SU ÚLTIMO PUERTO
concluyes con tu vida de
aventuras de sal
y en ridículo porte,
escorado, sin fuerza
rompes el equilibrio de
tu estabilidad
Como tronco sin savia yaces
en la bahía
indiferente al paso de
buques al zarpar
es tu triste presencia
de impotente difunto
en este cementerio,
estado fantasmal
El óxido implacable y
los escaramujos
destruyen tu obra
viva, la invaden sin piedad
el potente alarido que
rompiera la niebla
ha quedado sin eco,
perdido en ultramar
Tu hercúlea presencia,
de los años pasados
se detuvo en el tiempo,
en varada mortal
y tus anclas potentes
que paraban tu paso
reposan en el fondo, no
las podrás levar
Es posible que un día
helénicos marinos,
te nombren de pasada,
como un recuerdo más
hablarán entre copas de
galernas y apuestas,
de puertos visitados
y hazañas en la mar
Lo harán desconociendo
tu trágico destino
o tu armador calcule
pérdidas y utilidad
y un montón de chatarra
sin conservar tu nombre
sinteticen tu eslora, tu manga y tu puntal
Este ígneo camino me
permite que escriba
estos versos luctuosos
con mucho de verdad
te tragará inclemente el
volcánico horno
y arribarás Astoria, a
tu puerto final
Puppy Castelló Herrera
Poema dedicado a la
motonave Astoria, la cual después de vararse, sus dueños la abandonaron en nuestro país.
Permaneció algunos años
en la bahía habanera y fue embargada por la Empresa Cubana de Salvamento, entidad que la remolcó hasta el "cementerio de buques" en Bahía
Honda, donde igual que otras unidades de superficie destinadas
a su desmantelamiento, fue convertido en
chatarra para su venta a Colombia.
Allí, el acero de los navíos es sometido a los altos hornos industriales.
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