POR LA SAGA DE LOS MARINOS CUBANOS (5). Caso: Hambre, robo, miedos y otras pendejadas.
Motonave "Sierra Maestra", buque insignia de
la marina mercante cubana.
Nos dijeron en las clases de Oceanografía que
mientras más azul fuera el mar, con esa misma intensidad sería más desértico.
Hambre existe en el mundo entero y sus causas pueden
ser variadas. Pude verla en primera persona durante nuestros viajes y no necesito
que alguien me lo recuerde. En Cuba, teniendo el estómago pegado al espinazo,
siempre buscaban el ejemplo adecuado para mitigar tu ansiedad. Se pasa más
hambre en Haití, mueren niños en Etiopia, Bangladesh es el país más pobre del
mundo. Siempre aparecía el espejo donde debíamos mirarnos para calmar la
intranquilidad de nuestros jugos gástricos y yo solo tenía una respuesta. ¡Qué
coño me interesan esos países, yo vivo aquí!
Si aquella hambruna y austeridad se sufría en tierra,
ya pueden imaginar sus efectos en el mar. Miras por la portilla del camarote,
los ventanales del puente o extiendes tu vista desde cualquiera de sus bordas y
¿qué ves?, solo cielo y mar. De muy poca utilidad será tu imaginación, un leve
golpe de las olas te traerá nuevamente al presente. Es cuando el hambre se
multiplica y llega a ser psicológica.
Existen tres momentos en la vida de un marino que son
sagrados, al menos para el hombre de mar cubano. Desayuno, almuerzo y comida
son momentos de placer o adoración, minutos donde se cargan las baterías y uno
de los pocos donde nos vemos las caras. Con el paso del tiempo, aquellos
placeres que disfrutamos los más viejos, fueron transformándose en verdaderas
pesadillas. ¿Qué marino cubano no pasó hambre en una travesía? Ya sé que pocos
responderán, como pocos fuimos los que reclamamos ante estas incomprensibles
situaciones.
El hambre a bordo de nuestras naves se debió a
diferentes razones a suponer:
1.- Salir mal abastecido de Cuba.
2.- Salir mal abastecido y encima de ello con faltantes
producidos por robo de mercancías.
3.- Por poca asignación de dólares en el extranjero
para avituallar la nave. Situación agravada por el hurto practicado por
capitanes y sobrecargos a esa asignación.
4.-Por arribar a puertos con pocas o ningunas posibilidades
de avituallar a la nave.
5.-Austeridad impuesta por capitanes buscando méritos
personales. (Muy común)
6.-Falta de reclamaciones por parte de la
tripulación, indiferencia, resignación y otras pendejadas.
1.-Salir mal abastecido de Cuba.
Fue una de las situaciones más comunes sufridas en
nuestras flotas y era lógico que así sucediera. No podía pretenderse una
condición especial dentro de un país donde el abastecimiento siempre fue
presidido por el caos. Durante los primeros años de vida de nuestras flotas, el
Armador asumió por error el rol de “proveedor”, experiencia que no creo haya
existido en flota alguna alrededor del mundo. Si se tiene en cuenta el
descontrol sobre los alimentos y la carencia de una infraestructura que
garantizara esa operación, puede resumirse sin dificultad que muchas veces
continuábamos viaje con los víveres adquiridos en el anterior. ¡Ojo! Si la
gambuza no era víctima de algún atraco. Puede interpretarse entonces que,
disponíamos de una buena asignación de plata para abastecernos en el
extranjero. Para estos tiempos de bonanzas se asignaba también una cantidad de
dinero destinado a la compra de materiales por Cubierta y Máquinas. También
vale destacar que para entonces existía una empresa gubernamental (CUBALSE), encargada
de abastecer a los buques extranjeros cuyas compras eran pagadas por dólares.
Zarpado el buque del último puerto cubano, el
martirio vivido por las tripulaciones dependía de la longitud de la travesía,
pero quiero abordar este tema con ejemplos en la próxima exposición.
2.- Salir mal abastecido y encima de ello con
faltantes producidos por robo de mercancías.
