lunes, 10 de julio de 2017

EL CAPITÁN CHOCOLEITO Y LA EMULACIÓN SOCIALISTA.


El CAPITÁN CHOCOLEITO Y LA EMULACIÓN SOCIALISTA.


Motonave "Pepito Tey", escenario de esta historia.

Si no fuera por lo bruto que era, yo hubiera pensado que se trataba de un agente de la CIA, pero estaba obligado a descartar esa loca idea, Chocoleito era militante del partido comunista. Me cayó mal desde que arribó al buque y estacionó su viejo Fiat al lado de la escala real. Tampoco comprendo por qué no había aduanero en ese muelle, estábamos atracados a un costado de la termoeléctrica de Regla. Sin piedad alguna y sin habernos sido presentado a la tripulación, Chocoleito bajó con el “portafachos” sobrecargado. Por la tensión de los tendones de su mano derecha, pude comprender que estaba pesada la carga de su interior. Samsonite nunca imaginó que aquellos pequeños maletincitos, diseñados para transportar folios, tuvieran un uso tan diferente al de sus propósitos. ¡Mira que cargaron “fachos”!

Es muy probable que estuviera repleto de botellas de ron Havana Club, se lo llevaban por cajas a los capitanes para uso de representación. Aunque trató de ocultarlo envuelto en un trozo de papel kraft, se llevaba también una pierna pequeña de puerco, como ese papel era bastante grueso se desdobló y dejó a la vista un pequeño hueco para que yo viera, “accidentalmente”, como el Capitán del barco se robaba algo que era de consumo colectivo. Su jeva, una trigueña monumental, llevaba también las manos ocupadas con otros productos “decomisados” a la tripulación, todas estibadas correctamente en una bandeja que perdería su camino de regreso a la nave.

-¡Mira a este hijo de puta! Se acaba de enrolar y ya está robando la comida de nosotros. Le dije a otro marino que se encontraba de guardia en el portalón. El marino era mudo y solo miraba, prefirió mantener silencio, era militante también del mismo partido, el único que hay.

Ambos tenían muy buen equilibrio y descendieron sin tocar los pasamanos, no podían hacerlo. Abrió su vieja cafetera marca Fiat en forma de huevito y pintada de naranja donde metió todo lo hurtado. Ella entró al auto como si se tratara de la carroza de una reina, mientras él reposaba un ratico por el esfuerzo realizado. Dio dos o tres pasos por el muelle y fingió mirar el calado del barco, como queriendo vender la imagen de que estaba trabajando, como si yo fuera a creerle. Luego de un respiro regresó nuevamente y la escala temblaba en cada paso que vencía, yo la mantenía separada del muelle, no para evitar que las ratas nos abordaran, creo que lo hacía para que no desembarcaran las que teníamos a bordo y eran de diferentes nacionalidades, evitaba simplemente una guerra.

Pasó a nuestro lado sin mirarnos, menos aún saludarnos y se perdió por la puerta de acceso a la superestructura. Unos minutos después, solo unos minutos, porque debo agregar que era muy rápido, volvió a pasar a nuestro lado con dos cajas de cerveza de veinticuatro botellas, una en cada mano. Bajó rapidísimo la escala, tenía muy buen equilibrio, acuérdense que no podía agarrarse de los pasamanos. Guardó con rapidez su botín y se perdió en su huevito marca Fiat pintado de naranja a brocha con la misma pintura usada para los botes salvavidas. ¿De dónde la habrá robado? No pudo ser de este barco, solo lleva pocos días enrolado. Me pregunté y respondí. ¡Ahhhhh! ¿Qué se piensa este hijoputa? ¿Qué solo él puede robar en su calidad de Capitán y militante del partido comunista? Debo corregir lo manifestado antes que ustedes me llamen la atención, los militantes no robaban, ellos cometían errores, ladrones éramos nosotros, “los simples”, los que no pertenecíamos a nada.

