida por la sociedad. Vamos a continuar, yo trataré de
hacer un análisis técnico de aquella situación que te llevó a prisión.
Considero imprescindible hacerlo, porque aquel juicio fue una farsa donde, por
supuesto, tu abogado defensor era un ignorante de muchos aspectos de nuestra
profesión y el fiscal era un canalla, cuyas funciones son servirle carne joven
al tribunal para molerla e implantar ese miedo que se vive desde aquellos
tiempos hasta hoy. ¿Deseas continuar? Solo debes responderme las preguntas que
te haga, todo lo que aparezca a partir de este instante, considero que sirve
como atenuante en tu caso.
-No sé lo que quieres decirme, indudablemente confío
en lo que pretendas hacer. ¡Continuemos!
-De acuerdo con tu narración, observaste en el
interior del puente al Práctico venezolano, al Capitán del que no recuerdas su
nombre, al esbirro comunista Timochenko, quien era el Primer Oficial y al timonel
de guardia. ¿Cierto o falso? Ya me dijiste que no se percataron de tu presencia en el alerón, pudo ser también que se encontraran en una amena conversación y no le dieran importancia a tu existencia.
-Exacto, es como lo acabas de narrar.
-Pomo, ¿Tienes una idea aproximada del sitio donde se
encontraba colocado el “Tacómetro”? (Instrumento que indica las revoluciones
por minuto ejecutadas por la máquina principal dando máquina avante o máquina
atrás)
-Yo creo que se encontraba situado en la Consola del
Bridge Control, no recuerdo exactamente.
-Es lógico que no lo recuerdes, llevabas enrolado muy
pocas horas en aquella nave. ¿Recuerdas si en algún instante del juicio, ese
instrumento fue mencionado por el fiscal o el abogado defensor como resultado
de sus investigaciones? Te adelanto, la mayoria de los barcos poseían ese
instrumento fijo en el mamparo de proa del puente. No exactamente en la línea de
crujía como el “Clinómetro” (Instrumento que mide las inclinaciones del buque
durante sus bandazos) Algunas naves poseían de igual manera en ese mamparo otro
instrumento conocido como “Axiómetro” (Servía para registrar el ángulo de la
pala del timón) Todos ellos informaban al Práctico, Capitán u Oficial de los
datos que se necesitaban en un momento determinado.
-Mi hermano, realmente no lo recuerdo.
-Pomo, imagino que en la proa se encontrara el
Contramaestre con algún otro marino y un walky-talky para comunicarse con el
puente y el ancla lista para fondear. Es el procedimiento normal cuando se
navega por ríos durante unas cuantas horas.
-¡Positivo! Se procedió tal y como cuentas.
-Pomo, si tú estás en un barco, no necesariamente de
guardia; ¿Pudieras sentir si la máquina del barco se detuvo?
-¡Claro! Eso lo puede experimentar cualquier marino,
es que todos tus sentidos forman parte de los ruidos, vibraciones, etc.,
que ocurren en una embarcación. Estás tan adaptado a esas vibraciones, ruidos y sonidos de la máquina principal que, cuando desaparece alguno de ellos te alarmas inmediatamente. Ese sentimiento también lo puedes experimentar
cuando viajas en un avión y el piloto les disminuye la potencia a los motores
durante el tiempo de aproximación.
-¡Así mismo es! En uno de mis trabajos menciono esa
situación mientras navegaba con mucha niebla y escuché un ruido extraño en el
puente, pensé que se trataba del motor que mueve a la antena del radar. Salí con una linterna y subí hasta la cubierta del Magistral para
descubrir que, una bandada de pájaros volaba cercano a la luz de enfilación. No sé
si cantaban, piaban o se lamentaban por la mala visibilidad, ese era el ruido
que yo escuchaba. ¿Cómo fue posible que cuatro hombres no se percataran del
problema producido? Se mencionó algo de esto por parte del fiscal o el abogado
durante el juicio como fruto de sus investigaciones.
-¡No, nunca escuché nada referente a esos detalles
que ahora mencionas!
-O sea, sin cometer errores, podemos arribar a la
conclusión de que en el puente viajaban cuatro idiotas, tres cubanos y uno
venezolano. Por casualidad no escuchaste al fiscal o al abogado de la defensa decir
que, había interrogado al timonel para saber si se había percatado que el buque
había perdido gobierno y no respondía a las órdenes que le daba al timón.
-No se dijo nada de eso y como se encontraba mi mente
en aquel juicio, no creo que se me hubiera ocurrido hacer esas preguntas o análisis
como estos que has expuesto ahora.
-Muy bien, cuando el buque perdió gobierno tú te
encontrabas en el camarote, ¿sentiste en algún momento cuando fondearon el
ancla?
-No, tampoco lo sentí y esa es una acción que se
siente en todo el buque.
-Esta última pregunta la hice por puro formulismo, es
de suponer que la máquina principal se encontrara en régimen de “maniobras” y
podían disponer de ella en todo momento. Mientras el buque conservara su
estrepada, es de imaginar que respondiera a las órdenes del timón. Si entran a
la información que se brinda sobre el Rio Orinoco, encontrarán que no siempre
es la misma velocidad de su corriente durante toda su trayectoria. Verán
también que su corriente es mas lenta que la Corriente del Golfo, creo que
nunca llega a sobrepasar los 3 nudos de velocidad en las áreas de mayor
potencia.
Eduardo Ríos, Luís Rocha, Esteban Casañas y Pomo de Leche en La Florida en Febrero del año 2023.
Conclusiones: Pudiste cometer una negligencia
imprudente sin daños producidos que exigiera indemnizaciones. Creo que, en
cualquier parte del mundo civilizado, una compañía naviera se limitaría a la separación
de uno de sus miembros por las razones expresadas.
En todo accidente marítimo la responsabilidad no es
absoluta y puede ser compartida entre las naves involucradas o sus hombres. De
acuerdo con mi modesto criterio, todos los que se encontraban presentes en el
puente durante esa maniobra, tienen mucha más culpabilidad que tú. Son responsables
o culpables por “impericia” y merecían un castigo de mayor peso.
Ni Timochenko, ni el Capitán, tenían derecho a
considerarte culpable sin antes someterte a un juicio imparcial y justo. No
hubo manifestación de rebeldía o violencia por parte del Oficial involucrado en
el accidente que justificara esa medida . En una sociedad civilizada, muy bien
pueden ser objeto de una demanda millonaria por la destrucción de una vida.
Solo en Cuba eres culpable mientras no pueda demostrarse lo contrario y muchos
infelices no tuvieron la oportunidad de demostrarlo.
Mi hermano, yo estaba en Cuba y nunca tuve
conocimiento de todo esto que me has contado. Creo que esta era una deuda que
tenía contigo y seré el primero en pedirte disculpa por todos esos sufrimientos
que te produjeron.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2024-02-06
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