La corrupción no es una novedad y existe desde
siempre. Adquiere mayor valor cuando la oferta se encuentra por debajo de la
demanda y las necesidades toca las puertas de cada ciudadano. Muy pocos
escaparon de sus influencias y pueden ser considerados “santos” los que se
resistieron a su influjo. El abastecimiento de nuestras naves pasó a la
responsabilidad de CUBALSE, claro está, la calidad de los productos que nos
servían, además de insuficientes, siempre fueron los de más baja calidad. No
olviden que ellos atendían a los buques extranjeros y se imponía el interés por
el dólar. ¿Cómo se robaba entonces? Muy fácil, ya existía una conexión entre el
jefe o despachador de la empresa abastecedora, nuestros sobrecargos-capitanes y
los choferes de los camiones. Antes de llegar al costado de nuestros buques,
ese camión hacia una visita por la casa de esos dos bichos o parientes
allegados donde dejaban parte del botín. Los faltantes nunca se reportaban
porque eran recibidos a bordo por el Sobrecargo o un cocinero cómplice que se
mojara con alguna migaja. Tampoco olviden que los capitanes tenían sus
sobrecargos preferidos y que, a su vez, los sobrecargos trataban de enrolar a
cocineros de su total confianza.
No fueron todos los que procedieron así, pero muchos
de esos hijoputas se encuentran hoy manteniendo un perfil bajo en el exterior.
¿Resultado? No creo necesario explicarla y ya lo he mencionado en uno que otro
trabajo. ¡Eso, si! Todos estos cabrones abastecían de comidas los
refrigeradores de sus camarotes. Les digo hijos de puta no por robar, que fue
una práctica extendida a toda la población, los llamo así porque en su mayoría
eran militantes del partido y destruyeron a muchos hombres.
3.- Por poca asignación de dólares en el extranjero
para avituallar la nave. Situación agravada por el hurto practicado por
capitanes y sobrecargos a esa asignación.
Hasta los primeros cinco años de la década de los
setenta, la asignación de divisas para las compras de víveres, materiales para
Máquinas y Cubierta, podía satisfacer parte de las necesidades de cualquier
nave si se administraba con cordura. En esos tiempos el “toque” (comisión que
recibían los capitanes, jefes de máquinas y sobrecargos) Muy bien pudo ser
superior al 5% y en países como Japón, iba acompañado de salidas a burdeles de
categoría, regalos de efectos electrodomésticos y una que otra golosina para
los tripulantes cuando los jefes no eran tan avariciosos o egoístas. Muy bien
puede pensarse que ese “toque estuviera por el 10% cuando sumas todos esos
gastos. Las condiciones eran tolerables si le sumamos que la asignación de
divisas para gastos de representación estuvo un periodo de tiempo sin
“limitaciones”. Los capitanes o jefes de máquinas solo debían justificar los
gastos mediante la presentación de facturas, papelitos muy fáciles de conseguir
en cualquier comercio.
¿Qué pasó después de esas fechas que sitúo a partir
de la injerencia cubana en Angola? Todo se fue al carajo y tuvimos que pagar el
precio de aquella alocada aventura, fue cuando comenzó el tiempo de las vacas
flacas. Para complicar un poco más la situación y alimentar el robo o
corrupción en nuestras naves, fueron designados algunos de nuestros personajes
como “representantes” de las flotas en el exterior. Ellos se encargarían de
“bloquear” o recibir en tierra el pago de aquellas comisiones recibidas por
nuestros jefes. Una de esas pirañas voraces lo fue el “Gallego” Meléndez mientras
estuvo de representante en Japón, una vez ocupando ese cargo desaparecieron
todas las posibilidades de recibir comisiones. Se establecieron diferentes
modalidades de robo para recuperar lo que otros tomaban como suyo. Ladrón que
roba a ladrón merece cien años de perdón, dirían algunos.
Los jefes de máquinas escapaban cuando el buque hacia
combustible, diez toneladas faltantes no se notan cuando se reciben ochocientas
toneladas. Ese faltante era cubierto aumentando milésimas diarias en el consumo
durante las largas travesías de regreso a casa, y cuando no, agregándole un
poco de agua. También podían robar mediante falsas facturas a reparaciones
ejecutadas de emergencia.
Los capitanes podían hacerlo de igual manera,
mediante la firma de falsas facturas de reparaciones en cubierta, compras
exageradas de material para trincaje y por último, la más despreciable de
todas, robando del dinero asignado para la compra de alimentos. Aquí se
aplicaban dos modalidades, comprar productos de mala calidad y pagarlos en
papeles como de primera o, mediante la reducción de cantidades. Es indudable
que de ese robo se beneficiarían solamente el Capitán y Sobrecargo.
