LOS “BAD BOYS” DE LA MARINA MERCANTE CUBANA (5)
Al fin en el mar, se podía respirar cierto aire de independencia o relativa libertad. Se escapaba de alguna manera de esa corriente asfixiante y extremista que se vivía en tierra. Atrás quedaba toda esa pléyade de comunistas intransigentes, cuya principal misión fuera destruir sueños. Muchas víctimas jóvenes fueron cayendo a medida que se avanzaba en la construcción de una nueva sociedad, preñada de sueños en un futuro que nunca llegaría. Ya me encontraba lejos de las fauces de voraces individuos de talla superada con los años y se transformaban en lejanas pesadillas con cada milla navegada. Martínez Escarpa, Sujo, León y toda una fauna depredadora, que también corrupta, cedían sus funciones a otra naciente con sabor a salitre y escamas en el cuerpo.
Los primeros viajes fueron cargados de felicidad, todavía sobrevivían hombres de mar dentro de una anciana flota que se desprendía del pasado y comenzaba a crecer. Aquellos primeros barcos no habían sido invadidos por esa nueva especie tan dañina que se conoció como "militante", ya saben que el partido comunista solo llevaba tres años de fundado, corría el 1968 con el dramático impacto de la "Ofensiva Revolucionaria", versión criolla de la "Revolución Cultural" desarrollada en la lejana y muy cercana China.
Los barcos conservaban aun ciertos privilegios que imagino fueran logrados por las luchas de los trabajadores que nos antecedieron. Buena paga y alimentación serían las condiciones más destacadas, pero en un paraíso como el que nos disponíamos a construir, todo aquello comenzó a identificarse como vicios del pasado. Era muy raro encontrar a más de cinco militantes por nave, no se exigía como condición la militancia al partido o juventud comunista para ingresar en la flota. Situación que se mantuvo hasta la última captación masiva de jóvenes para integrar la flota, fueron conocidos como los "plataneros", sobrenombre ganado por su permanencia en la agricultura trabajando en plantaciones de plátanos. La mayoría de ellos eran jóvenes que por su edad solo militaban en la UJC, los militantes del partido arribaron por diferentes vías.
Para esos tiempos de efímera felicidad, aparece en el escenario uno de los peores "Bad Boy" que existió en toda la historia de la marina mercante cubana, me refiero a Roberto Arche Flores. Extremista e intransigente sin par, este individuo coronado con el premio de ser el "Vanguardia Nacional" con carácter vitalicio sin justificación valida, creo haya encontrado muy poca competencia durante su existencia. Se le acercaría algo un personaje bastante tenebroso, pero nunca a la altura de Arche, me refiero a Placido Bosch, ya le he dedicado algunas líneas. Estaba vigente todavía la ambivalencia de ser secretario del partido y Capitán de un buque, como lo fue el caso de Carlos García. Cuando te acercabas con alguna reclamación de índole laboral, el individuo se encargaba de desviarla hacia el campo político y no solo neutralizaba la demanda, te dejaba totalmente huérfano con posibilidades de reclamar cualquier derecho. De mas está decir que se distinguió también por sus métodos extremistas y gozó las antipatías de su tripulación.
Con el paso de unos pocos años, la militancia en ambas organizaciones creció y mucho. Tanto, que, a finales de mis tiempos en la marina mercante, las tripulaciones llegaron a estar compuestas por casi un 99% de esos camaradas. Se produce entonces grandes cambios en el comportamiento del hombre de mar y la pérdida total de muchas tradiciones heredadas de aquellos lobos que relevamos. La vieja familiaridad, camaradería y solidaridad que siempre identificó al hombre de mar, fue sustituida por el comportamiento que distinguía no al hombre por su cargo, lo separaba su ideología y obediencia a individuos que en muchos casos eran verdaderos cretinos. Hubo naves donde la cobardía de su mando se subordinó incuestionablemente al secretario del partido y posteriormente a la figura del "Comisario Político". Muchos de aquellos que mantuvieron esa actitud cobarde y en el peor de los casos, llegaron a ser verdugos de sus compañeros, viven hoy en los Estados Unidos y otros países disfrutando las bondades de un capitalismo al que siempre han odiado y renuncian a ocultarlo. No solo defienden al sistema por el que fueron incondicionales en la isla, abogan y hasta se atreven a combatir cibernéticamente a quienes exponen sus verdades o experiencias vividas en aquel macabro feudo. Los más timoratos acuden al pedido de un respeto por la "ética", la que ellos mismos no respetaron cuando levantaban la mano para condenar a un hombre en la isla. Les molesta que los hijos y nietos sepan el daño producido por sus antecesores, pero no cruzan una sola palabra de arrepentimiento ante los hijos y nietos de sus víctimas.
La lista de los "Bad Boys" que existieron a lo largo de todos los años que navegué, convertirían este trabajo en mucho más voluminoso que la Biblia misma. Los hubo en todas sus categorías y cargos, militantes o no, porque muchos de los que leen todo este recorrido por pedazos de la historia de la marina mercante cubana, saben perfectamente que también contamos con seres miserables que no militaban en organización alguna, fueron hijos de putas voluntarios.
Aquel sentimiento de independencia y relativa libertad que se respiró alguna vez en los barcos, se transformó en un verdadero infierno donde se llegó a pasar hambre, muchas veces no nos pagaban y lo peor, el régimen que defendían ciegamente todos esos pendejos que hoy infestan el exilio cubano, disponía de nuestras vidas a su antojo.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2017-04-20
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