COMISARIO POLÍTICO OCTAVIO JUSTIZ CASARIEGO
-¿Tú lo conoces bien, es un personaje poco común? Le
sorprendió aquella repentina pregunta de su hermano, la consideró sin
fundamento y fuera de contexto. -Es que lo encontré en tu lista de amistades y nunca
me habías comentado sobre él.
-¡Claro que lo conozco! Compartimos nuestra infancia
en la misma escuela. Evitó mostrarse enojada, no podía comprender la razón u
origen de aquella pregunta. -¿Por casualidad lo conoces? Esta vez fue ella
quien decidió tomar la delantera en lo que pudiera ser un maratón.
-¡Sí, lo conozco! Quizás él no se acuerde de mí,
pertenecemos a distintas generaciones, es mayor que yo, pero era bien conocido
en la flota.
-No tenía remota idea de que pudiera resultarte
familiar su nombre.
-Mucho menos yo de que pudiera encontrarse en tu
lista de amistades, tampoco me viene a la mente cuando lo incluí en la mía.
¡Mira qué casualidad! Tenemos en nuestras listas a un personaje muy conocido de
la marina mercante cubana. Yo tengo mis razones, soy marino, pero ahora me
entero de que este individuo gastó su infancia con mi hermana. Gastaron varios
minutos alejados de los temas familiares que acostumbraban a tocar en cada
llamada, ella siempre hablaba con esa premura de quien desea estirar al máximo
la recarga recibida y evitaba en todo momento temas secundarios. -La última vez
que supe de él correría el año 91 0 92 y fue por un
acto de repudio organizado en su contra cuando desertó en Canadá…
-¿Alguna vez te realizaron un acto de repudio en Cuba?
Me sorprendió con aquella pregunta pocos días antes de viajar a Miami.
-Chica, no recuerdo muy bien, creo que no. Le respondí
algo sorprendido por aquella inusual pregunta, nunca tratamos temas políticos
por una simple razón, ella los detestaba y evadía.
-Trata de hacer memoria, yo tengo un hermano que es
marino y te conoce, me dijo que ese acto lo realizaron en la Empresa de
Navegacion Mambisa cuando desertaste. Hubo una pequeña pausa en la que mi mente
viaja nuevamente hasta Noviembre del año 1991 y rescato esta pieza borrosa de
mi memoria.
-Tienes razón, no podía recordarla con claridad
porque yo no estaba presente. Me enteré inmediatamente por varios amigos que
viven en Miami y unos días más tarde por otros que aún permanecen en La Habana.
Realmente no le encuentro ni pies ni pisadas a ese acto de repudio, creo más
bien haya sido un “acto de estúpidos”. Yo no pertenecía al PCC, no me dejaron ascender
a Capitán por esa razón, no ocupé cargo de dirección que no fuera la del Primer
Oficial donde me desempeñé con sobrada competencia. Aun hoy no acabo de
comprender el trauma sufrido por mi deserción. ¡Oh, si existió un detalle que
recuerdo con claridad de aquel acto! Me detuve un instante para beber un poco
de agua y ella se lanzó picada por la curiosidad.
-No comprendo cuál pueda ser ese detalle, todos los
actos de repudio se han realizado manteniendo el mismo estilo y libreto. La dejé
terminar y comprendí que tenía en parte algo de razón.
-Tienes algo de razón, pero el paso del tiempo es
exigente e impone cambios de estilo y eso fue precisamente algo que marcó aquel
acto en mi contra. Apareció un discurso diferente, donde el malgastado “Traidor
a la Patria” pasaría a un segundo plano. Ellos son inteligentes y comprendieron
que esa divisa no funcionaría mucho conmigo en mi calidad de “Simple”,
calificativo usado con las personas que no militábamos en nada. Es de suponer
que para ellos (los militantes) especie superior del ser humano, renunciar a
ese estatus privilegiado, te califica automáticamente como “Traidor a la
Patria” por una razón muy importante, ellos (los comunistas) se consideran la
Patria y Cuba a la vez. Como dueños del himno, bandera, patriotas
independentistas, suelo, cielo, mar, etc., ellos deciden quien es patriota o
traidor. Entonces y como te dije, sería ridículo llamar traidor a un “Simple”
porque ante sus ojos ya lo era desde hacía muchos años. Tuve que detenerme un
instante para tomar algo de aire y reordenar mis ideas.
-Tiene lógica eso que me cuentas, nunca me hubiera
detenido en un detalle tan simple en apariencias. ¿Cuál fue entonces el cambio
utilizado contra ti?
