¡A LIMPIAR QUE VIENE EL MINISTRO!
EL CONEJO IN MEMORIAM
Proa del buque escuela "José Martí" antes de ser hundido.
Nuevitas es uno de los puertos más importantes de la isla, siempre fue de un movimiento superior al de otros pequeños puertos del interior del país. Comencé a visitarlo desde muy temprano en mi profesión de marino, recuerdo haber transportado piezas para la planta de fertilizantes que se construyó allí y también para la termoeléctrica. Contaba con un espigón para el embarque de azúcar transportada en trenes conocido como "Pastelillo", los otros espigones y área de mayor actividad portuaria era conocida como "Tarafa", no recuerdo exactamente si contaba con atraques para cuatro o seis buques.
Nuevitas nunca fue un puerto sucio como el de Santiago de Cuba o La Habana, contaba con muy poca área de almacenamiento y como regla general las cargas eran movidas con mayor rapidez que en aquellos, era utilizado para la exportación de cítricos y azúcar entre otros productos.
Uno de esos días que me encontraba al frente del buque "Bahía de Cienfuegos" como Primer Oficial y encontrándose el Capitán en La Habana, veo un anormal movimiento en todos los espigones de ese puerto. Se encontraban detenidas las operaciones de descarga y los estibadores habían sido destinados a la limpieza de toda la instalación portuaria, nada me sorprendió. En Cuba te acostumbras tanto a las anormalidades, que llega el momento de encontrarlas tan normales, es que llegas a formar parte de ellas. Te conviertes en un poco anormal también y esto lo llegas a comprender solo un tiempo después de haber cambiado de medio.
Hacía bastante rato que la tripulación había desayunado, cada cual se dirigió a sus faenas y los que se encontraban libres ese día hacían su pequeña tertulia en el portalón. Se intercambiaban comentarios, chistes (cualidad que posee el cubano de reírse de sus propias desgracias), algunos hablaban de sus conquistas amorosas en ese puerto, etc. No nos percatamos de que por la escala había subido uno de esos trabajadores portuarios hasta que estuvo casi a nuestro lado, este individuo no era bracero, podía identificarse fácilmente por lo limpia de su ropa. Debía pertenecer al sindicato o tal vez sería algún activista del partido, tuvieron que pensar todos cuando lo vieron.
-Buenos días compañeros. Dijo el tipo cuando se encontró al mismo nivel nuestro.
-Buenos días. Respondimos todos por educación o puro formulismo, la gente mostraba casi siempre mucha indiferencia por estos visitantes, la mayoría de las veces subían a pedir algo.
- ¿Se encuentra el Capitán? Preguntó el tipo mientras recorría con su mirada el rostro de cada tripulante.
-No, el Capitán no se encuentra. Respondió el marino que se hallaba de guardia de portalón en esos momentos.
-Entonces debe haber un Oficial en su lugar. Dijo el visitante con esa característica autoridad que distingue al tarugo del trabajador, porque aspecto de dirigente no tenía.
- ¡Claro hombre! Mira, aquel es el Primer Oficial del buque. Le respondió el marino mientras le señalaba hacia mí, era lógico que no pudiera identificarme, yo no vestía uniforme.
- ¿Desea algo? Le pregunté sin darle tiempo a los anuncios comerciales.
-Mire compañero, solamente he venido a traerle la orientación de que limpien el barco, porque hoy viene el Ministro. Me soltó el tipo en una imparable ráfaga, como si evitara se le escapara una letra que provocara el olvido de algún detalle de esa importante misión a cumplir.
-Compadre, ¿quién envió ese mensaje? Le pregunté y lo noté sorprendido ante la pregunta, allí todos estaban acostumbrados a cumplir las órdenes sin cuestionarlas.
-Son las orientaciones que dieron en el Consejillo de la mañana. Me respondió con mucha naturalidad.
-Bueno, dígale a esos compañeros; que nosotros limpiamos el barco todos los días sin necesidad de que venga un ministro. Lo hacemos porque hay que justificar el salario que ganamos y porque de lo contrario nos tragaría la mierda. La gente me miró algo sorprendida cuando le dije aquello al mensajero. Es que allá cualquier cosa que se diga es un desafío o puede interpretarse de mil maneras, cada una de ellas para joderte.
-Bueno, compañero, yo solo cumplo con mi deber, usted sabe. Fue todo lo que alcanzó a decirme aquel infeliz.
-Yo sé que eso no es culpa tuya. Le respondí a secas, sabía perfectamente que él me comprendió.
-Bueno, compañero, hasta luego.
-Hasta luego, hombre. Bajó rápidamente la escala y lo seguí con la vista hasta la cabeza del espigón.
