UNA
FUGA FANTÁSTICA
-¿Vosotros sois cubanos? ¡Oh! Buenos días y disculpen
si los molesto. Lazarito y yo consumíamos una cerveza, el bar no se encontraba
muy ocupado a esa hora de la mañana. No llegaban a diez los parroquianos
dispersos en diferentes mesas, casi todos consumían café o ese delicioso café
con leche que preparan en toda la España peninsular o en sus provincias
ultramarinas. Levantamos la mirada con algo de vagancia o indiferencia, nos
sorprendió aquella pregunta recibida con profundo acento andaluz.
-Si, somos cubanos. Le contestó Lazarito sin muchos
deseos de establecer esos diálogos muy comunes en aquellos tiempos, donde la
curiosidad siempre lograba imponer su imperio.
-Les pregunto porque yo soy marino y supongo que
ustedes también lo sean, ¿puedo venir a su mesa a compartirles una noticia
asombrosa? Lazarito me dirigió una mirada buscando aprobación y con un leve
movimiento de cabeza acepté.
-¡Claro, hombre!...No esperó a que Lazarito terminara
de hablar y se dirigió hasta su mesa de donde lo vimos tomar su vaso a medias y
una botella de cerveza, giró sobre sus pasos y anduvo los metros que lo
separaban hasta la nuestra. Se sentó frente a mí, Lazarito le quedaba a su
derecha. Nosotros regresábamos de un viaje por Bejaia-Cádiz-Amberes-Szczecin-Rotterdam
que se extendió más de lo normal. La única justificación a esta parada en Las
Palmas de Gran Canarias era para reforzar la gambuza del buque, el Capitán
Calero conocía muy bien el terreno donde se movía y estaba claro de que en
Angola no nos abastecerían. Tuvimos dos paradas largas en los puertos visitados,
la primera fue en Bejaia-Argelia, recalamos para descargar solo un poco de café
en medio del ramadán y nos costó más de un mes de estadía. La otra parada larga
fue en Szczecin-Polonia, allí detuvieron al barco y solo lo libraron cuando pagó
todas sus deudas por la asistencia recibida y operaciones portuarias. No nos
enojamos con los polacos, todo lo contrario, hubiéramos deseado que nos
mantuvieran un tiempecito mas bajo arresto, ¡que manera de vacilar en ese puerto!
Creo que nuestra presencia en ese bar de Las Palmas no tenía otra justificación
que la de refrescar un poco, ya habíamos jodido bastante y estábamos agotados…El
hombre respiro profundo cuando se sentó, tomó su vaso
y lo alzó.
-¡Salud, muchachos! Nosotros levantamos los vasos y los
chocamos con el de él, el tin producido lo sentí similar al sonido de la
campana en proa para anunciar un grillete levado. -Mi nombre es Fernando y soy
tripulante de un barco español que arribó desde Cuba. Ambos nos presentamos también
y de paso le extendimos nuestras manos.
-Entonces, la noticia que nos traes deba ser que al
fin se murió Castro o se acabó el comunismo en Cuba. El hombre no pudo contener
una sonrisa al escucharme y Lazarito lo imitó.
-¡No, hombre! Se trata de algo inaudito que nos sucedió
saliendo de Cuba. Contestó y ahora no recuerdo de cual puerto había partido,
han pasado demasiados años para conservar ese detalle en mi saturada memoria.
-¡Bueno, gallego, dispara y deja los comerciales!
-¡Joer, todo lo que quieras, pero elimina eso de
gallego!
-No es una ofensa, es que así les decimos a todos los
españoles en la isla.
-Yo lo sé, muchas veces tuve que repetir el mismo
estribillo allá.
-¡Coño, entonces no lo dilates más!
-Los invito a la próxima ronda, ¿qué les parece? Así pueden
digerir mejor la noticia. Le hizo una señal al camarero sin esperar por nuestra
aprobación y tres nuevas San Miguel ocuparon espacio en nuestras mesas.
-¡Okey, estamos listos! Le dijo Lazarito con el fin
de participar en aquel intercambio. El hombre volvió a aspirar una profunda bocanada
de aire, ya comenzaba a desesperarnos algo, todo parecía indicar que era amante
al teatro.
-Pues les cuento que a muy poquitas millas del puerto
se nos apareció un polizón cubano, no uno cualquiera, se le podía identificar
el uniforme de aduanero. Cuando finalmente se le pudo descubrir el rostro,
recuerdo haberlo visto alguna vez de guardia a la entrada del muelle. Guardó
silencio esperando tal vez por nuestra reacción, la que resultó ser algo
indiferente, ya estábamos acostumbrados a este tipo de noticias.