El ambiente estaba tranquilo, era domingo y se respiraba paz. No era el día apropiado para los inspectores de la empresa, los imaginaba en la playa disfrutando el día con sus hijos, esposas o queridas. Solo necesitaba andar hasta la proa del barco y doblar a la izquierda, allí esta una callecita que se llama “La Piedra”. A mediación de cuadra vivía un primo mío que era marino también y había navegado en este barco cuando aquel bateo en Chile. Le dije que se acostara bien tarde porque pasaría a suministrarle algunos productos de consumo humano y él no se opuso. Llevaba varios años sin navegar y trabajando en la tienda donde nos vendían los uniformes. Era un trabajo monótono y aburrido, no tenían mucho para vender, solo eso, uniformes. Allí se mantuvo mucho tiempo y quizás mataba su tedio cotidiano en los viajes que hacía desde Regla hasta el Capitolio. No necesitaba extender el viaje, todo podía ocurrir dentro de la lanchita o en la guagua, nuestro mundo era muy reducido y rico. Esa noche y ayudado por el marino que estaba conmigo en el portalón, personaje al que pude captar sin ningún esfuerzo, realizamos el corto recorrido con el triple de la carga llevada por Chocoleito, era lógico.

Luego me cayó más mal por millones de accidentes, por llamarlo de alguna manera, que fueron sucediendo durante el viaje. Chocoleito era un atentado a la inteligencia humana, un crimen perpetrado contra nuestra profesión gracias a su militancia, insisto.

- ¡Segundo, prepare la travesía para un viaje hasta Beirut! Ese era mi trabajo a bordo y lo amaba, lo dominaba perfectamente, lo vacilaba. En las tardes de guardia fui seleccionando todas las cartas náuticas necesarias para el viaje, Pilots Charts del mes para informarme, etc. Siempre tuve por norma preparar tres derrotas diferentes de acuerdo con la época del año y se las mostraba al Capitán en una carta general antes de proceder a trabajar con los cuarterones. Antes de llegar a ese paso final, era de suponer que había consultado sobre las corrientes y vientos dominantes, trataba en lo posible de evitarlas, me tomaba muy en serio mi trabajo.

- ¡No! ¡Tome como punto de recalada al Cabo de San Vicente! Lo dijo con una firmeza terrible, creo que logró hacerme temblar con aquello que muy bien pudo ser un acto de locura. En su oficina se encontraba un Capitán inspector de nuestra empresa, sobre la mesa y frente a él, tenía un vaso a medias con cerveza. Ya estaba por sonar la campana del almuerzo, horario elegido para visitarnos por cuanto inspector de asuntos sin importancia existían.

- ¿Cabo de San Vicente? Pero si vamos para el Estrecho de Gibraltar. Aquello se escuchó con el tono de una súplica y el Capitán visitante me miró fijamente a los ojos, no intervino para nada. Yo les imploro a todos ustedes que miren en un mapa y traten de encontrar una relación entre el punto elegido para recalar y el Estrecho de Gibraltar. Imagino que deseara llegar hasta allí por algún interés particular y mi mente enferma elaboraba ideas absurdas. Me encontré en la proa del buque fondeando el ancla a solo una milla de la playa y luego, dirigirme hasta la orilla para cargarlo de mujeres portuguesas, ellas pasarían varios días con nosotros en constante y escandalosas orgías. Regresaba nuevamente al presente, sabía que estaba equivocado, mi mente se encontraba enferma y saturada de prejuicios insanos.

-Tampoco me gustan esas derrotas, ¡planifique una por aquí! Me dijo posando su asqueroso dedo sobre la carta ante la mirada estúpida del Capitán inspector. Sentí deseos de cagarme en la reverendísima puta de su madre, pero conté hasta cien, ya pesaban en mi expediente varias evaluaciones políticas negativas. Al carajo se fueron todos los cálculos de las derrotas ortodrómicas realizadas con las tablas HO 214, ¿Qué carajo pudieran imaginar los nuevos navegantes? Cuando aquello no existía la navegación por satélite y todo se calculaba a golpe de coco. Los más brutos planificaban esas derrotas con el uso de cartas gnomónicas, pero no deseo entrar en detalles que los lectores no comprenderán.

¿Mentarle la madre? Era para reventarle la cabeza a ese estúpido hijoputa. Pues esa fue la primera barrabasada realizada por ese imbécil con carnet del partido y por curiosidad, me dedique durante todo el viaje a contar las millas navegadas de más por la confección de malas derrotas. ¡Voilá!

