lunes, 22 de septiembre de 2025

FALLECE EL JEFE DE MÁQUINAS EDGARDO MARTÍNEZ CALDERÍN.



 

FALLECE EL JEFE DE MÁQUINAS EDGARDO MARTÍNEZ CALDERÍN.

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“Una muerte poco anunciada”


Motonave "Jiguaní, donde compartiéramos singladuras.

 

Lamento llegar tarde, he estado atravesando algunos contratiempos con la salud y me prometí -cuando regresara- dedicarle unas pocas líneas a este gran hombre.

 

La noticia de su muerte me llegó como llegan casi todas en este mundo cibernético, la compartió Yraida, una amiga suya que está en mis contactos el día 13 de Agosto del 2025. Lo sentí como en casos anteriores, donde he cumplido la sagrada labor de despedirlos. Sin embargo, una nota de condolencia encubriendo un acto de hipocresía o cobardía, logró disparar ese enojo que me caracteriza. decía aquella nota de condolencias que; el amigo Edgardo había sido “fundador” de un grupo de exes, donde se agrupa de todo, lo bueno y lo malo de nuestro nada inmaculado mundo.

 

Entonces me pregunté enseguida; ¿Por qué no le dedicaron un obituario similar al empleado con otros exes que integraron la misma cofradía? Recorro gran parte de la página perteneciente a quien dirige ese grupo y es redactor de los mencionados obituarios, lo comprendo inmediatamente. Edgardo no falleció en Cuba, dejó de respirar en la lejana Uruguay. Tierra que ha abrazado a muchos cubanos que abandonaron la isla en la búsqueda de esa libertad o futuro inexistente. ¿Se convirtió en un “Traidor a la Patria”? Ya ese término no se usa mucho entre las nuevas generaciones, pero sobrevive en las mentes enfermizas de algunos degenerados de la nuestra. Es muy probable que por igual motivo dejaran de comunicarse conmigo algunos timoratos de esa pandilla, fracasaron en sus intentos por corregir la historia, se requiere de inteligencia, voluntad y pantalones, ya lo dije, se trata de unos infelices timoratos. Solo basta recorrer las biografías de unos cuantos para comprender lo que manifiesto, allí entre ellos se destaca ese gordo con su perrito, siempre dispuesto y colaborador para lavarle el rostro al régimen. Él se auto titula Comodoro, yo no dejo de llamarlo Inodoro. En fin, Edgardo no calificaba como toda la “pléyade” a la que esos individuos han despedido con sus fanfarrias y salvas disparadas. Es mejor que así sea, parte limpio de todas estas impurezas contaminantes.

 

Navegamos juntos a bordo del buque “Habana” o del “Jiguaní”, no `puedo recordarlo con claridad, ya los años me van traicionando. Si puedo afirmar que en esos viajes mantuve unas excelentes relaciones con aquel Edgardo joven como yo. Iba subordinado de otro gran hombre, me refiero al Jefe de Máquinas Orlando del Río, yo era un inquieto Tercer Oficial que apenas acababa de descubrir al universo.


Tal como aparece en la página de Yraida.

 

Edgardo tenía un carácter muy especial y aunque más tarde solo coincidíamos en muelles, la acera de la Empresa de Navegación Mambisa, las lanchas para abordar a nuestros buques fondeados, etc. Siempre sobrevino el abrazo o el fuerte apretón de manos, nunca, fíjense bien, nunca escuché a nadie hablar mal de él. Han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos y no creo haya cambiado durante mi ausencia. Como tampoco lo han hecho muchos miserables que hoy viven en el exterior sin ocultar sus añoranzas por aquellos tiempos de calamidades. Como tampoco lo han hecho algunos miserables que viven en la isla, ciegos a la destrucción que han causado a su tierra y su gente.

 

Hoy apuramos una jarra de cerveza en la piloto del “Two Brother's” mientras esperamos una lancha que nos lleve a nuestras naves. Lo hacemos sin complejos, aunque vestimos charreteras, lo hacemos sin imaginar que tan profundo andamos hundidos dentro de aquella podrida sociedad. Nos gritan desde la entrada al muelle Sierra maestra Nr.3 Sur, vemos como se aproximan las lanchas y cruzamos la avenida del puerto desafiando al tráfico de aquellos tiempos. Masacote nos saluda con su boca de sábalo; ¡Colaboren, colaboren, colaboren! Siempre pide algo, cualquier cosa es útil y necesaria en aquella insaciable tierra. Edgardo aborda la lancha para el área norte de la bahía, ya su buque se encuentra de salida. Yo me dirijo al sur y antes de desaparecernos nos saludamos.

 

Dos horas mas tarde escucho cuando su buque se desliza por el canal de entrada a la bahía, imagino a los niños corriendo por el malecón paralelos al muelle. Hoy son muchachos viejos dispersos por gran parte del mundo, a unos pocos no les importa la suerte corrida por sus parientes. Se escucha una pitada larga que estremece toda la bahía, ya no hay barcos entrando o saliendo, los Prácticos mueren de viejos o aburrimiento. Los imagino desapareciendo entre la bruma de la nada y su nave cae a estribor una vez vencida la bolla nr.1. Otro buen hombre que se nos va, ya quedamos pocos.

 

Mis sentidas y sinceras condolencias a toda su familia, amigos y colegas de profesión. Hay cosas que debían decirse y las dije sin remordimientos o arrepentimientos.

 

Esteban Casañas Lostal.

Montreal..Canadá.

2025-09-22

 

 

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