EL CAPITÁN “FANTOMAS”
En la historia de la
marina mercante cubana existieron personajes muy famosos, unos a nivel de
barcos y otros que superaban esa frontera alcanzando renombre a nivel de flota.
Muchos de ellos eran sumamente simpáticos, también corrían tiempos donde cada tripulación
era una extensión de la familia y la gente gozaba de ese buen humor tan natural
entre los nuestros. Un tiempo mas tarde el ambiente se fue deteriorando al extremo
de que al finalizar los viajes lo hacíamos en silencio, recogidos en los
camarotes y en peor de los casos, convertidos en verdaderos enemigos. Fueron
desapareciendo aquellas travesías muchas veces divertidas que nos extraían de
las calamidades que se vivían.
Cada una de esa gente
que supo alegrarnos las vidas a bordo de nuestras naves, bien merecen ser
recordadas y ofrecerles el homenaje en deuda. Muchos han partido en su última
singladura y sus recuerdos han sido sepultados con ellos injustamente. Lo
cierto es que no todos ganaron fama por esas sanas razones, algunos llegaron a
alcanzar una insana celebridad por todo lo contrario, por jodernos las vidas y
hacer de aquellas agobiantes navegaciones en momentos bien amargos. Digamos que
este, al principio reducido grupo, fue creciendo hasta convertirse en un gran
equipo de “hijoputas”, unos con fama en sus buques y otros a nivel de empresa.
-¡Fantomas, hijoputa! Le
gritaron a un calvo con charreteras de Capitán que caminaba por la Alameda desde
una ruta 16 que venía del puerto pesquero. Esa vez me sorprendieron y no
participé de la jodedera. El resto de los pasajeros y el mismo chofer
explotaron en risotadas sin saber a ciencia cierta de que se trataba. Lo
urgente era divertirse y tratar de alegrar aquella calurosa mañana.
-¡Fantomas, hijoputa! Le
gritaron otra vez por la Casilla de Pasajeros desde una ruta 24 que viajaba en dirección
al Muelle de Luz. Esa vez yo iba caminando a unos quince metros detrás de él.
-¡Caballeros, Fantomas
está en el puente del Clodomira! ¡Vamos a gritarle hijoputa cuando nuestra proa
se encuentre paralela a él! El “Sapo”
fue el de la idea, un gran jodedor de nuestro buque “Habana”.
Estábamos desatracando
del espigón “Margarito Iglesias”, partíamos rumbo a Europa. Luego de largar
todos los cabos, fuimos tirados por un remolcador en la popa que nos sacaba de
marcha atrás. Nos agachamos detrás de la brazola, solo uno de los nuestros permanecía
atento para dar la orden cuando nos encontráramos a la menor distancia. Pancho,
“El Bicho”, se mantenía detrás del molinete con su mocho de tabaco y soltando
sus escupitajos color ámbar cerca de su posición. Él no participaba en ninguna
jodedera, mas bien era de carácter amargado y centro de algunas bromas
nuestras. Lentamente nos fuimos desplazando en medio de un silencio sepulcral,
solo roto por el intercambio de pitadas entre el remolcador y nuestro barco. En
la cubierta y alerones del “Clodomira” permanecían algunos tripulantes
observando nuestra maniobra. Para ellos solo había dos hombres en nuestra proa,
“El Bicho” y “El Sapo”.
-¡Ahora, coño! Nos ordenó
aquel cabrón y todos reaccionamos como si se tratara de resortes.
-¡Fantomas, hijoputa! Se
escuchó a una sola voz como si se hubiera ensayado el coro, las risotadas
explotaron en el Clodomira y entre los estibadores de ambos espigones.
-¡El coño de tu madre!
Fue la respuesta del viejo y por poco nos orinamos de la risa. Hasta “El Bicho”
se rio por nuestra cabronada y soltó de paso su acostumbrado escupitajo color ámbar.
Han pasado cincuenta
años de aquellas jodederas y nunca supe el nombre de este Capitán tan famoso, ni
las razones por las que le gritaran aquello. ¿Alguien sabe su nombre?
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2020-03-04
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