lunes, 24 de julio de 2017

EL COMISARIO POLÍTICO A BORDO



EL COMISARIO POLÍTICO A BORDO






La presencia de ese personaje a bordo de nuestras naves, fue un regalo de Guillermo García cuando ocupaba la cartera de Ministro de Transporte. El primer curso de graduación de estos parásitos se realizó en la Academia Naval de Baracoa en el año 1982. Lo recuerdo perfectamente porque coincidió con el curso para capitanes y primeros oficiales del que fui alumno. Muchos de aquellos rostros eran sumamente familiares, la mayoría eran integrantes de la flota con diferentes rangos, los pocos desconocidos llegaron de las filas del partido en Navegación Caribe y uno que otro oportunista al que llegó la noticia en algún comité del partido de la calle.


Entre las caras conocidas, se encontraba uno que otro oficial de cubierta y las razones para ese cambio pudieron tener diferentes justificaciones. Podían estar allí por ser incompetentes en el cargo que desempeñaban, sentirse frustrados al ver que no eran ascendidos, ver mejoras económicas en el nuevo cargo que ocuparían con un mínimo de responsabilidades, labor impuesta por el partido, etc. Es indudable las ventajas que disfrutarían, toda una atracción para cualquiera de ellos. Portarían charreteras de Primer Oficial, ganarían un salario equivalente a ese cargo, vivirían en camarotes dispuestos para ellos en las cubiertas de la oficialidad. En este punto vale señalar la actitud sumisa de algunos capitanes que fueron a buscar naves de nueva construcción y les destinaron a esos parásitos el camarote correspondiente al Primer Oficial del buque. ¿Un solo ejemplo? Lo sucedido en la motonave "Viñales" bajo el mando del despreciable Capitán Humberto Vázquez, conocido como "El Chino Vázquez" en la Flota Cubana de Pesca.


Los demás, los que nunca habían sido oficiales, se destacaban en su mayoría por ser militantes incondicionales, algunos renombrados "chivatos" en nuestros barcos, oportunistas, contrabandistas, etc. Todos, absolutamente todos con bajo nivel educacional y cultural. ¿Cómo se le explicaría a la gente que esos bichos aprobarían la asignatura de Filosofía en la Academia Naval? Ese es uno de los milagros que se producen dentro de aquella revolución diz que socialista.


Desde antes de graduarse ya sabíamos y comentábamos entre los capitanes y primeros oficiales, que un pequeño monstruo se cocinaba en aquella academia. Todos estábamos convencidos de las dificultades que enfrentaríamos con su presencia a bordo y no existían espacios para dudar de nuestras conclusiones. Sin haberse graduado aun de “polivatos", aquellos individuos o casi su totalidad, no podían ocultar su empacho. Ya mostraban sus charreteras de Primer Oficial, gozaban de un estado privilegiado dentro de la academia y les habían asignado diferentes transportes para llevarlos a La Habana. Uno de esos autobuses rendía viaje en Alamar a pocas cuadras de mi casa y yo no podía usarlo. Mientras eso sucedía, los que llevábamos toda la responsabilidad técnica y económica en un buque, debíamos acudir a la academia en el pésimo servicio de transporte de la calle. Para inflarlos aún más y de lo que no se ocultaban para alardear, les habían asignado el privilegio de dirigirse personalmente al Comité Central del Partido cuando necesitaran realizar cualquier consulta o denuncia. No digo yo si existían razones para cuidarse de ellos, pero no compartí la actitud cobarde de varios capitanes ante la presencia de esos personajes a bordo. Algunos de los cuales se dejaron arrebatar el mando de la nave por individuos desconocedores de nuestra profesión. ¿Un solo ejemplo? Lo ocurrido en el buque "Bahía de Cienfuegos" bajo el mando del Capitán Arquímedes Montalván y donde se me pidió la cabeza por rebeldía.


El contenido de trabajo de esa manga de vagos era sumamente limitado, uno que otro c
írculo de estudio, cuidar la escasa biblioteca del barco y proyectar una película semanal. El resto del tiempo libre, que era casi todo, se dedicaba a labores de chismorreteos y controles sobre el trabajo del partido, juventud comunista y sindicato a bordo. Era quien presidia todas las reuniones a bordo y quien gozaba de potestad para evaluar políticamente a toda la oficialidad con el Capitán incluido, además de evaluar también el trabajo de los secretarios de las organizaciones mencionadas. Una evaluación de estos bichos, era considerada inapelable y su palabra casi sagrada. Con su varita mágica podían destruir la vida de cualquier hombre y yo estuve a punto de convertirme en una de aquellas víctimas, pero la historia es larga y la dejaré para otra oportunidad.


La presencia de esos parásitos en nuestras naves, pudo convertir a tripulaciones buenas en malas. Todo aquel que de una manera u otra violaba lo que estaba establecido por el Reglamento de la Marina Mercante, cuando se sentía amenazado por una medida laboral, corría inmediatamente en busca de amparo en la personalidad del comisario político. Quien como era de esperar, acudiría en defensa del violador. Todo tenía una sola explicación, cuando el mando del buque aplicaba una sanción laboral a uno de los subordinados, el partido debía responder con una sanción política. Ellos acudían a todo tipo de maniobras y presiones para evitarlo, necesitaban mantener a toda costa la falsa imagen de superioridad de sus militantes. No era fácil trabajar en esas condiciones y se requería de cierto valor para enfrentarlos, pantalones del que carecían muchos de nuestros capitanes.


Con la caída del Muro de Berlín se impuso la necesidad de realizar cambios en la isla, estaban acosados también por los problemas económicos que aquella caída trajo consigo. No era posible mantener a esos parásitos, es que no pudieron mantener a la flota y toda esa falsa pantalla donde debían mirarse otros países. Fue así que durante el mal llamado "Periodo Especial", esta manga de vagos y corruptos recibieron su merecida patada por el culo para dejar de existir. Es que nunca debieron haber existido, pero ya saben, teníamos que copiar todo lo que viniera de la antigua Unión Soviética. ¡Ojo! Unos cuantos de ellos eran buenas personas, aunque no los exime de haber sido oportunistas.









Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2016-11-01





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