-¡Uf! Fue muy simple y demasiado efectivo ante mentes
débiles que se dejan manipular con facilidad. Yo
dejé de ser el “traidor a la patria” para convertirme y hacerlo de paso con los
posteriores desertores un “Traidor a la Familia”…
-¿Cómo se explica esto? No dejó terminar mi exposición y saltó con una pregunta muy sencilla que delataba
la duda creada en ella. Si esta explicación donde trato de aclarar el nuevo
estilo usado por el partido en aquel acto de repudio les llega sin ningún tipo
de aclaración, la duda es masiva y su aceptación también. El partido no va a
ofrecer aclaración alguna antes de usar una consigna, ya eso está estudiado por
especialistas en psicología de masas. Llegan al acto, lanzan su dosis de veneno
y detrás es coreada por una masa de imbéciles sin saber de qué se trata…
-Debo confesarte que ando algo confundida, no imagino
como estarían las personas que asistieron a ese y otros actos…
-Es lógico que lo estés, fíjate bien en la consigna o
veneno lanzado en mi contra aquel día; ¡Casañas es un traidor a su familia, la
abandona cuando más lo necesitan! Tiene su explicación, ya estaba corriendo el
mal llamado “Período Especial”, pero vamos a figurarnos que estamos ante una
mazorca de maíz y tratemos de desgranarla un poco… Resultaba más sensible y
manipuladora utilizar a la familia que a la Patria en este caso. La gente se
iba a solidarizar (solo en apariencias) con cualquier familia y la supuesta o
cacareada Patria les importaba verga en aquella situación. Pero veamos estos
detalles que pueden resultar concluyentes, aparentemente solo yo traicionaba a
mi familia, mientras a espaldas de esa gente que vociferaba su rabia y
desprecio, no eran informados de las acciones desplegadas por la Patria. ¡Vamos
a ver! Los que en apariencias amaban a mi familia, los privaron del salario
ganado por mí hasta el día de mi deserción, esos que amaban a mi familia y lo
expresaron en un acto de repudio en mi contra, no le pagaron a mi familia las
vacaciones acumuladas hasta el momento de mi deserción. Amaban tanto a mi
familia que no les entregaron mis ropas, libros, etc., nadie sabe a cuál
escaparate fueron a parar. Amaron tanto a mi familia que mi esposa se vio
obligada a pagar desde cero la vivienda que habitaba con mis hijos, incluyendo
los muebles y efectos electrodomésticos comprados por mí en el extranjero.
Luego, cuando finalmente mi esposa y mi hija obtuvieron la visa para viajar a
Canadá, mi hijo mayor se vio obligado a pagar desde cero todo lo mencionado
como si nunca hubiera vivido en su casa. El fin de esta historia es que una vez
mi hijo arribara a Canada, su esposa se vio obligada a asumir los pagos en las
mismas condiciones. ¡Ojo! Los amaban tanto que les realizaban inventarios cada
vez que alguno manifestó su intención de abandonar al país y si faltaba un sartén,
pues era tanto el amor por mi familia que les negaban la salida… ¡Coño, eso no
es amor, más bien parece que los odiaban!...
-¡Wow! Tuvo que ser terrible para ti y los tuyos
enfrentar solos estas dramáticas situaciones.
-Quizás se te haya escapado accidentalmente, pero así
mismo fue. La Patria amó tanto a mi familia que los condenó a un ostracismo y
traición de quienes yo consideraba mis amigos que, muy bien merecen un capítulo
aparte. Estas dudas tuyas han creado algunas en mi mente, aunque estoy
convencido de que varias de aquellas personas que gritaron aquellas venenosas
consignas, manipulados o no, víctimas de sus miedos, viven hoy en esta orilla y
tratan de mantener un bajo perfil.
-Ríos, ¿recuerdas la mención de un acto de repudio
realizado en mi contra cuando deserté en Canadá? Llevábamos viviendo con
nuestra amistad en pausa por varios años, cosas de viejos, ya he tenido esas
experiencias, pero nunca tan dolorosas como esta, la que bloqueó una amistad de
años entre dos hermanos elegidos. Acudieron en su salvación sus hijos, mis
sobrinos y los míos, sobrinos suyos desde que eran niños. A quien me solicitó
explicación solo le ofrecí una respuesta, no se preocupen, son cosas de viejos,
Ríos no ha dejado de ser mi hermano. Hablaba tan en serio que, uno u otro
recordó aquel pacto alcohólico, donde nos prometimos que el que quedara vivo
despidiera el duelo del difunto. Despedida con un poco de música y uno que otro
traguito para decirnos adiós como siempre fuimos, un par de jodedores… El día
del deshielo llegó gracias a otros dos grandes hermanos comunes, Pedro Raúl Valdés
(Alias Pomo de Leche) y otro viejo querido llamado Luis Rocha Hurtado (El
Baby). No sé si se habían puesto de acuerdo con anterioridad, Pomo de Leche me
recogió en el trabajo de mi hija y luego llamaron a Ríos desde el apartamento
de Rocha. Nos perdimos en el viaje, Pomo de Leche no sabe manipular el GPS y Ríos
vive casi pegado a Homestead, el abrazo fue inevitable. Como suele ocurrir
entre viejos cagalitrozos que son hermanos, no recordamos el tiempo que llevábamos
sin vernos ni las razones, aquella velada ocurrió con la misma alegría pausada.