Los primeros oficiales también se las ingeniaban en
el campo de las reparaciones para tomar algo de plata y por solo ponerles un
ejemplo, mencionaré a un amigo que pidió sustituir la guía de ondas del radar
en Islas Canarias. La mencionada guía no tenía problema alguno, los conocedores
saben que las mismas estaban cubiertas de plata en su interior, no es necesario
explicar más.
De verdaderos profesionales nos fuimos transformando
en una masa depredadora cada vez con menos escrúpulos. La cantidad de dinero
asignada para el avituallamiento de un buque se redujo a cifras ridículas, ¿lo
peor?, esa cantidad debía dividirse entre los tres departamentos del buque,
Cubierta, Máquina y Cámara. Imaginen ustedes que, para una nave tripulada por
más de treinta marinos, sea asignada solamente la suma de unos $500 dólares.
¿Cómo resolver todos los problemas a bordo con ese dinero? Resulta imposible y
las discusiones a bordo fueron interminables entre los jefes de cada
departamento. ¿Creen que ya llegamos al fondo del problema? Se equivocan, llegó
el momento de nuestras arribadas a un puerto cualquiera, donde no encontramos
dinero para avituallar a la nave y tampoco para pagarle a su tripulación.
4.-Por arribar a puertos con pocas o ningunas
posibilidades de avituallar a la nave.
No fueron muchos, tampoco fueron pocos, pero
existieron. Mencionemos a países sumidos en crisis profundas, guerras o
simplemente donde no tenían nada para ofertar que se ajustara a nuestras
demandas. ¿Ejemplos? Etiopia, Angola, Rumania, Líbano en guerra, Corea del
Norte, etc. Ya deben imaginar el calvario vivido durante las navegaciones
seguidas una vez abandonados esos países. No existe un solo sitio de Internet,
donde se mencione todo lo que les estoy contando. La idea que siempre se ha
mantenido sobre los marinos, se limita a las fiestas, mujeres, alcohol y
contrabando.
5.-Austeridad impuesta por capitanes buscando méritos
personales. (Muy común)
Estos individuos eran los más despreciables que
tripularon nuestras naves, unos verdaderos hijos de puta que sometieron a sus
tripulaciones a sacrificios innecesarios. Eran doblemente degenerados cuando se
trataba de individuos que, ni siquiera pertenecían al partido comunista. Si les
sumamos a todas las precariedades mencionadas las acciones de estas ratas,
pueden tener una idea aproximada del ambiente vivido en esas naves. ¿Por qué lo
hacían? Por una simple razón muy particular, arribar a la oficina del director
de la empresa con un informe de viaje, donde se reflejara entre otros puntos el
“ahorro” logrado durante esa travesía. Muchos de ellos se encuentran hoy en el
exilio como he mencionado anteriormente, pensarán que todo se ha olvidado y no
es así. La distancia que los separa de la isla no puede borrar la actitud
miserable que mantuvieron en ella y menos, los injustificados sacrificios a los
que sometieron a sus tripulaciones bajo su mando.
6.-Falta de reclamaciones por parte de la
tripulación, indiferencia, resignación y otras pendejadas.
Como he mencionado en otro trabajo, solo recuerdo la
reclamación realizada por la tripulación del buque “Renato Guitart” en el año
1975. Hasta mi deserción en 1991, aquella historia no volvió a repetirse. Es
cierto que los mecanismos de represión resultan invisibles al visitante, no así
para aquellos que los vivimos. Lo cierto fue que en la medida que el tiempo
pasaba, el marino cubano también fue castrado y renunció a reclamar sus
derechos. Asombrosa resultaba la actitud pasiva demostrada en situaciones
verdaderamente penosas y algunas veces, solo algunas, elevé mi voz en defensa
de mis subordinados corriendo un alto riesgo, ellos podían levantar sus manos
en mi contra en cualquiera de las reuniones de su partido. Hay cosas que
molestan escribirlas y leerlas, lo lamento muchísimo y repito, no estoy
capacitado para regresar en una máquina del tiempo y cambiar el curso de la
historia. Como siempre agrego, existen excepciones.
¡Claro! Luego escasearon, la mayoría fuimos
aplastados por las ruedas de la corrupción.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2016-09-22
xxxxxxxxxxxxxxxx
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