La asamblea de “Emulación Socialista” se realizaban mensualmente, era una de las vías para caernos a mentiras y mantener la mente de los hombres ocupadas en tonterías para que no pensaran en cosas importantes. ¡Cómo se hablaba mierda en ellas! Me molestaban también por tratarse de un tiempo robado a mi descanso. Para montar un teatro y darle solemnidad a la escenografía, deben buscar a un dirigente comunista de cualquier nivel. Tú sabes que estas asistiendo a una parodia de mierda y ellos insisten en presentarla como un clásico. Bueno, casi siempre nos premiaban con dos cervecitas que aceptábamos con la mansedumbre de los animalitos en un circo.

-Por la parte de máquinas, hará lectura de su informe mensual el compañero Jefe de Máquinas. La presentación la hizo el secretario del partido, era un mulato enfermero de apellido Carrión, nunca se me olvidó, lo identificaba con ese famoso escritor cubano. Para esas fechas no habían arribado a nuestras naves los “comisarios políticos”, con ellos fue peor la cosa. Carrión ocupó unos años más tarde la secretaria del sindicato de nuestra flota, vago, descarado, demagogo y arrastrado, esas fueron sus principales virtudes.

- ¡Compañeros! Comenzó el Jefe de Máquinas, no olviden que es muy importante y casi obligatoria esa palabra, tanto, que la detesto al escucharla. A continuación, procedo a leer el informe del cumplimiento y sobrecumplimiento de nuestro plan de trabajo.

1.- Nuestro departamento ha ahorrado este mes 1.5 Tm de combustible. ¿Ustedes se preguntarán como lo lograron? Entonces detuvo su lectura para explicarnos con lujos de detalles.

A).- Colocamos laticas de leche en todos los puntos donde fueron detectados salideros y son supervisadas en todas las guardias de los engrasadores para colectar el combustible. No mentía el cabrón, un día tuve que bajar al departamento de máquinas y observé que los generadores estaban artísticamente decorados, incluso, algunas de aquellas laticas conservaban sus etiquetas rojinegras con el nombre “Sierra Maestra”. ¿Se acuerdan de aquella leche condensada rusa que nunca tuvo fecha de vencimiento? ¡Esas mismas! Estuve a punto de preguntar, ¿Por qué no compraban juntas y válvulas para evitar esos salideros? Pero me detenía la idea de ser acusado como gusano, si yo hacía ese planteamiento le estaba restando interés a la “emulación socialista” y privaría a los engrasadores en su participación. ¿Cómo medían la cantidad de combustible recaudado? Imagino al maquinista de guardia utilizando litros y luego haciendo la conversión matemática para llevarla a galón y posteriormente al sistema métrico decimal.

B).- Hemos apagado bombillas innecesarias en todos los pasillos del buque, con el ahorro de tantos watts por hora logramos reducir tantos galones de combustible al día, semana y mes. No mentía el cabrón, había una oscuridad en todo el buque del carajo, pasillos que metían miedo como cualquier calle de La Habana Vieja donde podías ser asaltado a media noche.

C).- Le bajamos dos grados al termostato de la calefacción y eso se traduce en ahorro de electricidad, lo que supone a la vez un ahorro significativo de combustible. Tampoco mintió el cabrón, estábamos sufriendo de un frío inusual dentro del buque.

Y así, fue leyendo toda una lista de disparates hasta el final de su informe que fue cerrado con una estruendosa ovación y aplausos por parte de su personal subordinado, quienes estaban dispuestos a pelear esa emulación al precio que fuera necesario. ¡Qué manera de comer mierda!

-Ahora le damos la palabra al compañero Capitán, él nos leerá el informe sobre el cumplimiento del plan de trabajo por el departamento de cubierta. Intervino Carrión y tuve deseos de preguntarle si ese informe no debía ser leído por el Primer Oficial, se supone sea el jefe de ese departamento. Me contuve de hacer la pregunta y ser señalado como conflictivo, también los comprendía, ese oficial no era militante del partido y esta batalla era solo entre compañeros comunistas, ellos debían ser los que recibieran el premio que se otorgaría. Además, al que le pique el culo, que se arrasque.

-¡Compañeros! El personal de cubierta logró rescatar 10 patecas y cuadernales de las usadas en los puntales de carga. Eso representa un ahorro en divisas de unos $1000 dólares. Hoy no recuerdo el precio exacto de cada una de ellas, pero aquello no podía ser considerado logro alguno, más bien motivo de sanción al pañolero y contramaestre por abandono. Pero bueno, es algo similar a las laticas de leche y la emulación.