-¡Coño, claro que me acuerdo! ¡Oye, yo andaba por
Isla de Pinos en aquellas fechas, navegaba en los Ferries y remolcadores y
hasta allá llegó la noticia! ¡Ese acto de repudio no fue lo peor, compadre! Mas
dolorosa debieron haber sido las traiciones de nuestra gente, hombres con las
que dimos piqueta sobre cubierta cuando fuimos marineros. Gente que estudió con
nosotros y a las que les tendimos muchos cabos para ayudarlos por su bajo nivel
de escolaridad. De estos ejemplares abundan muchos, incluyendo a varios que
viven en La Florida y han hablado mucha mierda de ti. ¿Te acuerdas cuando
íbamos a repasar de noche a Quintín? Vivía por la calle Camagüey cerca de Villa
Marista.
-¡Claro que lo recuerdo! Lo saqué de mi lista por
comunista, me dijo que no era militante. Le respondí una vez que regresara a
Cuba y reclamara su carnet del partido o lo buscara entre sus pertenencias. Y
pensar que ese socotroco llegó a Capitán mientras a mí me bloquearon el ascenso
habiendo sido primer expediente de nuestro curso.
-Mi hermano, yo creo que entre los peores casos se
encontraba tu padre y Octavio Justiz Casariego. Un día Gilda se encontró con tu
padre cerca del Hospital Nacional y cuando le preguntó por ti, nunca esperó
aquella respuesta suya; ¡Poco me importa la suerte de Esteban, ese es un
traidor a la Patria! ¡Coño, mi hermano, resulta duro y doloroso que un padre se
exprese así de un hijo!...
-Cualquier cosa que expresara mi padre no me
desvelaba, nunca me crio o mantuvo, por su culpa pasé mi infancia en la Casa de
Beneficencia y Maternidad de La Habana como cualquier huérfano. Sin embargo, ha
pasado tanto tiempo desde mi deserción que olvidé aquella anécdota donde me
contaste lo comentado por Octavio Justiz Casariego.
-Precisamente por él fue que me enteré de tu deserción
al día siguiente, yo estuve viviendo por Párraga y ya sabes, él vivía por allí
porque un día recorriste parte del barrio conmigo y coincidimos.
-No acabo de comprender, nunca tuve un sí o un no con
Justiz, no tenía razones para hablar mal de mí, todo lo contrario.
-Ese es el problema, muchas veces encuentro que eres
un tipo romántico a la hora de juzgar a esta gente y, con una capacidad inmensa
para perdonar. Yo los llevo a todos hacia el paredón y que los perdone Dios.
-¿Tan grave fue la actitud de Justiz?
-Ni te imaginas, aún no he podido olvidar la
expresión de sus ojos. Tú no eres guanajo y conoces que los ojos son el reflejo
del alma. Cuando alguien te ha traicionado esquiva a toda costa mirarte a los
ojos, ellos te delatan.
-¿Entonces? Aparte de todo lo que hablemos, ¿merecerá
que le dedique unas líneas?
-No me explico cómo no lo has hecho, porque hasta
donde tengo conocimientos, Justiz mantuvo unas excelentes relaciones con
nosotros.
-¡Fíjate que varias veces me ha visitado ese recuerdo
y he sido tentado a dedicarle unas líneas. ¿Cómo las comenzaría?
-Primero con la mirada, nunca había leído tanto odio en
unos ojos como en los de Justiz aquella mañana.
-Es que no le encuentro una explicación que
justifique esa reacción contra mi persona.
-Mi hermano, nunca la encontrarás en un comunista.
Ellos no son ejemplos dignos de lealtad, sinceridad, amor, amistad, etc. Busca
entre las peores traiciones y siempre encontrarás a un comunista, son ciegos, fanáticos,
traidores.