En la banda contraria a la nuestra se encontraba atracado el buque "XI Festival", parece que ya el tipo había pasado por allí. Se observaba mucho movimiento en la cubierta y hasta el Capitán se dedicaba a las labores de limpieza. ¡Qué imbécil es! Pensé. Si acostumbra a la tripulación a que lo vean realizando esas labores, el día que no lo haga es un indiferente y no colabora con la causa, allá él. El Capitán de aquel barco había sido alumno mío en la Academia Naval del Mariel, se llamaba Cañizares y le decían Cañitas. Había tenido un ascenso vertiginoso dentro de la marina. Decían las malas lenguas que todo se debió a un intercambio de favores entre Cañitas y el Conejo. Lo cierto es que los muchachos de su promoción todavía ocupaban plazas de agregados y marineros de cubierta. Situación en la que se mantuvieron muchos de ellos hasta el año 1991 que abandoné la isla. No solo eso, Cañitas sin tener experiencia alguna fue seleccionado para participar en la compra de un Roll on- Roll off llamado Hokkai, barco dedicado a la transportación de vehículos generalmente. Cañitas llegó a poseer un Lada cuando muchos veteranos capitanes de la flota no lo tenían y a los vanguardias se les entregaba el derecho a la compra de Fiats polacos solamente. No creo que se lo hayan entregado en nuestra Empresa, pero es algo que en aquellos tiempos era muy difícil lograrlo por cualquier vía. Gran amigo ese Ministro, no digo yo, es buenísimo y muy afortunado este muchacho, demasiado.
Llegó el momento esperado por todos los carneros que se llenaban con la presencia y palabras de algún dirigente del gobierno. Son momentos muy felices para aquellos que nunca han dejado de mover la colita, como los perros cuando llega el amo, instantes de orgasmos espirituales. Así se encontraban los dirigentes partidistas ese día, muy nerviosos con la visita de nuestro inflamable Ministro y la larga caravana de sus zánganos. Fueron pocas, diría que muy escasas las horas que se pasó en aquel pobre pueblo sin importancia. No era necesaria una larga estancia para discutir lo que siempre se ha discutido y analizado. ¿De qué manera se podrá reciclar la mierda?
¡Sorpresa! En aquella reunión salió un hombre de los pocos que no mueven la colita, ni se encandilan con el brillo de las medallitas. Fue un Ingeniero que presentó un proyecto para la reconstrucción del viejo espigón de Pastelillo y en dicho proyecto se contemplaba la construcción de un almacén. Tenía mucha lógica la propuesta de ese verdadero profesional, se trataba de un espigón dedicado exclusivamente a la exportación de azúcar en un país, donde son muy frecuentes las lluvias. ¡Pero, no! Se equivocó el humilde Ingeniero con sus buenas intenciones, aquel orgulloso y prepotente Conejo, quien no sabía ni papas de construcciones portuarias, ni era ingeniero, ni estaba capacitado para el puesto que ocupaba, le dijo algo al Ingeniero, aquello se escuchó como una orden.
- ¡Aquí no va almacén! El pobre hombre, sorprendido ante aquel criterio que tumbaba por tierra tantas horas de cálculos y de sueños, conteniendo toda su ira le replicó.
-¡Aquí si va almacén porque se embarca azúcar y hay épocas que llueve mucho! Hubo un gran silencio en el salón por parte de todos los "hombres" acostumbrados a mover la colita y se vio enrojecer de ira el rostro del incompetente y arrogante Ministro.
-¡He dicho que aquí no va almacén! Se oyó y estremeció aquel salón de perritos que movían sus culitos.
-Tiene razón, yo no sabía que usted era Ingeniero. Enrolló sus planos con toda la calma del mundo, se los colocó debajo de las axilas y concluyó. -No sé para qué me llamaron. Se podía oír el vuelo de una guasasa, hasta el propio Ministro, acostumbrado al servilismo y mansedumbre de los que mueven la colita, se quedó con la boca abierta. No sé si más tarde sancionarían al ingeniero por rebeldía, algo se comentó.
Motonave Pepito Tey atracado en el muelle de Pastelillo en Nuevitas.
Entre las grandes orientaciones dadas por aquel ilustre embajador del gobierno, se encontraba la que envió a los marinos diciéndoles que tenían la obligación de afeitarse, no se le ocurrió preguntar si en el mercado estaban vendiendo cuchillas de afeitar.