2.- Se saneó y pintó tantos metros cuadrados de la cubierta principal. ¿Y esto? ¿De qué coño estamos hablando? Eso forma parte del contenido de trabajo de la marinería y por ello recibe una paga. Tampoco protesté.

3.- Ahorramos unos $300 dólares en gastos de víveres. En ese punto era para matarlo al igual que a muchos capitanes de la flota. Sometían a sus tripulaciones a condiciones de austeridad extremas con la finalidad de obtener méritos personales.

¡Claro! Todo eso después de llenar los refrigeradores de sus camarotes con comida. Deben sumar a ello que nunca se iban tampoco con las manos vacías, además de la comisión que les entregaban, compraban en muchos casos comida de pésima calidad y en las facturas aparecían con precios de primera. Es de suponer que esa diferencia iba a parar al bolsillo de capitanes y sobrecargos, pueden existir excepciones. El que dejara caer un bombazo de esos en una asamblea, sabía que moría quemado como el indio Hatuey. Continuó leyendo hasta el final su estúpido informe y para concluir, manifestó que los ahorros realizados por el departamento de cubierta duplicaban a los de máquinas. Allá aplaudieron los imbéciles hasta que les ardieron las manos, la gente estaba esperando con ansiedad las dos cervecitas para luego irse al carajo. Todos sabían que se mentía a diestra y siniestra, pero nadie estaba para buscarse problemas. Todo estaba cuadrado y el secretario del sindicato, el baboso de Carrión, dio sus conclusiones.

- ¡Compañeros! La secretaría del sindicato en pleno y con la aprobación del núcleo del partido (la misma mierda), acordó por unanimidad que el ganador de la emulación socialista este mes es…… ¡El Departamento de Cubierta! Lo expresó con la misma emoción que se anuncia a una Miss Universo y todos los carneros aplaudieron.

¿Lo cierto? Ya les dije que me dediqué a contar las millas navegadas de más debido a la confección de malas derrotas. Durante ese corto viaje pude sumar unas doscientas cincuenta millas navegadas innecesariamente. Saquemos un poco de cuentas, aquel barco navegaba diariamente unas 300 millas a una velocidad de 12.5 nudos, durante ese recorrido consumía un 25 Tm de combustible. Podemos llegar a la conclusión de que, si para recorrer 300 millas gastaba 25 Tm, ¿Cuántas gastaría para recorrer las 250 millas mencionadas? Si hacen los cálculos encontraran la cifra de 20.83 Tm. extras de combustibles consumidas por ese Capitán. Por aquellos años el precio de la tonelada métrica de combustible andaba por los $200 dólares, o sea, hablamos entonces de un gasto adicional de $4,166 dólares. ¿Qué les parece? Y aquel comemierda colgando laticas de leche, apagando bombillos y bajando la temperatura de la calefacción. Estas son las situaciones surrealistas adorables del comunismo y les cuento más, esa cifra de 250 millas fue poca porque se trató de una navegación a Europa. Yo continué contando millas de más y hubo oportunidades de viajes a Japón donde llegué a contar más de 360 millas, todo un día de navegación para un buque con 15 nudos de velocidad y un consumo de 30 Tm. de combustible.

-Mister Pailot, yu laik chocoleito? Aquel Práctico holandés me miró seriamente antes de contestarle.

- ¡Yes! No le agregó una palabra a su respuesta.

- ¡Yes! Mister pailot quiere chocoleito. Dijo muy emocionado mientras se dirigía al agregado de cubierta que hacia la guardia conmigo. -¡Vaya a la cocina y dígale al cocinero que le manden chocoleito al Pailot! Eudis me miró y trató de contener la risa, yo sabía que tendría carga para cortarle leva cuando terminara la guardia.

-Yo creo que su Capitán debería hablar mejor con señales de humo. Me dijo el Práctico cuando el imbécil abandonó el puente.

Luego me enteré de que lo habían sancionado y bajado de cargo, más tarde escuché que había salido para España y perdí su rastro, debe mantener un perfil bajo.

“Perdonar a estos hijoputas es cosa de Dios, ponerlos en sus manos es cosa mía”. No porque estén en el exilio son buenos, nunca lo fueron y dejaron tras de sí una larga estela de daños y sueños destruidos.

A Portela, Capitán “Chocoleito”. Como se merece.

 


Esteban Casañas Lostal. 
Montreal..Canadá.
2016-05-06


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