domingo, 17 de noviembre de 2024

NUNCA MIRES HACIA ATRÁS.

NUNCA MIRES HACIA ATRÁS.




 

La primera pitada producida en el eje del canal de salida de aquella bahía, se recuerda como aquella primera sensación que sientes cuando pruebas el gusto de otros labios, es tu primer beso también. Junto al malecón habanero se encontrarán sentadas algunas parejas prometiéndose algo. Unos metros separados de ellas, un trasnochado pescador que vara en mano rogaba por la picada de algún bicho que sirviera para calentar el sartén de su casa. Continuarán por el mismo muro, sentados quizás en orden alfabético, tal vez por su estatura o color de su piel, decenas o cientos de infelices tratando de atrapar la brisa marina a deshora para aliviar la angustia que produce un bochornoso calor de verano.

 

Escucharás una pitada larga que te eriza hasta los pelos del culo, te provoca el primer orgasmo, esa es la primera que te vienes o te orinas en medio del nerviosismo que experimentas. Viajas en medio de un canal prohibido para los demás, eres un afortunado o premiado por esa lotería que es la vida en sí. Tus ojos devoran ese panorama que se presenta a espaldas de ellos, formando de paso parte de su escenografía. Es la primera vez que lo disfrutas y no sabes si la experiencia pueda repetirse, esa tierra cambia de opinión constantemente y nunca estarás seguro.

 

Hermosa, bella, majestuosa, descomunal, bohemia, romántica, poética, hija de puta que se oculta a nuestras miradas, escurridiza, traicionera, hipócrita, elegante, zalamera, coqueta, prostituta que le abre las piernas a cualquier cabrón. Todos los epítetos que pasen por la mente son acertados, esa es La Habana que disfrutas a pocos cables de distancia, los suficientes para ser condenado como desertor o que pese sobre tu alma una acusación de “intento de salida ilegal”. Solo unos pocos estábamos autorizados a mirarla así, con esa vista lasciva y maliciosa, solo unos cuantos podían penetrar los ojos entre sus piernas para descifrar su clítoris. La mirada es distinta cuando te sientas en el malecón, sueñas descubrir algún día lo que existe más allá del horizonte prohibido y le das la espalda a tu tierra.

 

Si un día logras escapar de su hechizo, no mires hacia atrás, corres el riesgo de que pueda cautivarte nuevamente y te atrape. No olvides que ella es muy traicionera y una vez tu alma entre sus garras, te irá devorando como la mas despiadada prostituta que te sabe carente de amor o valor para resistirse. Si un día cedieras, volverás a perder la vista y el olfato, regresarás a vivir entre la mierda como les ha sucedido a muchos imbéciles. La Patria no es el Sinsonte ni el Colibrí, mucho menos el Tocororo que pocos han visto. La Patria con la que tratan de endulzarte no es la Palma Real ni la Mariposa, tampoco es el Himno Nacional, el Escudo o la Bandera, esas son las Patrias de los pícaros o patrioteros. La Patria eres tú, la que alimenta a tus hijos y no necesita mendigar para vivir. Si algún día logras escapar de esa trampa no mires hacia atrás como otros idiotas.

 

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Esteban Casañas Lostal

Montreal..Canadá

2024-11-17

 

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