-¡Coño, puedes tener razón, solo que resulta
inaceptable en el caso de Octavio Justiz Casariego!
-No sé, creo que en la medida que avanzan los años
nos vamos debilitando o somos más pendejos. ¡Compadre, ya tú estabas aquí y yo
me encontraba allá! Te repito, no he podido olvidar el mensaje de aquellos ojos.
No lo conocí, ardían de odio. ¡Esteban es un traidor a la Patria y no
necesitaba exiliarse!... Yo creo que hizo bien y le deseo toda la suerte del
mundo. Le respondí y aquella misma mirada cargada de rabia y odio la recibí en
mi contra esta vez. Sentí deseos de explotarle la cara a ese hijo de la gran
puta.
-¡Coño, compadre! Ese individuo solo podía hablar
bien de mí. Recuerdo que una vez coincidimos en el puerto de Varna-Bulgaria, yo
andaba enrolado en el buque “Renato Guitart” de Segundo Oficial, acompañado de
mi hermano Cebollas (Jorge Marcos Joan), quien iba enrolado de Tercer Oficial.
¡Qué te cuento! Una tarde y después de comer, el Cebo y yo nos disponíamos a
salir, teníamos a nuestras periquitas búlgaras. Minutos antes de abandonar la
nave se aparece Justiz, creo que andaba de Tercer Oficial en el buque Onix
Islands. Para no cansarte, se nos pegó en aquella salida y cuando le miré los
pies sentí algo de vergüenza, andaba con unos zapatos viejos muy sucios y rotos…
¡Mira, Justiz, agarra aquellos zapatos y prueba a ver si te sirven! No creo que
en el estado que andas calzado seas bien visto en los lugares donde Cebolla y
yo nos metemos. El tipo se probó un par de plataformas que me había comprado en
Canarias y salimos a divertirnos. Resumen, salimos, nos divertimos, él regresó
a su buque y nunca más vino por sus zapatos rotos o a devolverme los míos. No
hace falta que te lo digas porque tú eres tan comemierda como yo, nunca le
reclamé nada por unos zapatos nuevos que tampoco le había regalado. Parece que
a ese imbécil se le olvidó este detalle que me obliga sacar a la luz, porque a
estos miserables está demostrado que no se les debe perdonar absolutamente
nada, son hijos de putas y como tal deben tratarse.
-Yo pensé que en estos años le habías dedicado unas líneas.
-¿Crees que valga la pena?
-¡Sí lo vale, men! Ellos no se han arrepentido de
nada, no han cruzado una palabra de disculpa o perdón por el daño que han
causado, y lo peor, los que viven del lado de acá no paran de creer que se
encuentran viviendo aquellos tiempos, como tampoco paran de difamar sobre tu
persona en cada reunión que hacen.
-Creo que le voy a dedicar esas líneas bien merecidas
a este imbécil, sus hijos merecen conocer sus raíces y los míos a los traidores
que una vez fueron supuestamente amigos. Yo no sé si te enteraste de que Justiz
fue uno de aquellos que engrosaron la fila de Comisarios Políticos siendo
oficiales de cubierta.
-No sabia nada de esto, si es así, tiene más justificación
dedicarle sus líneas.
-¡Claro! Ya tu estabas fuera de Mambisa y puede que
no te hayas enterado. Alguna de esa gentuza incompetente graduada en nuestro
curso, luego de mantenerse varados en el mismo cargo por esa razón, vieron la
oportunidad de colgar los guantes en aquella profesión donde nunca ascenderían y
cuál mejor que la de convertirse en Comisarios Políticos. ¡Imagínate por un
instante! Saltas de Tercer Oficial a Comisario y adquieres el salario del
Primer Oficial por poner una película semanal, cuidar una biblioteca que no
superaba la cantidad de treinta o cuarenta libros, dar un círculo de estudios y
controlar la vida de los oficiales y militantes a bordo. ¡Mi hermano, era toda
una ganga! Porque además, si tenías una antigüedad igual al 15%, superabas en
salario a los capitanes de nueva generación. Como Justiz se encontraban otros
de nuestro curso y algunos frustrados de otras generaciones o promociones,
verdaderos parásitos.
-¡Coño, esa no me la sabía!
-Tampoco debes haber celebrado como yo, cuando los
sacaron de la flota con una patada en el culo, la que merecían esos vagos de
mierda.
-¡No, realmente no me enteré de eso!
-Bueno, vale de muy poco ahora, ya te complací, le
dediqué unas líneas a esta mierda de persona, lo siento por sus hijos y nietos.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2023-02-21
xxxxxxxxxxxx
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