martes, 15 de febrero de 2022

INCENDIO A BORDO DEL BUQUE ESCUELA “JOSÉ MARTÍ”



 

INCENDIO A BORDO DEL BUQUE ESCUELA “JOSÉ MARTÍ”




Por Cesar de la Presilla.


Bueno, ya me mandaron a trabajar:

 

La Habana,29 de Diciembre de 1983, alrededor de las 9:45 am...

 

...Antes, una nota curiosa; en ese entonces yo vivía en Colón, Matanzas, y tenía una novia (yo tenía 22 años) cuya abuela estaba metida en la burumba de la santería. Pues como el Martí tenía salida para el día 30, yo le dije: Oye Chunga, ¿por qué no me pones un coquito ahí para ver si pasamos el fin de año en Cuba? Bueno, me fui a La Habana y llegó el día 29…

 

Como se suponía que zarparíamos al día siguiente, Lázaro Mandarria (ya hecho todo un Capitán de Corbeta), me pidió la sonda de los tanques. Haciendo esto me di cuenta que el maquinista de guardia, mi buen amigo Rafael González Vargas, estaba trasegando diesel de los tanques #5 para adrizar el barco. Al terminar el recorrido pasé por el cuarto de control de máquinas, Rafa estaba hablando con el engrasador acerca del juego de los Industriales la noche anterior. Entonces yo le expliqué; Rafa, tienes que vigilar bien el trasiego, ya que esos tanques por estar debajo de la máquina principal son cónicos en la parte superior y llega un nivel que comienza a subir muy rápidamente, ¿OK?

Me fui a mi camarote que era el primero en esa misma cubierta 3 a pasar en limpio la sonda y entregársela a Mandarria. Estando en eso, como 10 minutos después de entrar al camarote, suena la alarma de incendio.

 

Tengo que detenerme aquí, mis esfuerzos son requeridos en otro lugar y temo que se borre esto. Luego continuo…

 

OK Ahí vamos de nuevo

 

Después que suena la alarma de incendio, cosa que no era extraña, ya que en esa época la válvula de seguridad de la caldera estaba defectuosa y se disparaba con frecuencia, con el consiguiente escape de vapor que disparaba la misma. Regresé al cuarto de control de máquinas, pero no pude abrir la puerta pues me doy cuenta de que el fuego, tratando de "respirar", o sea, chupando aire, no permitía que la puerta se abriera. Así que di vuelta y busqué la escala principal para bajar a la cubierta #1. En el viaje recogí un pequeño extintor de esos que ponen en los pasillos. Llegué abajo, di la vuelta al taller de maquinado, crucé el cuarto del tanque de aguas negras y ya estaba en la puerta del infierno. Podía ver el fuego, el humo era espeso e insoportable y yo parado allí, no sé cuántos segundos, tratando de decidir si entrar o no. El espíritu de conservación me decía que no debía entrar, que eso estaba muy feo; pero al mismo tiempo esperaba que mis amigos pudieran estar allí, luchando contra el fuego... No se cuánto tiempo estuve en ese dilema, creo no fue mucho. ¡Cuando caigo en cuenta que la alarma del CO2 estaba sonando, y yo no me había percatado! Para los que no conozcan lo que es la alarma del CO2, debo explicarles que está diseñada para producir una estridencia tal que sea insoportable a los oídos humanos y así lograr que las personas no tengan otra opción que abandonar el lugar. Esta se activa cuando se abre la puerta donde está la palanca/control con la que se disparan, en este caso, 60 botellas de CO2 al cuarto de máquinas luchando contra el fuego...

Así que a correr y salir de ahí lo más rápido posible. Entre tosidos y vómitos pude llegar a la cubierta #6, que era el punto de reunión en zafarrancho de incendio, entonces, todos empiezan a gritar "ahí está Presilla" y a agarrarme y abrazarme, y yo no entendía nada...Cuando me explican, y yo todavía tosiendo, que después del conteo, el único que faltaba era yo, pero para casi todos, yo debía estar en el túnel del eje terminando la sonda de salida. Esperaron un par de minutos más y Mandarria disparó el CO2.

Para ese entonces, ya estaba saliendo, pero ellos no lo sabían, había sido sacrificado por el "bien mayor"

Cuando estuvimos seguros de que el incendio había sido sofocado rompimos filas. Yo fui al portalón, ya habían pasado como 40 minutos, me doy cuenta de que todavía tenía en la mano el extintor y no podía soltarlo, la mano no se abría, tuve que ayudarme con la otra.

Lo que paso fue, como si fuera mal de ojos, lo que le había indicado a Rafa. El tanque se llenó y comenzó a botar por el tubo de sondas que estaba situado al lado del generador en servicio y derramó combustible por el cuarto. Pasado un tiempo ese combustible fue salpicando todo hasta que alcanzó el tubo de escape de la planta y se incendió.

El incendio se vio desde el cuarto de control con tanta fuerza, que todos pusieron pies en polvorosa y cosa curiosa, el primero en llegar arriba fue el engrasador de guardia, el Cojo Rondón, quien tenía una pata de palo.

El fuego duro unos 6 minutos.

El barco tuvo que ser remolcado a Curazao, donde fue reparado a un costo creo de $750000.00 dólares.

Al Rafa, no le quisieron hacer nada porque si lo sancionaban, darían pruebas que había sido una irresponsabilidad y el seguro no pagaría.

 

Pues me fui a Colon por fin de año, lo primero que hice fue visitar mi novia y decirle a la abuela; ¡Carajo Chunga, se te fue la mano!...

 

A Mandarria nunca le tuve rencor ni bronca. Aunque creo que yo hubiera obrado diferente, no sé, quizá la presión era mucha, quizá fue el Capitán quien dio la orden. No quise averiguar, total, éramos todos fichas de un tablero que nunca sabíamos cual sería la próxima jugada.

 

 

PD.- Tomado del foro “Faro de Recalada”

 

 

Cesar de la Presilla.

Miami..Florida.

2009-05-14

 

 

xxxxxxxx

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario