EL SINDICATO A BORDO
Motonave "Aracelio Iglesias.
Todo era una pantomima de mal gusto, no se puede hablar de “sindicato”, cuando en realidad era otra organización represiva mas al servicio del gobierno. Nunca defendieron a trabajador alguno, todo lo contrario, actuaban como un verdugo al que debías pagar por tu ejecución. El sindicato de la marina mercante no era ajeno a esa corriente impuesta a nivel nacional y su papel puede calificarse de muy pobre y miserable a bordo de nuestras naves.
Para todo aquel que haya leído una pequeña parte de la historia del movimiento obrero en Cuba, le resultará fácil identificar a Lázaro Peña como el principal traidor a los trabajadores cubanos. La entrega de ese movimiento y puesta al servicio del dictador de turno, echó por tierra todos los logros de la clase obrera anterior al 1959. Beneficios obtenidos al precio de muchos sacrificios y la vida de algunos de sus líderes. Baste recordar el diferencial azucarero, jornada laboral de 44 horas semanales, antigüedad, etc. Todo se fue por el tragante cuando este supuesto líder rindió sus flechas ante el dictador Castro, estamos hablando de un sindicato poderoso para su época. Olvidemos por un instante la existencia de uno que otro mafioso de poca monta (de acuerdo a las versiones gubernamentales), los sindicatos de aquellos tiempos tenían el poder de paralizar al país y era urgente neutralizarlos. De aquel poder mencionado existen muchos ejemplos, no olvidar que la sede de la CTC nacional existía antes de Castro y que en la construcción del hotel Habana Hilton hubo plata invertida del sindicato gastronómico, etc. ¿Quién mejor que Lázaro Peña para neutralizar ese poder?
En la marina mercante cubana reinó por muchos años esta banda de delincuentes políticos al servicio del partido, quien en todo momento se encargaba de elegir a sus secretarios a bordo, desconociéndose en todo momento como se elegía al secretario general a nivel de flota y con sede en el edificio de Navegación Mambisa. Hasta donde abarca mi memoria, recuerdo a un demagogo y bien baboso Buduen ocupando esa secretaría por largo tiempo, ¿Cómo llegó a ella? ¡Vaya usted a saber! Luego fue sustituido por el contramaestre de apellido Blanco, muy buena persona, solo que explotó por un escandalo mantenido en secreto sobre venta de apartamentos de las microbrigadas y otros locales. Este escándalo se produjo a inicios de los años 80 y puede existir un vacío en mi memoria al no recordar a su sucesor.
Ya para esas fechas y una vez obtenido mi apartamento en Alamar, dejé de pagar a esa organización su mensualidad. Aclaro que no lo gané en asamblea alguna de méritos o deméritos, lo trabajé muy duro construyendo tres edificios. A mediados de esa época asume la dirección del sindicato un engrasador del buque “Aracelio Iglesias” llamado Julián. Un negro alto con una lengua de la longitud de su estatura, vago y adulón del Capitán Miguel Haidar. Julián, quien siempre vestía el pantalón besándole la raja de las nalgas, ocupaba en esas fechas la plaza de secretario del partido a bordo. Cuando este ladrón, porque lo era, se desempeñó como secretario del sindicato a nivel de empresa, sin haber sido elegido por nadie, se produce el primer milagro. Inventan un sistema de emulación que es incorporado a nivel nacional en esa competencia de inflar globos. Es así como las tripulaciones de buques que ganaran los tres primeros lugares a “nivel nacional”, eran premiadas con un viaje de “estímulo” con sus esposas a bordo. También nos dieron un almuerzo en Rio Cristal, una noche en Tropicana, una semana en los hotelitos de los canadienses en Santamaria del Mar y una noche en el cabaret Atlántico. ¡Claro! Todo eso se pagaba cash en aquellos tiempos y deben deducirse los robos que se producían. Tampoco fue fácil embarcarme en esa aventura de placeres, cuando llegué al sindicato de la empresa para verificar si me encontraba en la lista de aquella tripulación, encuentro que yo no estaba comprendido, Julián había puesto el nombre del Primer Oficial Almaral, amigo de Miguel Haidar y partícipe de la piña existente en aquel barco. Yo tenía unos días más de los seis meses requeridos en ese año de contienda, lo que hace suponer que serían los faltantes al personaje mencionado. También observé que Julián se encontraba en la lista cuando realmente él no cumplía con el requisito del tiempo exigido.
Motonave "Otto Parellada"
-¿Sabes una cosa? Ni Almaral tiene los seis meses trabajados en el barco este año, ni tú tampoco. ¿Qué quieres, un escandalo o un homenaje? Porque me da lo mismo y no tengo nada que perder. Si no me incluyes en esa fraudulenta lista, no solo dejarás de disfrutar del viaje de estímulo, ya sabes la sanción que te espera.
-¡No te mandes a correr! Me respondió bastante nervioso, él sabia perfectamente de la pata que yo cojeaba y que no me callaba ante nada, ni nadie. -Yo puedo agregarte a la lista sin quitar a Almaral de ella, el pobre, solo le faltan unos días. Como lo que me interesaba era ser incluido, no quise perjudicar a su alcohólico amigo. Esperé a que corrigiera la lista y solo así me marché.
-Te lo advierto, no quiero cambios de sorpresa porque vas a explotar como una olla de presión. Yo sabia que estaba bastante sucio para atreverse a un cambio y finalmente di el viaje de “estimulo” con mi esposa, aquel donde me mandaron a matar. El buque “Aracelio Iglesias” había quedado en el tercer lugar de la emulación socialista, ¡que viva la pepa! Tampoco me enteré de los mecanismos usados por ese fraudulento sindicato para otorgarle autos Fiats polacos a los vanguardias, casualmente Julián fue acreedor de uno de ellos sin que nos enteráramos cuales fueron sus méritos.
Cuando se cansó de robar en la sede sindical o, para darle oportunidad a otro ladrón como él, Julián fue sustituido por el electricista conocido en la flota como “El Niño”. Se produce entonces otro gran milagro, queda vanguardia nacional el buque “Otto Parellada”, su barco, pero este tipo fue mas ambicioso, ocupó el primer lugar. Disfrutó de los beneficios mencionados con anterioridad y también distribuyó Fiats polacos, beneficiando a varios chivatos del buque feudo del racista Remigio Aras Jinalte.
La historia se repite con el relevo de “El Niño”, esta vez la codiciada plaza es ocupada por otro elemento no menos baboso y pendejo que los anteriores. Sube al estrado del tercer piso de Navegación Mambisa aquel enfermero de apellido Carrión, ya lo mencioné en un trabajo mío titulado “Al Garete”, así que la denominación de “pendejo” no es una improvisación o versión libre de mi parte, lo conocía perfectamente bien. Creo que este tipo se hizo comisario político, no estoy muy seguro. Imagino que su labor al frente del sindicato marítimo, haya sido una copia fiel al trabajo realizado por sus anteriores camaradas. No vale la pena emborronar cuartillas para reincidir en lo que todo marino conoce y mantiene callado.
¿A bordo de nuestros barcos? Aquí arribamos al colmo de la comicidad en esta opereta bufo, todos aplaudimos y mantuvimos silencio, ¿no lo recuerdan o no quieren recordarlo? Unos días antes de buscar al candidato para ocupar esa plaza vacante, casi siempre dejada vacía por vacaciones del anterior secretario, el partido a bordo se reunía y elegía al iluminado. Casi siempre esa propuesta llevada al seno de la militancia era realizada por su secretariado o comisario político. ¡Que levanten la mano los que están de acuerdo! Allí no se atrevían a mencionar “los que están en contra”, no era necesario, ya habían levantado la mano casi todos los miembros del núcleo. ¡Ohhh! Se me olvidaba, el partido no reconocía las abstenciones, estabas o no estabas de acuerdo, esa era la cuestión. Luego de elegido al futuro candidato del sindicato de los trabajadores, el partido se encargaría de emitir una orden al comité de base de la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas), cantera de la que se nutría el partido. Seleccionaban de paso al camarada que haría la propuesta en la asamblea general, al cual la totalidad de la militancia debía apoyar sin excusas o pretextos. Una vez en la asamblea donde se reunían con las masas, que en la mayoría de los buques eran una cifra insignificante y no valía la pena tomar en cuenta, se procedía al desarrollo de la comedia con la excelente participación de los actores, digo, factores que es la palabrita más usada por ellos.
Así, viaje tras viajes, años tras años, singladuras tras singladuras, vivíamos sometidos a esa terrible comedia sin que se observara cambio alguno o síntoma de rebeldía. Nuestros barcos estaban tripulados por un 90% de militantes del partido y la juventud, no se podía hacer otra cosa que conformarse y vivir en las condiciones que ellos impusieran, porque al final del cuento y salvo raras excepciones, la voz cantante final la imponía el partido. No puedo ser injusto tampoco y calificarlos por igual, existieron hombres justos, mucho menos que los pecadores, pero existieron. Como comenzaban los cuentos nuestras abuelitas para dormirnos, “había una vez”. Esa vez existió tan lejana como aquellas historietas infantiles, solo que desaparecieron en la medida que castraban a los hombres sin cortarles los huevos. Los conocí y fueron muy poquitos, bien merecen nuestro respeto.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2018-06
xxxxxxxx
No hay comentarios:
Publicar un comentario