miércoles, 3 de abril de 2019

BARCOS QUE PERTENECIERON A LA FLOTA CUBANA DE PESCA (56)


                                     MOTONAVE "EL COCAL" 






Es botado al agua en los astilleros de Cárdenas el barco de acero El Cocal

Fecha: 22 de Junio de 1967

Es botado al agua en los astilleros de Cárdenas el barco de acero El Cocal, de 153 pies de eslora y 712 toneladas de desplazamiento, que será usado como buque de apoyo en las campañas pesqueras.


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IMO number7017583
Name of the shipEL COCAL
Vessel typeFishing vessel
Operating statusDecommissioned or lost
FlagCuba
Gross tonnage700 tons
Year of build1967
BuilderVICTORIA DE GIRON SHIPYARD - CARDENAS, CUBA
DescriptionEL COCAL is a Fishing vessel built in 1967 by VICTORIA DE GIRON SHIPYARD - CARDENAS, CUBA. Current status: Decommissioned or lost. It's gross tonnage is 700 tons.




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VIAJANDO EN EL COCAL


    Allá por 1968 mi hermano el director cinematográfico Simón Escobar se disponía a realizar para los Estudios Fílmicos del ICR, un documental sobre El Cocal, primer barco todo de acero que se construyó en Cuba. (1)
    El cineasta y su camarógrafo Avelino Fernández viajarían en la nave para filmar la primera travesía, la de prueba de mar, que consistiría en un bojeo a la isla de Cuba, a pocas millas de la costa. Partiría de La Habana y volvería a ella, con sólo dos escalas: Santiago y Cienfuegos.



Simón Escobar (izquierda) y Avelino Fernández

Simón talló con la empresa armadora mi incorporación a la expedición, prometiéndoles que yo escribiría un reportaje sobre El Cocal para la revista Cuba Internacional.

    Así fue como me embarqué en aquel viaje del cual nunca olvidaré los terribles momentos en que el barco, al atravesar el Paso de los Vientos bajo un fuerte temporal, se balanceaba de tal manera que parecía que se iba a hundir mientras nosotros sufríamos mareos y vómitos en cantidades industriales.
    Cuando atracamos en Santiago de Cuba, Simón, Avelino y yo nos dedicamos a turistear varios días por la ciudad y a visitar a amigos y sólo volvíamos al barco para dormir. Hasta que una noche, al llegar al muelle, lo descubrimos vacío. El Cocal había partido sin avisarnos y con todas nuestras pertenencias en sus camarotes. Los tres embarcados nos quedamos más embarcados aún ya que era la época en que para montarse en una guagua, tren o avión que nos regresara a la capital había que pasarse muchos días haciendo cola en las terminales.


    Aclarar quiero que cuando redacté el reportaje que apareció en la revista, aunque ganas no me faltaron, en mi texto no incluí comentario negativo alguno contra los jodedores marinos que, en plan broma pesada, nos dejaron botados sin ropa ni dinero. Lo que demuestra lo buena gente que yo era por entonces. (2)



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