MOTONAVE
“BAHÍA DE PUERTO PADRE”
.
“EL
CARAMELO GIGANTE”
No quería despedir este año sin dedicarle unas líneas
a este “desafortunado” buque que perteneció a la Empresa de Navegación Mambisa
y logró extender la vida de sus cuadernas varios años más, gracias a su
decomiso por parte del propietario debido a impago. No olvidemos que este y
otros barcos de su especie o no, fueron adquiridos en contratos de
arrendamiento con opción de compra y todos se perdieron por el mismo motivo.
Cuando fue adquirido nuevo en España su Capitán era
Alfredo Vázquez Borrego y su Primer Oficial Marcelo Canela. Al primero lo
mencioné en un trabajo titulado “Los fantasmas del Hotel Casa Granda”, nos encontrábamos
en el buque “Jade Islands” después que arribó con tres cadáveres de marinos
fallecidos por ingerir alcohol metílico, Vázquez era el Primer Oficial y yo el
Segundo Oficial. A Canela lo conocí en un viaje que dimos a Venezuela en el
buque escuela “Viet Nam Heroico”, perteneció al piquete integrado también por
Silvio y Gary (El niño mimado del Capitán Medina) Creo que todos ellos iban
impartiendo clases a los guardiamarinas y, tuvieron un ascenso vertiginoso en
la flota mientras me mantuvieron sembrado de Segundo Oficial durante unos ocho
años. Luego coincidí con Canela en la microbrigada de Alamar y ambos pintamos
cuatro edificios exteriormente. El perteneció al núcleo del partido dirigido
por Eduardo Bartrel, Rubén Graupier e Idelfonso un enfermero bien chivatón que
me enteré tuvo problemas con su mujer por estar manoseando a la hija de esta o
algo así. Graupier falleció hace unos años y de Bartrel no tengo noticias, ni
me interesa, Graupier y yo navegamos juntos en el buque angolano “N'Gola” y
recuerdo haberlo ayudado de diferentes maneras, estando en la microbrigada dejó
de tratarme. Ellos elevaron un informe en mi contra a la dirección del partido
en la Empresa donde por poco pierdo el apartamento y el trabajo. Ese informe
estuvo firmado por “unanimidad” y el único que se opuso ese vil acto fue el Capitán
Osvaldo Castillo. Sus hijos no deben cargar con los errores de sus padres, pero
los hijos de sus víctimas tienen el derecho a conocerlos. A ninguno de los
miembros del núcleo les guardé rencor por tan cobarde acto, no así a los que dirigían
el núcleo y manipularon a su militancia sin encontrar resistencia. Una muestra
de lo que manifiesto lo es que, mis relaciones con Canela continuaron con
normalidad.
Toda la flota se enteró de aquella gran avería producida
a bordo del buque “Bahía de Puerto Padre” donde se perdieron casi cuatro mil
toneladas de azúcar a granel. Antes de continuar permítanme adelantarles que yo
trabajé como Primer Oficial en los buques “Bahía de Cienfuegos”, “Bahía de La Habana”
y “Bahía de Nuevitas”. También pude visitar al “Bahía de Cárdenas” y al “Bahía
de Puerto Padre”. Pienso que a todos los que no movimos en el giro de los
buques San Mamés y haya visitado a varios de ellos como yo, llegarían a la
misma conclusión; “Ese buque estaba hecho mierdas” y su estado calamitoso no
fue defecto de su construcción o el “bloqueo norteamericano”, era simplemente
por la mala explotación y operación de su oficialidad. La noticia del desorden
y desinterés por la nave en plena construcción llegó a la Habana, se habló de
la ausencia o llegada tarde de su Capitán a la prueba de mar que se realiza una
vez terminada su construcción, etc. No sumemos a sus desgracias los robos
producidos por firmas de facturas falsas, etc. La tripulación se encargaría del
desquite con el hurto de propiedades del buque como serían sábanas, toallas, comida,
efectos electrónicos, etc. (algo así sucedió en el “Bahía de Cienfuegos”).
-¡Tremenda candela en la que andas metido con esa
señora avería! Le dije una mañana tomándonos un café en la sala de mi
apartamento, habíamos coincidido en el puerto de La Habana.
-Bueno, ahora todo depende de las decisiones que tome
Justicia Laboral. ¡Nada, tuve mala suerte, eso fue una paja de uno de los
maquinistas! Respondió con algo de vagancia mientras apartaba la taza de café y
la soplaba para que se enfriara.