-¡Coño, gallego! Eso no es una noticia nueva, eso es periódico
viejo tratándose de Cuba. De allá se escapan diariamente por diferentes vías,
unos logran llegar a la otra orilla y muchos pierden la vida en el intento.
-¡Ostias, ya te dije que no soy gallego! El asunto es
que no he concluido. Esta vez lo dijo algo enojado.
-Entonces dispara de una vez y evita los comerciales.
Le respondió Lazarito.
-No se trata de que sea un aduanero y mucho menos
haya elegido escapar de polizón. Lo interesante es saber cómo logró burlar el
angustioso sondeo que realizan allá con perros policía. Se detuvo nuevamente y
lograba desesperarnos con sus pausas.
-¿Te has propuesto jodernos por decirte gallego? Le
pregunté.
-Miren, ha sido el escape mas asqueroso del que
ustedes puedan tener conocimiento. Resulta que ese hombre se metió dentro de
uno de los tanques de sancocho del barco, se cubrió totalmente con aquellos desechos
de comida fermentados y apestosos. ¿Cómo logró sobrevivir dentro de esa cámara de
tortura? Muy sencillo, tenía una manguerita por la que podía respirar. Esta vez
fuimos Lazarito y yo los que guardamos silencio después de escuchar al gallego,
no sabíamos si creerle o reírnos. Se trataba de algo nunca escuchado, una
novedad que tampoco se repetiría en los años que navegué, totalmente difícil de
digerir. Tampoco podía pensar que el tipo nos estaba mintiendo y trataba de
gastar esa mañana con nosotros.
-¡Coño, esta duro de roer! ¿Cuál fue la reacción de
la tripulación? Le preguntó Lazarito.
-Imagínate, lo mantuvieron en la popa sucio como
estaba hasta que llegó el Capitán.
-¿Sabes que tengo la orden de regresar el barco y
entregarte a las autoridades? Le dijo el Capitán tratando de mantenerse a unos
cinco metros de distancia para evadir la peste que despedía aquel infeliz.
-Capitán, si usted me entrega a las autoridades
cubanas no seré persona mas nunca en mi vida. Por
favor, déjeme viajar hasta el país de destino y me bajaré de su nave sin
declarar en caso de ser detenido la vía usada para llegar. Le imploró aquel
hombre bañado en lágrimas.
-El problema es que si te detienen corro el riesgo de
que me impongan una multa astronómica y tenga, además, uno que otro problema
con la compañía.
-Capitán, haga lo que le dicte su conciencia, es mi
vida contra una multa.
-¡Capitán, déjelo! ¡Capitán, perdónelo!, ¡Capitán llevémoslo
hasta Canarias!... Fueron repitiéndose los pedidos de clemencia dentro del
grupo presente, algunos de los cuales eran también emigrantes que pagaron caro
para disfrutar el estatus que poseían.
-¡Contramaestre, denle un baño con la manguera contraincendios
y que después vea al Primer Oficial para que le asigne un camarote. ¡Hasta
Canarias irá trabajando con el personal de cubierta! Muchachos, hagan una
colecta de trapos para este infeliz. Terminando aquellas palabras la tripulación
lo premió con un fuerte aplauso y bien merecido lo tenía ese noble Capitán. Corrían
tiempos donde se comentaba sobre el destino corrido por muchos polizones como
aquel aduanero cubano, mucho se habló de seres humanos arrojados al mar y uno
que otro comentario señalaba a buques griegos como actores de esos crímenes.
-Ño, escapó! ¿Lo viste bajar del barco? Le pregunté
al gallego.
-Nadie lo vio y ya no se encuentra a bordo.
-¡Mira que tronco de jeva acaba de entrar al bar!
Dijo Lazarito en voz alta, lo suficiente como para ser escuchado por ella,
virara el rostro hacia nosotros y nos regalara la mas femenina de las sonrisas.
-¡Ni te lances! Mírale los nudillos de las manos, el
garbanzo del cuello y el ancho de sus hombros, es varón.
-¡Es jeva!
-¡Es macho!
-Es jeva!
-¡Que decida el gallego!
-Cojones, que no soy gallego!
-¡Da igual! ¿Es macho o hembra?
-¡En alta mar poco importa!
-Pero estamos atracados.
Corría el año 1977 y no existía Internet, actualmente
no existe constancia de esa fuga fantástica, tampoco era una noticia que
despertara el apetito de una prensa amarillista o sensacionalista. Casos como
ese o peores sucedían alrededor del mundo y el escape de cualquier cubano había
perdido protagonismo. Tal vez alguien en la isla escuchó algo sobre este caso
tan especial
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2022-09-12
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