AL VIEJO AMAYA
¡Y un día te nos fuiste, campeón! Lo hiciste con
cierto apuro, quizás fue una recogida desorganizada de la Parca, todo es
posible en Hialeah. Y partiste de buenas a primera sin decirnos nada, ni una
sola palabrita, un traguito de despedida, nada. Y yo que tenia pensado regresar
a Miami para que me hicieras un registro, no sé, que me tiraras los caracoles
para conocer algo de mi destino.
Te fuiste, nos privamos de tus pecas y tu criolla pinta de gallego, también de esa
sincera y campechana sonrisa, tu ausencia de rencores, sin conocer a fondo las
razones de aquella prisión por ti vivida. Te largaste en paz con todo el mundo
cuando no debió ser así, tenias derecho a reclamar el olvido de muchos de
quienes te conocieron. Bien podías exigirle una disculpa a quienes se enteraron
y nunca fueron a llevarte una cajetilla de cigarro a la prisión, no reclamaste
nada y tampoco lo mencionaste. Tu sabías perfectamente de la pata que cojeábamos
entonces y el que se enteró se hizo el sordo o viró el rostro para la otra
acera. Te fuiste sin rencores y los perdonaste sin que te lo pidieran. Quisiera
imitarte, pero no puedo, no todos somos iguales.
Hoy estaba salvando cientos de viejas fotos y encontré
algunas tuyas entre nosotros, me prometí dedicarte estas cortas líneas para
evitar seas olvidado. Recuerdo la última vez que nos vimos después de
concluidos los estudios, creo que fue en el puerto de Santa María, tú andabas
con otro de los buenos, Jibilay se fue mucho antes. La vida quiso reunirnos
nuevamente en Miami, y de veras, sentí una gran alegría. Corren tiempos difíciles
y cada día quedamos menos. No sé quién le dedicará unas letras a los últimos en
partir, no quedarán hermanos, amigos, socios o compañeros para hacerlo y los que vienen detrás
son de poco confiar, estos trotes no les pertenecen.
Bueno, no me extiendo mucho, la gente va perdiendo el
hábito de la lectura y tampoco deseo cansarlos. Cuídate mucho en el reino de
Neptuno, no olvides que acá cuando llegas a viejo te convierten en bueno y no
es así, debes estar rodeado de cabrones. Ve formando una tripulación con los
socios que vayan arribando, abre bien los ojos.
Te extrañamos, no abunda la gente noble como tú.
Nos vemos.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2020-02-16
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De izq. a derecha, Amaya, el chino Wong, Casañas, Eduardo Rios y Luis Rocha Hurtado.
Amaya y su esposa
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