-¡Déjame hacerte unas preguntas antes de que te
llamen a declarar! ¿Por una casualidad de la vida hiciste el Acta de Sentinas
como está establecido? Alzó la vista y me la dirigió algo preocupado,
indudablemente no era bruto y sabia por dónde vendrían los tiros.
-¡Claro, brother! No podía faltar, eso lo hago
siempre antes de declarar a las bodegas listas para recibir cargamento.
-¿Y esa acta fue firmada por el Contramaestre y el
Segundo Maquinista. (No recuerdo si debía participar también el Ayudante de Máquinas)
-¡Claro, mi hermano! Una copia de ella se la entregué a Justicia Laboral y otra al Departamento de
Seguridad para la Navegación. Me dijo tratando de ocultar esa sonrisa nerviosa
que se nos escapa cuando hemos cometido un delito o error.
-O sea, podemos afirmar entonces que ellos
participaron contigo en la inspección de las bodegas y sentinas antes de firmar.
Esta vez se distrajo algo para responder, gracias a Dios cuando aquello no existían
los celulares o Internet para justificar una salida de emergencia ante la situación
que se le avecinaba conversando conmigo.
-¡Eso ni se pregunta, mi hermano! Claro que
participaron en la inspección. Me respondió con un
volumen muy bajo de la voz, como tratando de evitar fuera descubierto.
-Déjame decirte que si te pregunto estas cosas es
porque tengo dominio del tema, no olvides que estoy en un barco gemelo al tuyo.
O sea, ese grupo pasó por las sentinas de esa bodega y no detectó que no estaba
colocado el platillo ciego en la tubería con la que se inunda la bodega. ¿No es
así?
-De verdad que no puedo responderte esa pregunta.
-¿Tú viste colocado el platillo ciego?
-Han pasado varios meses y no puedo recordarlo.
-¡Mira, si yo me encontrara en una candela como esa, averiguaría
hasta el nombre de la madre del soldador que colocó ese tubo en el astillero! ¿Quieres
que te dé mi opinión?
-¡Por supuesto! Me interesaría mucho.
-¡Mira! Yo sé que te interesa tres pitos escucharla,
pero te la diré; Ninguno de ustedes se preocupó en bajar a la bodega para
realizar la inspección y el acta fue confeccionada después de descubrir la avería
por alguna sonda tomada por el pañolero. ¿Quieres que te diga lo peor?
-¿Hay algo peor aún?
-¡Por supuesto!
-Indudablemente no te va a gustar. ¡Mira, Canela!
Toda esa avería es de tu entera responsabilidad, no tuviste la curiosidad de
observar desde la escotilla de la bodega el registro del tubo usado para
lastrarla, desde esa altura se ve perfectamente esa sentina, el tuvo y el
platillo ciego si hubiera estado colocado. En resumen y tú sabes que es cierto
todo lo que te he dicho, cada uno de sus argumentos expresados son falsos y
como es de suponer, es más fácil culpar a un maquinista alegando que se hizo
una paja, ¿No sería por casualidad uno de los Cuartos Maquinistas?
-…Silencio como respuesta.
-…
-…
-… Pasaron los meses.
-Ya te celebraron el juicio. Le pregunté en otro de
nuestros encuentros.
-No hubo tal juicio, solo me comunicaron la decisión final
que fuera tomada.
-¿Y cuál fue esa decisión?
-Me impusieron una multa de $400.00 pesos cubanos, no
consideraron que yo haya actuado con negligencia.
-¡Felicidades! Dale gracias a la revolución, al
partido y a la justicia revolucionaria. Si ese error lo hubiera cometido yo y en
el caso de tratarse de un oficial sin afiliación política alguna, estoy
convencido de que me hubieran reservado una suite en el Combinado del Este. Fin
de la novela.
-¡Ohhhh, se me olvidaba! Al Capitán Alfredo Vázquez
Borrego lo sancionaron en el año 1991 por diferentes causas y lo separaron de
los barcos donde tantos daños causó. Pero ya saben, los militantes no cometen
delitos, solo errores, y el partido es inmortal, yo digo que es inmoral. El
viaje de mi deserción a bordo del buque “Viñales”, me encontré a este tipo en
el puerto de St. Stephen-Canadá acompañando a un individuo de la Inteligencia
cubana con el pretexto de supervisar un embarque de semillas de papas. Buscaban
a papas que fueran agentes de la CIA.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2024-12-29
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