Poco tiempo antes de ocupar esa cartera, el Conejo había sido asignado como Capitán del buque escuela José Martí, solo que ahora vestía uniforme militar y estaba subordinado directamente a la Academia Naval y Marina de Guerra. Es de suponer que como el Martí tenía bodegas de carga y los militares en asuntos de carga y estiba, incluyendo estabilidad de buques son unos incompetentes, solicitaran la presencia de oficiales de la mercante para encargarse de estos menesteres. En esos tiempos, durante los cuales el camarada Romay se encontraba al mando de esa nave, el buque escuela era un prostíbulo y nido de alcohólicos. Los gastos que producían los militares eran incontrolados, debe suponerse también que el Conejo y comparsa, recibían muy buenas comisiones por las grandes compras realizadas en el extranjero, no comprendo como el ilustre Ministro se olvidó de esas cosas. Ya recuerdo, el Conejo debió lavarle los calzoncillos al Comandante en el viaje que dio a Jamaica a bordo de ese buque. No existe otro antecedente que lo avalara para ocupar el cargo de Ministro y volara por encima de la cabeza de militares con antigüedad y competencia.
¡Ojo! Que tampoco estoy cuestionando su preparación y capacidad técnica como Capitán, pero resulta que un ministerio tan complejo como ese, se aparta demasiado de las exigencias para gobernar un solo buque. ¡Cómo se gastó dinero en esa tontería de viaje y caprichitos del comandante! Imagínense que entre otras cosas, hubo que cortar el mamparo (pared) de entrada al buque para poder meter un piano en el que tocaría aquel pianista llamado Silvio Rodríguez. Esto lo cuento con el temor de equivocarme pues han pasado muchos años, hago mención de este hecho porque el buque era nuevo en aquel entonces. ¡De verdad que el Comandante nunca ha escatimado en gastar el dinero que no es suyo! Me ha dolido mucho dejar todo eso que tanto he amado, de verdad que me arrepiento.
Fue allí donde el Conejo solicitó enrolaran a Cañitas y en poco tiempo llegó hasta Primer Oficial, es cierto que el Ministro es un amigo agradecido. Bueno, fue enrolado también el hermano del Conejo (el gordo Romay) un tipo muy diferente al Ministro, chévere en el trato, jodedor, nada extremista y me parece que también subió como la espuma hasta llegar a Segundo Maquinista. No subió más porque el Jefe de Máquinas de ese barco era mi primo Fausto Sardiñas Lostal, un hombre de una capacidad técnica reconocida en nuestra empresa naviera. El Conejo siempre hizo sus esfuerzos por ayudar al querido hermano y en uno de esos viajes a Europa en los que mi primo se quedó de vacaciones, se llevó al gordo de Jefe de Máquinas. Luego y en una de esas averías que se produjo por ese continente, fue necesario mandar a buscar a mi primo con urgencia por avión. O sea, el ilustre ministro ya había incurrido en gastos innecesarios antes de llegar a ese puesto, pero tiene muy mala memoria el muy degenerado y se convirtió en el Chacal de los marinos.
Tuvo que haber jodido a mucha gente para llegar a ese cargo, no es fácil ser un anónimo Capitán de barcos y dar un salto tan grande, tiene que haber jodido bastante este Conejo militarote. El caso es que nunca se olvidó de los suyos, casi todos muy bien acomodados, me dijeron que un hijo suyo subió en la marina con la misma velocidad de los cohetes americanos y que el Gordo Romay llegó a dirigir una de las corporaciones navieras cuando la marina se desintegró. La mayoría de los buques fueron vendidos, dejando a miles de trabajadores de la mercante y la pesca sin empleo.
Hoy, la desgracia toca las puertas del Ministro, el hermano del Conejo metió la mano y se encuentra detenido en Villa Marista, bueno, no solo metió la mano, creo que también la pata y todo el cuerpo. Parece que el gordo desfalcó la compañía que dirigía, tal vez pensó que ya era capitalista, bueno, tampoco era socialista, porque en realidad no se sabe cuál es el sistema que impera en la isla. Se escachó el gordo y repito, el tipo no es mala gente, ¿cómo se sentirá el ilustre Ministro?, ¿con cuánto se habrá mojado en ese negocio?
Todavía hoy y desde hace cuatro décadas, cuando se conoce sobre la inminencia de la visita de algún dirigente del gobierno o partido, salen corriendo muchos mensajeros orientando que limpien. Lo hacen también cuando llevan a extranjeros para engañarlos y muchos hombres de esos que mueven la colita como los perros, cuando ven a su amo, salen corriendo con una escoba en la mano. Dicen las malas lenguas que actualmente el Conejo se encuentra de Babalao en La Habana. Esta nota la agrego hoy, quince años después de haber escrito estas desagradables notas. ¡Cómo cambian los tiempos.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
29-12-2000.
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